jueves, 16 de julio de 2015

El septyimo cielo en los ojos N°41 Edición Especial :Flavio Crescenzi


Publicación gratuita
DIRECTORA :GLADYS CEPEDA
LO PUEDEN ENCONTRAR EN FACEBOOK

 COMO "EL SEPYIMO CIELO EN LOS OJOS"
AGRADECEMOS LA DIFUSIÓN Y EL APOYO
ALICIA LORENA CALBAÑO (PRENSA)

 Logo:Ana Lucía Montoya Rendón


La sección La gaceta Ilustrada por una cuestion de espacio directamente 
la encontraran en el grupo de facebook las ilustraciones usadas en esta publicación son extraidas de google
 UN GRAN SALUDO PARA TODOS
Agradecimiento a la artista Mariela Kusner por el nuevo  logo para el grupo en facebook

 En esta oportunidad ademas podran encontrar muy buenas  notas de los autores Antonio Gonzalez,Alixia Mexa,y este número especial es para Flavio Crescenzi  prolifico y exquisito poeta,investigador , docente, excelente ensayista ,músico y mucho mas Para acercarnos  en su universo complejo y creativo de la palabra

martes, 14 de julio de 2015

35º aniversario de la quema de libros en Sarandí Por Antonio Gonzalez


Recordaron el 35º aniversario de la quema de libros en Sarandí



Fue uno de los hechos graves de la dictadura del ’76 del cual se cumplieron 35 años y que hemos comentado en varias notas periodísticas. Fue la quema de libros del Centro Editor de América Latina (CEAL) por parte del gobierno de entonces y la cooperación insólita de un juez provincial. Nos reconforta la memoria pública porque tanto los vecinos como el gobierno municipal, así como el escritores y periodistas no dejaron pasar por alto este triste aniversario.



En 1980, desde el depósito que la editorial alquilaba se trasladaron muchas toneladas de libros en camiones hasta el baldío de Ferré, entre Larralde y Lucena, para ser quemados.





El municipio y las biliotecas populares de Avellaneda organizaron el último 26 de junio un acto realizado en la calle Ferré, entre C. Larralde y Lucena, como repudio a la quema de libros. Una gran cantidad de vecinos, jóvenes, directivos de las bibliotecas y funcionarios municipales se dieron cita en el lugar donde se produjo la quema de más de veinte toneladas de ejemplares. Se escuchó el testimonio de una responsable de la editorial cuyos libros fueron quemados. Recordó a la CEAL, dirigida entonces por el editor Boris Spivacow, como «una locura de trabajo, pasión, discusión, risas y llantos». Además, compartió su recuerdo de la quema con los presentes.



En este acto habló además, en nombre de las bibliotecas, Antonio J. González, quien señaló el rol de esas entidades vecinales en la defensa del libro y sus autores. Para finalizar, el intendente Jorge Ferraressi sumó el decidido apoyo del municipio en este acto con la exhibición, sobre el muro de ese lugar, de fotos de aquel fatídico día de 1980 y la donación de libros a los asistentes al acto.



En la nota que en su momento publicó el escritor Mempo Giardinelli en un diario nacional decía sobre aquel triste episodio: «Ese 26 de junio de 1980 está en la memoria más horrible de la Argentina y escribo esto pensando una vez más en todo el dolor que todavía nos deben. Propongo recordar lo sucedido. Propongo que imaginemos aquel 26 de junio de aquel 1980. Día frío y gris, pero no llueve. La acción en Sarandí, partido de Avellaneda, provincia de Buenos Aires.
A corta distancia de lo que entonces se llamaba Capital Federal, vemos que de un gran depósito sobre las calles O’Higgins y Agüero (hoy Crisólogo Larralde) entran y salen camiones cargados de libros. Son veinticuatro toneladas de libros. En silencio, suboficiales, soldados y policías vacían lentamente el depósito bajo las escrutadoras severas miradas de oficiales del Ejército Argentino, algunos muy jóvenes». Recordó también a Boris Spivacow, «un respetado matemático de 65 años, hijo de inmigrantes rusos. Entre 1958 y 1966 había sido gerente general de Eudeba (la Editorial de la Universidad de Buenos Aires) y la había colocado en el pináculo de la consideración pública por sus colecciones de extraordinaria calidad y cuidado a precios populares».

Es bueno constatar que la memoria sigue encendida y viva, también en los barrios de la ciudad.

