Por Ernesto Rodriguez del Valle. poeta y difusor cubano
Aquí está Julia del Prado (Lima, Perú) sin artificio alguno, sin maquillaje verbal ni seudónimos literarios. Una mujer metida de lleno en la literatura y por la cual, su mundo se mueve a más de 24 horas por día y su vida más veloz que 60 segundos por minutos. Tal vez porque sus raíces son arequipeñas por parte de padre y madre, su sangre sea como lava volcánica dentro de sus venas. Además de querer a Arequipa y a Lima, se entiende mucho con la selva de su país, “Me atrae. Me subyuga, su paisaje, sus leyendas” dice. Y hay un libro para niños que tiene gran base en ella: Cabriolas. Quizás el Misti o el Pichupichu la hayan influenciado a la hora de escoger las palabras como su modo y forma de identificarse ante la sociedad.
Mujer muy activa. Por lo tanto, con poco tiempo para exponer su imagen a entrevistas, reuniones, etc. Pero aquí la traigo rescatada con una carga al machete al estilo del General Máximo Gómez, para que argumente sobre Julia mujer, Julia escritora, esa ambivalencia que existe en todo ser humano pero que, en los que entregamos parte de la vida en letras, es algo diferente, no común y a veces hasta agotador.
Mi primera pregunta va directa a su infancia,
1.- ¿Cómo recuerdas el lugar de tu infancia, en Lima, tus primeros juegos y actividades escolares?
El lugar de mi infancia, simplemente lo recuerdo con amor, amor al patio de la casa de las abuelas donde los niños y adolescentes jugábamos a la gallinita ciega, a la soga, al mundo y la rayuela. A la cercanía de libros en la casa de la tía abuela donde los niños leíamos en el suelo, en redondo, en círculo, apoyados por los tíos. Y hablábamos con los fantasmas. Tenía un amigo secreto, se llamaba Aposento, en mi casita de Lince. Los patines en competencia. La infancia ligada a la bicicleta que iba, de mi barrio al barrio de mi abuela materna cada martes o miércoles, en particular visita. Y al patinete de la prima hermana. Juegos en el barrio al gran monetón. El escondite y la pega- pega. Más la mar, la mar, la mar y el paseo en barquita en el puerto del Callao. Los primos, la abuela haciendo tortas en tardes de domingo. Carnavales en fiesta de talco, agua, Pierrot y Colombina. Papa a la huancaína que hacía Asención Cáceres, quizás la hija perdida del Brujo de Los Andes, Andrés A. Cáceres. Mi gata Mariana que un día al mudarnos de barrio se declaró en ausencia. Gatos, gatos. El aparador de la casa donde guardaba los juguetes que mi padre me compraba. Los cuentos que mi madre me leía. Juegos cómplices de niños en fiesta.
Todo esto transcurrió en Lima, una Lima tranquila entonces. Los paseos al Jirón de la Unión, donde se comía los riquísimos helados en la vieja Botica Inglesa. El tranvía que le daba un olor especial a la ciudad, en diferentes barrios y veo aún a mi único hermano, colgado al medio de sus dos vagones. Me dices de la escuela, ligada a la huerta y al patio de juegos. A la marcha con cantimplora en ocasiones, porque pertenecía a la Cruz Roja. La escuela cercana a un bosque que se llamaba de Matamula, en Lince y que hoy no existe más. A viejas maestras que nos dieron junto con la madre, con generosidad, las primeras letras. Eso fue primera escuela. Conservo amigas hasta hoy, pero ya de la escuela, desde cuarto grado de primaria hasta quinto de secundaria. Y soy amiga de una Maestra de Historia y Geografía, peruana, que fue musa de poetas.
2.- ¿Su encuentro con Arequipa fue traumático, algo desconsolador que fue asumiendo trago a trago? Porque regularmente nuestra salida del lugar donde nacimos, es desolador, dejamos vivencias, amigos, rincones queridos y amoblados por nuestra presencia. ¿A qué edad fue? ¿Cómo fue ese encuentro con Arequipa?
