lunes, 11 de abril de 2016

Crónica de Julia Del Prado Morales

El jueves 28 de mayo visité la biblioteca del Establecimiento Penitenciario de Carquín. Estuve acompañada por el bibliotecólogo Henry Chávez, de la DEBAE.  Carquín es un distrito a nivel del mar, una caleta cercana a Huacho  dentro de la provincia de Huaura, departamento de Lima. 

Henry labora para la Dirección de Bibliotecas Académicas y Especializadas (DEBAE), ubicada en la Biblioteca Nacional del Perú, sede de la Av. Abancay. Fui invitada por las amigas Rosa María Merino y Cecilia Ferrer Mariátegui, quienes son responsables del Programa de Bibliotecas Penitenciarias, a través del cual se realizan diversas actividades de canalización y promoción de la lectura en los penales del país.

El profesor Jaime Alca es el director del CETPRO “San Judas Tadeo” de dicho penal desde hace un año  y fue quien nos condujo a su biblioteca, en donde nos esperaban veinticinco internos y una colección aproximada de 1 000 ejemplares, bien ordenada en estanterías de metal.
                                                             
                            Con la sonrisa en los labios, escucharon las travesuras
                                                     de Alicia y sus amigos
 Luego de ser presentados por el profesor Alca a los internos, el Licenciado Henry  Chávez hizo un monitoreo de la biblioteca, a través de la cual pudo constatar el nivel de eficiencia y disponibilidad que se puede dar a estos internos deseosos de aprendizaje y lectura. 

Cecilia  me sugirió que llevara mis libros y que con ellos hiciera una sesión de lectura. De la bolsita mágica o lámpara de Aladino empezaron a salir, uno a uno, algunos de ellos. Sentí la mirada de los lectores. Y así se inició con La tortuga Alicia, leyéndoles algunos versos (libro hecho en verso, para niños y adolescentes) en un diálogo dinámico y emotivo. Paraba, los escuchaba. La recepción fue de encuentro con personas, con seres que aman  la lectura y además tienen la experiencia vivida por mares y tierra de este nuestro país y nuestro mundo.
Ellos, de diversas edades, de diversos tiempos y oficios,  desde los 30 hasta los 80, en un trabajo de introspección paseamos por los océanos Pacífico y Atlántico, por los canales de Suez, de Panamá y del futuro canal de Nicaragua, por la peña en España llamada: Perejil.  “Perejil, jil, jil”… Se reían de los nombres que les había puesto a los personajes de Alicia, la tortuga. Caminaba como pez en el agua.  El delfín gana al tiburón siempre, me dijo un anciano. Y así fuimos hasta Lobos de afuera, Lobos de tierra. Y al lago Titicaca.  A nuestros dioses. 

Sirenas y ondinas. Tritón y la mar, no el mar. “La mar bota a las mujeres hacia afuera” dijeron varios de ellos y a “los hombres se los lleva”. “La mar es mujer”, confirmó otro. El “lago es hombre”.  Por supuesto, el río.  Y así llegó la luna-mujer hecha leyenda y poesía.  Tendido de sol maduro con la risa de nuestra América morena. La Pachamama y la Madre.
Jipirapafapa, les comenté que es una historia que está dedicada a mi única nieta Lola. Qué les dice Jipirapafapa, pregunté. Y la respuesta fue inmediata,  juego de palabras: Jirafa.  Me quedé anonadada como la historia de esta Jirafa y la leche asada. Sherezade vino a este puerto y con ella las Mil y una noches. Hablaba con lectores-escritores. Uno pidió un diccionario francés-español, español-francés porque él leía en francés. Un ciudadano francés que había estado en el Centro Penitenciario  le había enseñado al peruano el idioma francés. Y junto a él otro abrazaba las Narraciones de Edgar Allan Poe. Cuando lo vi ahora  vaya a los poetas malditos, a Bukowski, a Artaud, a Verlaine y a Baudelaire –entre otros- expresé.  Apuntaba. Apuntaban.

Están sus niños  de por medio, les remarcamos Henry y yo,  los que los visitan los domingos, así que les recomendamos que los escucharan, que dialogaran de sus sueños, que escribieran en papel lo que sus niños les dejaran; fomento al diálogo y la lectura con la siguiente generación.

Unos se tocaban el corazón y hablaban de él, otros me enseñaban sus diplomas como escritores de cuentos e historias que les había otorgado el Director del CETPRO.  Algunos mostraron su interés en participar en concursos. Uno me hizo la pregunta de cómo se podía comercializar los cuentos en nuestro país. Les dije de algunas dificultades con el libro en nuestro país, de las casas editoras, de las librerías. Y, por supuesto, de la falta de bibliotecas infantiles, escolares y públicas en el Perú, lo cual fue confirmado por el colega Henry Chávez  y como en otros países como Colombia, Chile, Costa Rica, entre otros, había una educación planificada en años y por consiguiente bibliotecas como almas receptoras de lectura. 

Conocen lo que sucede, lo que pasa, las mafias, la corrupción y otros. Claro, cómo no.

En un momento salió a relucir Vargas Llosa y García Márquez, los tipos de escritura, las técnicas en las novelas, el realismo;  el realismo  mágico maravilloso en América Latina.  Comentaron de  La ciudad y los perros, de la novela y de la película, de la actuación de Gustavo Bueno, el que ahora actúa en la telenovela Al fondo hay sitio y conserva su capacidad actoral.  De Pantaleón y las visitadoras.

Cuando les hablé algo en este tiempo breve del libro Encuentro con Huacho y allende los mares, surgieron las migraciones. E inevitablemente vinieron apellidos y el aporte de estas migraciones a esta provincia. El interés crecía de los que son de esta zona. Escuchaban con interés y atención.   Uno de ellos me reconoció por la labor que alguna vez hice en lo que fue la “Biblioteca  Pública Municipal de Huacho Domingo Torero Arrieta” (hoy no existe) y dialogamos, muy a nuestro pesar, de su final y de la falta de comprensión de parte de nuestras autoridades locales y regionales, al respecto.
Y Detrás de la aldaba, libro calientito como comentó  Henry, vino casi como remate con tres de sus micro-textos. (Monterroso y su dinosaurio).  Nacimiento: “Zeus toma el cuerpo de la Ballena de Jonás para seducir a Moby Dick. Poco más tarde nace un pececito, y es dorado”.  Sus ojos se agrandaron, sus sonrisas y aquellas miradas tristes se tornaron con sabor a chocolate.  Moby Dick y Melville, dijo uno.  Y el pececito que nace, es dorado. Rieron.

El tiempo llegó a su fin, Henry tomó la palabra para agradecer y felicitar a Jaime Alca, director del CETPRO, por su trabajo y por esta jornada. Uno de los internos nos agradeció y habló del perdón y dentro del perdón del olvido. Como conclusión de ese perdón y del olvido en el perdón, esa palabra que mueve al mundo: amor.

Fotos dentro de la Biblioteca que tiene el nombre de uno de los escritores huachanos del siglo pasado: Antero B. Rosadio López, aquel que nos dejó Soldaditos de plomo y Orquestas infantiles, en poesía.  Las fotos finales en la puerta de la Biblioteca que curiosamente dan  a un patio adornado por tortuguitas terrestres, en cerámica. 

Salimos con la satisfacción de la tarea cumplida y de haber dejado en ellos un momento diferente y con sabor a “En toda el alma hay una sola fiesta”
 http://bibliotecasencontextodeencierro.blogspot.com.ar

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