lunes, 13 de julio de 2015

NO OYES LADRAR LOS PERROS (JUAN RULFO)-Alixia Mexa


“Nunca es Adverso el camino, cuando quien avanza es el espíritu” (Alixia Mexa)
Así avanzaba el padre de Ignacio, con la adversidad y su hijo a cuestas, por uncamino empolvado, ortigoso, que es posible imaginar en la narración realistamágica del autor, un camino encerrado en la boca de la noche, con el brillo fosforescente de la esperanza, un camino impreciso de la humanidad languideciendo en el vientre de la tierra.
El cuerpo de Ignacio masacraba los pasos del padre… Juan Rulfo, tal vez presente en la imagen desdoblada del padre, en el extremo ambiguo del ser que sufre, que recuerda, que recorre el humo de la fogata de antaño, o posiblemente en la del hijo, enfrentando la muerte, rasgando el halito de vida que aun puede vislumbrarse entre las luces.
Las características de esta narración, son consecuencia de la formas de vida en que el autor tal vez tuvo noción en su juventud, en Jalisco.
El hecho de la retro visión tratando de justificar el planteamiento de la idea, de la red que Rulfo sabe tejer de manera magistral en la trama precisa y ambigua, que proporciona al lector la libertad de sujetar su propia versión de la historia, de imaginar su propio camino, de inventar o inventarse a si mismo, mediante el espejo que el autor crea con la constante del recurso literario mágicamente planteado a lo largo de la historia.
Una solitaria abyección de realidades en la dupla con vínculos directos de sangre, permeable a tragedias, odios y rencores manifestados que no logran opacar el amor paternal que Rulfo expone envuelto en los anteriores elementos.
La conciencia se hace presente, el corazón no se sumerge, parecen una
contraposición las palabras del padre, un conflicto interior que subsiste porque sabe que las acciones de su hijo nunca fueron buenas, que fue malo, dice, me viene a la mente entonces un pasaje de la novela de Cervantes cuando, en referencia a los hijos, platica con un hidalgo que se quejaba de que su hijo no era del todo bueno, a menos, no como el deseaba, a lo que el manchego le da su opinión sobre la influencia de los padres en su formación intelectual y de valores de la siguiente manera:
“ Los hijos, señor, son pedazos de las entrañas de sus padres, y así, se han de querer, o buenos o malos que sean, como se quieren las almas que nos dan vida; a los padres toca el encaminarlos desde pequeños por los pasos de la virtud, de la buena crianza y de las buenas y cristianas costumbres”… (Capitulo XVI, II Parte. De lo que sucedió a don Quijote con un discreto caballero de la Mancha).
Lo bueno, lo malo, la justificación del libre albedrio, que padre, me pregunto, no desea que su hijo sea el mejor, el mas dedicado, el mas correcto, sin vicios, perfecto en su persona, El personaje de Rulfo lo deseaba profundamente, el hijo escogió esa vida de bandolero, el decidió ser “malo”, el padre sufre enormemente, el padre sabe que su vástago no ha sido bondadoso, sin embargo, su amor paternal es superior a toda clase de recuerdos, toma como
justificante la memoria de su esposa, lo hace por ella, dice, pero que nos mueve, finalmente a hacer las cosas? Que fuerza nos empuja a “hacer” lo que aparentemente no queremos…? Solo es un pretexto, el padre no reconoce amar al hijo por sobre todas las cosas en su pensamiento ni en sus palabras, pero con su acto dice amarlo infinitamente.
La erosión del ambiente de la época de la revolución en México se plasma definitivamente en este cuento, las revueltas a que hace alusión el padre, las gavillas de malhechores, es una situación que invita a los pobladores jóvenes del pueblo a unirse al atraco, la adrenalina del temor, La falsa valentía? El ego irreductible? La decepción, la soledad?, El hostigamiento, el temor…? Que sentimiento predomina para tomar estas decisiones temerarias de ingresar al ambiente punitivo de tinieblas?
El tiempo es lo de menos, es circunstancial, mutable, ambivalente, regresivo, los sentimientos son los mismos, la madera arde de igual manera, el ser humano condensa, evapora o guarda lagrimas en su aposento, sin darse cuenta que una vez secas, la sal erosiona el espacio de su alma.
La verdad de todo es que el texto conmueve, además de fomentar la
imaginación, Rulfo siembra a través del relato la incertidumbre: Tonaya, van hacia allá, a buscar un medico, a buscar quien venza los estragos de una herida, mas las sombras de Tonaya son inmensas, curables solo al amanecer… el caminoa pie, el sudor mezclado con las tinieblas de la impotencia, el padre solo, porque el cuerpo de Ignacio va inerte, el padre no solo carga la soledad, que es de gran
peso, también lleva la angustia encerrada en el corazón, si tropieza con piedras,si sangran o ampollan sus pies no lo manifiesta, el padre guarda todo su dolor para dirigirse al cuerpo portador de su sangre en un casi monologo profundo y amargo: -“Te llevaré a Tonaya a como dé lugar. Allí encontraré quien te cuide. Dicen que allí hay un doctor. Yo te llevaré con él. Te he traído cargando desde hace horas y no te dejaré tirado aquí para que acaben contigo quienes sean.”
Ahora veamos a Ignacio más de cerca:
Un chico que pierde a su madre, un chico cuyo eje familiar ha sufrido un
colapso insondable para los demás, un chico desamparado, vamos.
Ignacio se queda solo , engulle la indiferencia y el desapego para
aparentemente sobrevivir, Ignacio es los jóvenes de todas las eras, de los tiempos del hoy, del estertor de la sangre en diferentes circunstancias, pero al final de cuentas… igual, porque siendo la sangre el sustento del alma, cuando esta corre y se pierde, es lo mismo. Ignacio es el sicario que sirvió a la sombra de lo ilícito, que al canjear vidas por dinero, rompe de una vez con todos los
márgenes que lo vinculan con su conciencia. Ignacio encarna la angustia delcorazón de los padres cuyos hijos escogen sembrar muerte… Ignacio es el fruto que pierde su lozanía enterrando sus valores en lo profundo de las fosas, es el hijo prodigo, la creación perfecta condenada a sucumbir de cualquier forma, es la pérdida de lo básico y elemental del hombre: su razón, es la concentración de las penas protegidas por un falso muro de poder, el orgullo
apagado…
Finalmente Ignacio y su padre llegan a Tonaya: Ignacio esta vacio, mas no ha muerto, Ignacio respira, Ignacio aun vive aquí, entre nosotros, se multiplica, rasga en la escoria… ultraja lo sagrado… irónicamente Ignacio jamás oirá ladrar los perros, ni podrá disfrutar del cielo azul, ni lavarse las manos, ni salir de la cárcel a que esta sometido su espíritu, su padre, aun llora, y en su infinitoamor filial… aun conserva la esperanza.

Flavio Crescenzi :Biografía

  nació el 20 de julio de 1973 en la ciudad de Córdoba, Argentina, y reside en la ciudad de Buenos Aires. Es Instructor Superior de Lengua y Literatura. Ha dictado cursos y seminarios de literatura a nivel medio y universitario, y coordinado talleres de escritura creativa, escritura académica y cursos de apreciación literaria en centros culturales de su ciudad y del Gran Buenos Aires. En la actualidad se desempeña como corrector de textos y prologuista freelance para diversos sellos editoriales. Desde 2009 colabora en http://www.lateclaene.com con artículos de crítica cultural y literaria. Fue incluido en la antología bilingüe español-italiano, Italiani D’Altrove (traductor: Milton Fernández; Rayuela Edizioni, Milano, Italia, 2010). De sus cuatro poemarios publicados, los tres primeros, Por todo sol, la sed (2000), La gratuidad de la amenaza  (2001), Íngrimo e insular (2005), lo han sido por Ediciones El Tranvía, y el último, La ciudad con Laura (2012), por Sediento Editores. En febrero de 2014, a través de Editorial Quadrata y la Biblioteca Nacional, apareció su ensayo Leer al surrealismo. 

Para saber mas acerca  de Flavio Crescenzi en estos sitios
 https://ar.linkedin.com/pub/flavio-crescenzi/42/51/942
https://www.facebook.com/flavio.crescenzi.56?group_id=0
 http://lanocheenblancodegranada.blogspot.com.ar/2013/09/los-versos-de-flavio-crescenzi-para-la.html
 http://todoslosciclosyeventos.blogspot.com.ar/2013/07/arte-poetica-por-flavio-crescenzi.html
 http://biografiadelosautores.blogspot.com.ar/2014/04/flavio-crescenzi.html
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 http://revistaislanegra.fullblog.com.ar/flavio-crescenzi-sus-respuestas-y-poemas.html
 http://proyectoculturalsur.net/alberto-luis-ponzo-y-flavio-crescenzi-entrevistados-por-rolando-revagliatti-en-isla-negra-2/
 http://griseldagarcia.blogspot.com.ar/2010/05/flavio-crescenzi-sonatina.html
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 http://paginadepoesia.com.ar/habl_pastrana_crescensi.html
 http://palabrasesencialesserantonio.blogspot.com.ar/2014/01/el-invitado-flavio-crescenzi-poeta.html
 http://esquinaparadise.blogspot.com.ar/2010/12/blog-post_06.html
 http://www.mandrakelibros.com/fichaLibro?bookId=166650
 http://poesiaenelcosmos.blogspot.com.ar/
 http://www.editorialquadrata.com.ar/perfil_coleccion_llaves.html
 http://www.madrimasd.org/blogs/CienciayPoesia/2007/12/28/81421
 http://www.cin.edu.ar/lua-presentaciones-de-libros-semana-del-18-al-22-de-agosto/
 http://www.madrimasd.org/blogs/CienciayPoesia/2007/12/28/81421
 http://www.elabridor.com.ar/radio.html
 http://antologiaenlarevista.blogspot.com.ar/2014/10/flavio-crescenzi-poemas-de-la-ciudad.html
 https://books.google.com.ar/books?id=BJstAgAAQBAJ&pg=PT88&lpg=PT88&dq=flavio+crescenzi&source=bl&ots=K7GOtlI7tQ&sig=QSeJf1la3LDxF7oVsbBoyCwFyKo&hl=es&sa=X&ved=0CEoQ6AEwCTgoahUKEwjcjdi_69nGAhXFkJAKHVJgDzM#v=onepage&q=flavio%20crescenzi&f=false
 http://www.consbuenosaires.esteri.it/Consolato_BuenosAires/Archivio_News/2011_09_05.htm
 http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-526-2003-04-07.html
 http://www.carasycaretas.com.uy/vigencia-del-surrealismo-en-literatura/

miércoles, 8 de julio de 2015

Fotogaleria -Flavio Crescenzi

evento poético en Lobos  en el marco del Festival Internacional de Poesía Festival Palabra en el Mundo.



  Librería Dickens, y vuelve a estarlo en ésta. Por último, la reimpresión de Historia del Surrealismo, de Maurice Nadeau, tirada que cuenta con un texto introductorio de su autoría.

 Piedra Y Camino, ciclo de poesía conducido por Daniela Scagliolay Flavio Crescenzi 







Inauguracion de Cuerpos , mutación y subjetividad con la curadora de la muestra y gran amiga María Laura García y el Señor en Letras ( si señor en letras dije) Flavio Crescenzi


Literatura argentina actual publicada en México por Sediento Ediciones





              AL FILO DE LA PALABRA Centro Cultural EL  MORDISQUITO

                                                 
 Lúgubres, entre candelabros y penumbras, entre cuervos y vampiros, entre poesía y gótica nostalgia, anoche le rendimos tributo a un gran difunto: el inigualable Edgar Allan Poe.

Gracias a Hernàn Ruiz Moreno , Lucio Greco, Vampire Destroy, Constelacion Del Gato, Damiel Adrián Castelao, Mariela Puzzo y a tantos otros por la magia compartida.


 

Flavio Crescenzi:Entrevista en tramos-e -Rolando Revagliatti


 Entrevista en tramos-e realizada por Rolando Revagliatti

          1 —Arranquemos esta charla, Flavio, con una breve descripción del entorno familiar en tu provincia natal, si todos se trasladaron a Buenos Aires o si sólo vos te viniste, y cuándo y cómo se fue sucediendo ese traslado.

           FC —Nada indicaba que mi nacimiento en la ciudad de Córdoba se iba a transformar en un hecho aislado y casi fortuito, sin embargo, el destino así lo tenía preparado. Mis padres estaban afincados ahí desde hacía varios años, pero al poco tiempo de haber yo llegado al mundo decidieron separarse (al parecer, en vez de traer un pan bajo el brazo, traje a sus vidas el cisma y la discordia). Mi padre, italiano, se quedó en Córdoba algunos años más; mi madre, ecuatoriana, viajó conmigo y con su madre (no se asuste, Rolando, me refiero a la madre de mi madre, no a la suya) a Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, donde fui bautizado. Antes de volver a la Argentina pasé con ellas todavía una temporada en Ecuador. Finalmente, aterrizamos en Buenos Aires. Si mal no recuerdo, fue en 1977. Sí recuerdo bien el Mundial de Fútbol del año siguiente, los festejos alrededor del Obelisco —con sus bocinazos y gritos y cantitos— y el llanto inexplicable en el que prorrumpí al verme en medio de tan insensato espectáculo, llanto que el tiempo y la historia después me aclararían.

           2 —Contemos que estuviste dedicado a la música. ¿Durante qué lapso, de qué modo? ¿Con qué tipos de música te has ido sintiendo más próximo desde tu infancia hasta la actualidad?

          FC —Así es, estuve ligado a la música desde muy temprana edad. En primer lugar, como oyente (confieso que sigo siendo un melómano irredento); en segundo lugar, como compositor e intérprete. Toco algo la guitarra y canto, lo segundo —según dicen—, medianamente bien. Pasé por varios estilos musicales, trazando una curiosa parábola que va del punk rock al jazz, y que pasa por el hard rock, el soul  y el funk. Desde luego, me quedo con lo último que hice, ya que tengo una marcada inclinación por la música negra. La música clásica por su parte, en especial Beethoven, siempre fue el refugio al cual retornaba luego de una dura jornada. Fue un período de más de quince años que me brindó muchas satisfacciones, incluso de aquellas que no me convendría mencionar. Sin embargo, me distrajo de mi actividad literaria e intelectual, que es lo que realmente me define y me completa.

          Considero, Rolando, que la música es la más completa y sublime de  las artes y, por tanto, que las demás deberían imitarla. En mi caso, cuando escribo, intento que mis textos estén de alguna forma atravesados por la música, ya sea sometiendo la eficacia del verso o el período elegido a una natural y universal eufonía, ya sea simplemente haciéndola aparecer como asunto. «Ama tu ritmo y ritma tus acciones», decía el pitagórico Darío, pues bien, a mí no me quedó más que obedecerlo. Aunque no siempre lo logro en los ensayos; los datos duros que recopilo usualmente carecen de melodía, y admito encontrar muchas veces cierta desafinación en mis conceptos.

          3 —Durante un período del «legendario» ciclo de poesía Maldita Ginebra acompañaste a su fundador, Héctor Urruspuru, en la conducción. Un ciclo que tuvo muchos tramos, varios coconductores y una sostenida singularidad. Es bastante probable que allí nos hayamos saludado por primera vez, en los últimos años de nuestros tan argentinos y descalabrantes noventas. Ese «ciclejo» —al decir del propio fundador—  merecería no sólo lo que módicamente  te voy ahora a pedir —una semblanza, tus recuerdos como asistente y como coconductor—, sino un verdadero ensayo (y vos serías, considero, el más idóneo para producirlo).

 

          FC —Sin dudas, Rolando, y es una asignatura pendiente, aunque desconfío de mi capacidad (no así de mi desfachatez) para llevar adelante tamaño proyecto.

           Maldita Ginebra fue un ciclo excepcional. A fines de los años 90 supo ser un nicho de resistencia cultural que le daba a la poesía de los márgenes un lugar de preeminencia. Esto, claro está, en un contexto socioeconómico complejo que permitía que muchos jóvenes  (y no tan jóvenes) vieran en la poesía una alternativa a la realidad asfixiante que los relegaba día a día. Conjeturo que ése fue el sello distintivo del ciclo, pero también el del gran poeta Héctor Urruspuru, amén del resto de particularidades que hicieron de esa propuesta una leyenda.

          Guardo muy gratos recuerdos de esos años. Conocí ahí mucha gente valiosa (amigos que aun hoy conservo, como vos, como también gente entrañable que se ha ido). Cada vez que pienso en Maldita Ginebra me sobreviene una inenarrable sensación de camaradería. Por razones que no vienen al caso señalar tuve que alejarme de la coconducción, pero seguí yendo en calidad de espectador en sucesivas oportunidades. Entiendo que el ciclo continúa, y de seguro continuará mientras que Héctor esté con vida.

          4 —La vez que me invitaron a leer al ciclo El Zoológico de Poetas me parece que no estabas en la conducción. Como sea, coordinaste allí junto a Coni Banus e Ignacio Osorio. ¿Cómo evaluás ese paso tuyo? ¿Y cuándo integraste la Contraferia del Libro? ¿En qué consistió, en qué año, cómo fue planificado ese ámbito de «resistencia», por quienes? Y enlazando con la pregunta anterior, ¿no has fantaseado con la concepción de un trabajo reflexivo sobre los alcances de los cafés literarios, ciclos de narrativa, festivales de poesía?

       FC —Mi participación en El Zoológico de Poetas fue en principio tangencial. De hecho, recién estuve de manera regular en el último tramo del ciclo. Posiblemente por eso no nos hayamos visto cuando fuiste invitado a leer. No obstante, estuve. Hay fotos que pueden probarlo.

          Pese a su nombre, el Zoo, en algún punto, quiso brindar una propuesta un poco menos «salvaje» que la que ofrecía Maldita Ginebra, pero para nada acartonada, como pueden serlo otros ciclos del ambiente. Coni e Ignacio son excelentes conductores, dueños de una dinámica interpersonal envidiable. Ellos le aportaban una cuota extra a todo lo que ahí ocurría. Creo que mi modesta contribución estribaba en darle un «toque intelectual» al negocio, algo que, por supuesto, ninguno de nosotros tomaba demasiado en serio. Los chicos continúan con el Zoo en otro lugar, ya que El Empujón del Diablo, que era donde se realizaba el ciclo inicialmente, cerró por razones asimismo «diabólicas». Recuerdo que el poeta Gerardo Lewin también colaboró con nosotros en algún momento.

          La Contraferia del Libro fue otra cosa, algo que quizás empezó como una bravuconada de borrachos, pero que paulatinamente fue convirtiéndose en una causa con muchos seguidores, tal como ocurre, sin ir más lejos, con la mayoría de las gestas. Pues bien, la idea de la Contraferia del Libro surgió también a fines de los 90, y fue llevada a cabo, por más de dos años, por un grupo conformado por poetas, docentes y estudiantes (dentro del cual estábamos, entre otros, Esteban Charpentier, Héctor Urruspuru, Daniel Perrota, Esther Pagano, Horacio Pérez del Cerro, Ignacio Osorio y un servidor). El reclamo que le hacíamos a los responsables de la Fundación El Libro se basaba en lo siguiente: entrada libre y gratuita, posibilidades concretas de difusión para los autores jóvenes y para las pequeñas editoriales, y un programa inclusivo de actividades, sin costo adicional, para cualquiera de los posibles visitantes a su evento central. De más está decir que la Fundación intentó acercar posiciones ofreciéndonos un puesto dentro de la Feria. Ofrecimiento que fue instantáneamente rechazado. Un libro de adhesiones, donde constan, entre otras, las firmas de Olga Orozco y Federico Andahazi —gente que en principio integra el gran mercado del libro, pero que supo solidarizarse con nosotros— es lo que queda como legado de esa fantástica ocurrencia.

         Ahora bien, más allá de la experiencia de la Contraferia, está claro que  la Feria del Libro de Buenos Aires opera como un agente difusor del concepto hegemónico de cultura. Es por eso que, aún hoy, me parece válido revisar críticamente lo que ese gran símbolo de la industria cultural representa. Digo, si en verdad queremos darle un definitivo sentido de emancipación a la cultura y liberarla así de su condición histórica de fetiche.

          En fin, tarde o temprano voy a tener que escribir acerca de todo esto, y por qué no también acerca de los ciclos literarios, como bien me sugerís. Intuyo que son temas que de una u otra manera están relacionados.

          5 —En 2006, además de participar como conferenciante en las Jornadas de Poesía para Docentes, organizadas por la Asociación de Poetas Argentinos, realizadas en la Legislatura Porteña, viajaste a Cuba invitado por la Revista Casa de las Américas, representando a la publicación uruguaya Diégesis, donde colaborabas como columnista. Por un lado, Flavio, me gustaría saber cómo han repercutido en vos estas experiencias, y por otro, cómo aquella otra en 2009, cuando convocado por el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), participaste en las mesas redondas acerca de Literatura de Vanguardia en Latinoamérica.

        FC —Sí, tuve la suerte de participar en diversas actividades de debate y reflexión, cosa que agradezco enormemente, ya que no concibo el trabajo poético sin la posibilidad de pensar y desarrollar una teoría que lo justifique, y que ésta, a su vez,  pueda exponerse ante un público más o menos receptivo.

          La jornada organizada por APOA, por ejemplo, fue muy interesante en ese sentido, ya que me permitió evaluar en tiempo real el alcance de mi exposición. Recuerdo haber preparado un material escrito sobre el papel de la imagen y la metáfora en los textos poéticos que se distribuyó entre los casi doscientos asistentes (dignas maestras argentinas en su mayoría). Creo que el resultado fue positivo, al menos no recibí ningún insulto.

          Mi viaje a Cuba se llevó a cabo en el marco de la gira presentación de la revista Diégesis. Gracias a esto, no sólo conocí la isla, sino también a Roberto Fernández Retamar, quien me felicitó por mi libro Íngrimo e insular, aunque cuestionó, no sin ironía, el epígrafe de Guillermo Cabrera Infante que elegí. Afortunadamente, para tranquilidad de CNN, no sufrí ningún apremio ilegal por parte de los temibles cubanos.

          En Oaxaca fui panelista en una mesa dedicada a vanguardias latinoamericanas, que proponía abordar temas tales como el sentido de la poiesis continental, la interrelación americana entre mito y relato histórico, la actividad del escritor como actividad filosófica, el valor del juego como actividad reveladora de otras realidades, la reivindicación de una estética latinoamericana y el desarrollo de una teoría crítica integradora que pueda dar cuenta de ella. Pero como te imaginarás, Rolando, mi intervención se limitó a hablar de mí, puesto que soy el único tema que domino con mediana idoneidad.

          Dejando las bromas de lado, y tal como creo haberlo expresado anteriormente, considero que este tipo de actividades son el correlato necesario para quien se dedica tanto a la crítica como a la creación literaria. Resta decir que espero que instancias como las que describí se sigan realizando a lo largo y a lo ancho de nuestro continente, fundamentalmente en tiempos convulsivos como los que corren.

          6 —En el prólogo de tu primer libro, el poeta Daniel Barroso afirma: «Los temas recorren la impronta metafísica; la vulnerabilidad de las cosas, el imaginario personal y una cosmogonía entre solemne e irrespetuosa. La sorna y el sarcasmo, prodigan un equilibrio inestable…», y en el prólogo del segundo, advierte el poeta Horacio Pérez del Cerro: «El mundo debería tener la prudencia de no molestarle las espaldas a Crescenzi […], incomodarle con sonseras como la esquirla cotidiana, el estampido de su propio silencio”. ¿Cómo considerás que prosiguió tu poética en los siguientes dos libros publicados, y en lo que tengas inédito? Y, claro, si tenés ya algún poemario listo, ¿cuál es su título?

          FC —Bueno, a decir verdad, creo que los primeros dos libros fueron intentos, búsquedas de una voz, digamos, personal. El resultado es apenas anecdótico.

          Mi primer libro me parece hoy por hoy completamente extraño, escrito por alguien que no tiene nada ya que ver conmigo. Creo que el germen de lo que sería una estética propia sólo puede verse en uno o dos poemas. Coincido, no obstante, con las palabras de Daniel, quien quizás por generosidad, quizás por los vinos prometidos, supo definir aspectos que aún hoy persisten en mi escritura (y quizás incluso en mi vida), sólo que en aquel entonces no sabía bien cómo plasmarlos.

           La gratuidad de la amenaza fue algo diferente. En ese libro intenté abandonar la retórica que predominaba en el primero en beneficio de una poética más agresiva, donde los elementos surrealistas que supuestamente me caracterizan comenzaban a ordenarse y a mostrarse. Fue un libro profético en algún punto. Su aparición coincidió con el fatídico 2001, y creo que en cierta forma sus páginas están impregnadas del espíritu insurrecto de la época.

          Íngrimo e insular fue un libro meditado, un libro que podríamos tildar de conceptual. Es con el que llegué a encontrar mi propio lenguaje poético, la gramática personal tan arduamente perseguida. De hecho, lo concibo como mi primer libro verdadero, aunque sé muy bien que fue la síntesis de un proceso dialéctico constituido por Por todo sol, la sed (la tesis) y La gratuidad de la amenaza (la antítesis). A partir de ahí, tomé plena consciencia de lo que quería hacer con mi escritura, escritura barroca, surrealista, latinoamericanista, a contrapelo de las modas imperantes, si se quiere, pero mía.

          La ciudad con Laura sólo se publicó en México y, por lo que tengo entendido, tuvo bastante aceptación. Estuvo en la Feria del Libro de Guadalajara el mismo año de su aparición e incluso estuve invitado por el editor para hacer una presentación, aprovechando el auspicioso contexto. Mis compromisos laborales me impidieron asistir. Con respecto al contenido, sólo puedo decirte que sigue la estética del poemario anterior, con la diferencia que en el último incluyo prosas poéticas (de largo y corto aliento). El título alude, como podrás apreciar, al libro [La ciudad sin Laura] de Francisco Luis Bernárdez; sin embargo, la pequeña diferencia que se advierte marca una distancia no sólo vivencial, sino también estilística. Mi ciudad cuenta con una Laura (mi mujer), y mi estilo difiere ostensiblemente del de Bernárdez. En definitiva, se trata de un libro intimista y metapoético, y quizás también un intento de polemizar con un difunto.

          Un quinto libro está en preparación.  Probablemente lo titule Jazz mood, y constará de breves textos en prosa que, por un lado, le rindan homenaje a las grandes figuras y temas de este género que me apasiona, y por el otro, den cuenta de lo que el jazz me produce como escritor y como ser humano. Un trabajo que remite a mi pasado y a mis gustos musicales.       

       7 —¿Qué se siente —más allá de la obvia satisfacción—, que unos meses después de su edición (y con el respaldo de la Biblioteca Nacional de la República Argentina) ande socializándose tu primer volumen ensayístico? ¿Prevés la reunión en otro de tus artículos publicados en la Red? ¿Cómo podría titularse ese volumen?

          FC —Honestamente, Rolando, siento que un círculo por fin se cierra para que otros, inimaginables, comiencen a abrirse. La poética surrealista. Panorama de una experiencia inacabada fue el resultado de una serie de cursos que dicté sobre el tema durante 2012 y 2013. Desde luego, ante la propuesta por parte de Editorial Quadrata de hacer un libro, me esmeré para darle un poco más de enjundia a los apuntes que oportunamente les había preparado a mis alumnos. El producto final es bastante atractivo, sobre todo porque le ofrece al lector la posibilidad de tener un muestreo bastante amplio del movimiento surrealista; pensá que es el único libro publicado en la Argentina que se ocupa del surrealismo desde su protohistoria, auge y caída en Francia, hasta su paso por España,  Latinoamérica y Argentina. No es la primera vez que la editorial trabaja con la Biblioteca Nacional, sin ir más lejos, ahí tenemos la conocida colección Pensamientos Locales. Pues bien, mi libro integra una colección similar, llamada Llaves de Lectura.

          Con respecto a mis artículos publicados en la Red, confieso que sí me interesaría reunirlos en un libro alguna vez. Podría llamarse Elogio del buen lector, o algo así. Creo que hay material de sobra. No sólo están los artículos que escribo para La Tecl@ Eñe, por ejemplo, sino también algunos prólogos sueltos que me parecen rescatables. Pensar que a La Tecl@ la conocí por vos, Rolando, por tu intermedio, por tu desinteresada gestión.

        8 —En una entrevista «sin desperdicio» que Federico Zambrano realizara a Daniel Freidenberg, éste declara: «Una de las cosas de las que más me alegra haberme desprendido es lo que llamo “la política de la poesía». Y después explica lo que para él sería ese concepto. ¿Qué sería para vos, Flavio, a qué te remite «la política de la poesía»?

        FC —Qué interesante. Estoy familiarizado con el concepto de «poesía política» (aunque quizás toda lo sea), pero no con el de «política de la poesía». Supongo que tiene que ver con el lobby que hacen ciertos poetas con los grupos de poder, con las camarillas que supuestamente otorgan consagración y prestigio. Aunque parezca mentira, este tipo de prácticas existen en el mundillo literario y a veces alcanzan ribetes de profundísimo descaro. En los ochenta y noventa esto era moneda común. Hoy en día quizás haya adoptado formas más estilizadas.

       9 –Muchos escritores han sido alguna vez «libreros», vendedores de libros, propietarios de alguna librería o han tenido a su cargo un puesto de compra, venta y canje de libros y revistas en ferias artesanales o conjunto de puestos totalmente del rubro (una: en nuestra porteña Plazoleta Primera Junta). Vos lo has sido. Y con diversidad de tareas. Te pido que compartas con nosotros dónde lo has sido, cómo te fue, qué te pasaba cuando facturabas literatura basura o autoayuda.

       FC – Fui librero por un período de aproximadamente doce años. Los primeros diez como empleado; los últimos dos como dueño de una pequeña librería que no obstante tenía  elevadas pretensiones. Cometí desde un principio el error de creer que una librería era un templo del saber y de la cultura, cuando, en el mejor de los casos, es un lugar donde se venden libros.

          Desde luego, los libros que más se venden no son los que uno recomendaría. Esto es un hecho sin lugar a dudas frustrante, hecho que no supe afrontar siquiera cuando tuve mi propio local. Supongo que tiene que ver con lo que hablábamos antes, digo, con  la industria cultural y con la dinámica que exhiben sus múltiples manifestaciones.

          Por otra parte, saber que mucha gente está dispuesta a pagar una cifra descomunal por un libro de autoayuda o por una novela de suspenso mal traducida, pudiendo adquirir por menos de la mitad de ese precio alguna buena obra literaria o filosófica me llena de indignación. Ni hablar de la venta de poesía. Cuando decimos que «la poesía no se vende», no sólo estamos haciendo alusión a las virtudes éticas del género, sino también a una incontrovertible estadística de mercado.  

    10 – ¿Para vos, «Un estilo perfecto es una limitación perfecta», como sostuvo el escritor y periodista español Corpus Barga? Y siguió: «…un estilo es una manera y un amaneramiento».

       FC –Considero que todo autor, independientemente de las influencias que haya recibido, debe procurarse un estilo. Ahora bien, no debemos confundir «búsqueda de estilo» con «esteticismo». Lo segundo, en efecto, paraliza, y hasta conspira en contra del lector.  

          Creo que lo que a veces sucede es que las «maneras» se vuelven «amaneramiento», y esto hace que el autor se vea poco creíble, poco genuino. Ocurre con frecuencia también algo distinto: que el lector, acostumbrado a formas más bien simples, ve cualquier intento de superación discursiva como un exceso, como un innecesario barroquismo. Resabios, pienso yo, de la lógica utilitarista en la lectura poética que, por el contrario, debería ser plenamente desinteresada.

 "Fuente: http://lateclaene.wix.com/la-tecla-ene"

Íngrimo e Insular.-Flavio Crescenzi


I
pie sobre un pie que se demora
huella en la tarde que barre las playas divididas
sombra de rascacielos o de palmera seca
sombra de chimango o de avioneta tardía
sol que con abrazos detenidos quema
sol que nada del sol hasta el ocaso

todo lo que me rodea es infinito
mar en la tarde mar de la mañana
agua por donde el corazón me lata sus unciones
resignados los ojos y los besos partidos
los ecos de tierra o de cemento tibio

la soledad es una piedra mal pulida
un islote atestado de chacales
donde pesan las voces de pasto chamuscado
y los patos silvestres surcan la tez pálida del cielo
como peces sutiles que son también graznidos

cuac en la tarde cuac de la mañana
la soledad siempre sabe a isla
enciende con recuerdos los motores del día entumecido
y al lastre demediado de la historia
lo oprime contra el pecho
como si fuera un ruiseñor que pía





II

para llegar al fondo de las cosas
es necesario teñirse de plomo las miradas
que caigan con el peso de los párpados sedientos
con el roce de una cadena de sal inagotable
hasta saciar el hambre de siglos o de impactos
que a los ojos llenos siempre de memoria
les destroza su vital dulzura de horizonte

todo pasa y se desarma en bisagras o adulterios
todo mueve el dedal del tiempo que no cesa
todo es flecha de carmín o vino endemoniado
porque los ojos son las persianas de la noche
y la noche una madriguera de insomnios contenidos

pararse así sin más reservas
en el centro geográfico del mundo que no nace
en ese discurso secretísimo que baila a grandes saltos
en cada silencioso volcán o juramento
en el ombligo que desde lejos abriga las palabras



III
tu rostro es un país donde no llueve nunca
salvo flores o jaguares blancos
labios emplumados o rubíes
que como un fruto de colores dulcísimos
en la anaranjada tarde se desgaja

a tu rostro lo rige la estación más verde
adonde van a dar todos los trenes vegetales
llevando de aire a aire su cargamento de ocres fúnebres
en un ademán de muerte o de resuellos últimos

yo soy el prisionero de tu rostro
insular y náufrago de adioses
puercoespín del viento
señor de los minerales blandos
provocador de los más tiernos derrumbes

qué festín de náuseas espejadas
qué mísero rosario susurrado
podrá entonces retener
tanta espesura final sin degollarse
hacerme caracol ciudad o madreselva
gemir el polvo náutico perfecto
soplo total de un incendio desatado




V

pepitas de miel o lirios limpios
llaves que tuercen la piel y los ramajes
todo en un súbito quejido verde
todo en torbellino e implosiones verdes
verdes como el follaje gris del patio que me obstruye
y el patio es un paladar que construye con saliva sus jardines

muere una imagen crece una paloma
crece una llanura muere un hormiguero
roncos los cuerpos resentidos y el agobio
muertas mis iglesias ya sin campanarios
ronca la música que se extiende lentísima

en la noche del sueño y las orejas húmedas
no todos los gatos son pardos ni gatos todavía
no todo lo pardo es ceguera reluciente
un miau es un chasquido de dedos como víboras
un maullido puede ser también una pradera

yo capto el abismo y la memoria limpia
desde el dolor del ser y del no ser me reincorporo
y miento si digo que esta osadía miento
como he mentido siempre que me extraigo
las claras rebeldías de un sótano de fuego
sótano letal como tus labios que no mienten
y saben tumbarme de amor los remolinos




VI

los toros de mabel
los toros de lucía
los toros de ana laura cristina o de viviana
los toros de un cielo oscurecido por los toros
el toro que emerge de sí mismo

los toros evocados
los toros ateridos
los toros de bernarda
los toros de mónica beatriz o los de alicia
los toros que cuelgan de mi cuello
los toros que suben por mis piernas
el toro que es la noche con su único cuerno carcomido

los toros de valeria
los toros de un telar con figuras de toros
con figuras de toros de tela y de durazno
con toros que como una ráfaga asesina
embisten la memoria taurina de los hombres

los toros de patricia
los toros de griselda francisca o susanita
los toros que son espuma en un océano de toros
los toros que pescan los toreros
con sus capas y sus pestañas larguísimas
los toros rojos sangre de toro malherido
los toros de maría belén o de fulana
los toros que se embriagan apuñalan y perecen

los toros toropintos
los toros torozambos
los toros torostoros
los toros torotumbo
los toros de lorca y aleixandre
los toros engreídos por torearse
los toros que contienen el planeta
los once toros desbocados que dijiste
los doce toros con alas como cruces que olvidaste
los toros de miura y altamira
y todos los que me queden por faenar
y dirimirles sus tristezas de toros abrumados
desde mi más honda desgracia azul y remotísima
olé





X

hasta aquí el cuento no narrado
las purgas elementales y las risas
el gozo o los silencios de algún agosto herido
herido como ave en pleno vuelo
que vuela sin embargo para no morir pedestre

hasta aquí el discurso caótico del lino
que nace en un puño entreabiertos de metales
para desembocar en la oceánica solicitud del suelo
y hacer del suelo un lugar perenne
fresco como un silbido de perfumes

de ahora en más quién sabe
porque saber no es presentir ni hacernos caso
saber es más bien aceptación o lágrima o cristales
quebrarlos o no pero quebrarlos
hacer con el diente un diente solo
pupilas en las yemas de los dedos
manos como racimos de dedos con pupilas
de ahora en más no sé
cómo saberlo



XI
el cuervo
el cuervo indefinido el cuervo cuervo
el cuervo que amanece de luto y se acuesta de duelo o de sandalias
el negrísimo cuervo de garras como lámparas
el cuervo cuervo indefinible

más vale cuervo incrustado sobre las retinas hondas
que mil sobrevolando con sus voces ganchudas
con su viudez de aire y de escándalo encendido
con su violencia de verdugo cervical o de pantano
que oprime al ánade de picos como palas
de palas como picos grandísimos
de palas palas palas y picos picos picos

el cuervo es esa incógnita severa
que gravita como una nube de amenazas oscuras
en las plegarias que tal vez broten de mi voz
la nube que crezca al fin y se doblegue
derivando en una tempestad de diamantes incoloros
en una tormenta de cuervos cuervos cuervos

ya sin otro color que el ojo lleno de plumaje
ya sin otro cielo que el cielo negro de los cuervos
soy todo alarido de cuervo o de fatiga
nevermore las lluvias nevermore los vientos
soy el cuervo cuervo cuervo que acalora
desde mis pies la tierra que extermino






XII

ah la palabra larga como una carretera bizca
los signos que son siameses aulladores
yo soy la lombriz que asoma sus fierezas cínicas
la lombriz que por los intersticios del lenguaje secretamente se sustrae
para preñar cada sílaba con detonaciones grises

yo he violado a las oraciones y las vocales magras
yo soy el sátiro del verbo y las detonaciones grises consumidas
las he llenado de escombro y de mercurio líquido
las he hecho estallar y formar con sus fragmentos lagos deliciosos
cada fragmento es además una luna indiscreta y muda
el vórtice del huracán que lleva mi nombre es su molino

hasta aquí la tarde hasta aquí el otoño
díganle adiós a los ciervos sensibles
a los ciervos con paraguas en los cuernos
a los ciervos a prueba de infidelidad y chaparrones
los ciervos que al portar un accesorio o una antorcha
son también un signo lacerado por mi mano
una palabra más embarazada por el cincel del tiempo
una exageración de mi modestia destructora o de mi risa

le perdí el terror a la tautología déspota
le perdí el terror le perdí el terror
miren cómo no muero en el gemido del fuego hecho palabra
miren cómo juego con lo que designa las cosas innombrables
otra vez miren cómo paren las sílabas dormidas
miren su confesión de sangre nuevamente
miren mi vida vida vida
ah el viento que refresca mi rostro con postales



XIII

de mi pecho brota una mujer de lienzos y acuarelas
una mujer que brota y brota y desdibuja
en su cabellera que es una telaraña vencida
en los movimientos bruscos de su mentón de dunas
un tejido de humo o terciopelo claro

esa mujer no se me desprende ni nunca se me esconde
es un apéndice de mi tórax anodino
crece y se abre pesada y reticente
es un colibrí o una peluca astuta
un golpe de ceja o de trombón hirviendo

me niego a ser también mujer con este pecho
con esta bóveda que cumple una función de templo vertebrado
yo trato y trato y trato de impedirla
de aferrar y detener a mi mujer creciente
pero me nace igual por la mirada
que llena de mujeres inmensas lo que veo


 XVI

el gong de Góngora resuena todavía en mi oído de ciruelas
arranca del invierno un arcoíris de párpados salados
los sopesa y pesa con colgantes diminutos
los hiere de sonidos o barcos primitivos
nos llena de liras la lírica vista entretenida

los verdaderos poemas son incendios dijo el antipoeta y mago
un poema debe ser una debacle del intelecto dijeron los del cuartel general de la poesía
yo sólo sé que he decidido prenderle fuego a mis cuarteles con poemas
quemar sus campos con su sonrisa de mazorca
porque el maíz es la dentadura postiza del campo cuando ríe

allá vienen mis tambores mis gaitas mis trompetas
escuchen la música que anticipa el ritual del fuego
escuchen el trueno criminal y sus marimbas
la voz del horror y de socorro de la luna
porque la luna es una piedra arrojada contra los parabrisas nocturnos

ya llegan mis quijotes para vencer a los molinos disfrazados
ya llegan con molinos mejores en sus lanzas suicidas
llegan con poemas incendiarios y debacles de sentido
llegan por las pantorrillas y las orillas oníricas
llegan con tedio y amor pero triunfantes




XX

ahora quién le cantará a la noche sus milagros de bruma
quién al mar de nata y enemigo
al mar que es una novia hermosa vestida de corales
de corales y algas y naufragios
el mar que se expande azul en las retinas

quién arrojará sus ojos como dados siniestros
como dados siempre de una misma cifra
la cifra es uno o dos según cómo se mire
porque al ojo hay que darle sus certezas
dejándole un temblor en las intenciones o las apuestas absurdas

quién se atreverá al poema después de tanta lengua desprendida
quién a romper las vallas del silencio con algún bramido terco
quién ahora que voy a sumergirme en las gargantas del sueño incomprensible
si todo lo posible ya se ha dicho
en una voz que es el continente de las palabras lúdicas

quién se apropiará de este arsenal que vengo robándole al oleaje
quién administrará mis vocablos de redes o misas invertidas
quién será el profeta o el puente entre mi ceja y mis delirios
el capitán del barco que se hunde o se pierde en la memoria de los barcos
navíos que como bueyes flotan en el aire ya sin alas



XXI

ssshh
silencio
que el mar es ahora el único murmullo
y yo su único intérprete con vida
ssshh
que puede despertar y devorarnos

Una selección de poemas de Íngrimo e Insular.

El septyimo cielo en los ojos n°60