Que quede que nací en Lima, en la vieja Lima, en la Maternidad, en pleno centro. En lo que hoy se denomina el Centro Histórico. Lima del desierto y capital de América con mar. Una bahía que hoy se recupera en ascendente.
Arequipa, la Ciudad Blanca, estuvo presente siempre desde que recuerdo en mi casa cuando mi madre, cada día como se hace allá, cocinaba un plato diferente de esta culinaria tan variada. La chicha servida en “bebes”, como dicen los arequipeños, las conocía ahí y en la casa de mis abuelas.
Mis raíces están ahí efectivamente, nacieron por parte de mi padre en un lugar llamado Sihuas, en el campo (Arequipa), a donde llegaron mis ancestros españoles. Los de mi madre en Cayma, donde andan mis ancestros indios. Diría, como dicen en el Perú, que tengo de “inga y de mandinga”, y eso es lo que soy.
Arequipa, trece años, primera visita con mis padres. La campiña era grande todavía, ahora se empequeñeció porque la ciudad creció. Dicen que todos los arequipeños son parientes, “los de aquí, los de allá y los del río”. El río Chili, claro. Sentí su fuerza telúrica, esos volcanes tutelares: El Misti, el Chachani y el Picchupichu. Su Plaza Mayor tan hermosa, el paseo por El Fierro cerca a San Francisco; la vieja casa de mis abuelos paternos en San Francisco, la historia de saber de quién procedía. Creo que de hecho estaba cercana a mis abuelos a quienes sólo los conocía por retrato, porque mis padres narraban cada sitio, cada calle y percibía su aliento. Santa Catalina, el convento de clausura de historial viejo y sillar rosado.
Arequipa, la capital, ciudad andaluza en su viejo casco, de sillar blanco, piedra volcánica. La vieja Universidad San Agustín donde se dieron batallas, en pos de los derechos universitarios y donde mi abuelo materno fue su Rector. Arequipa no fue un descubrimiento, la conocía. Pero si fue asombro, asombro que siempre late cada vez que voy por ella y a ella. Yanahuara y sus calles en subidita con esos balcones en el que cuelgan geranios. Vallecito, donde vivió mi madre. San Isidro y la vieja casona de la abuela materna, casona que todavía existe. Ampatacocha y San Lázaro, antiguos barrios arequipeños. Me llamaron la atención sus nombres como Characato, Sachaca, Sabandía, Paucarpata, de los lugares turísticos que aún quedan. Puente Grau y Puente Bolognesi. Las picanterías, ir a esta ciudad es ir a su cocina, a su rocoto arequipeño, al cuy chactado. El Mercado de San Camilo donde se come rico y se conserva limpio.
Arequipa y su abolengo. Es la segunda ciudad del Perú y los arequipeños se destacan por ser trabajadores, luchadores y por haber tenido poetas, escritores, políticos, héroes que figuran en la escena nacional.
3.- Todos tenemos una primera vez en la vida, aunque hay teorías que desmienten esto. De todas formas yo quiero creer que sí, que existen infinitas “primeras veces” en nuestra vida. Y tu primera vez, al encontrarte con esa inquietud de decir algo diferente a lo que decían los demás y además, expresado por escrito, ¿cómo fue ese encuentro con lo que tú sabes hoy que es Literatura?
Sí, existen infinitas “primeras veces” en nuestras vidas y esto se da a diario en nuestro aprendizaje como especie humana. El encuentro con eso que se llama Literatura, de decir algo diferente, pues es eso al principio y no sé si hasta ahora: difícil, en ocasiones poco comprendida o entendida. Uno al escribir necesitas dejar algo para ti, hacer una exploración en tu ‘yo’ interno primero y luego en camino para los demás. Necesitas de la lectura de otros para sentirte bien, necesitas que te acojan y te mimen y “te arrullen en cuna”. No siempre se da. Hay que luchar por ello. Por eso como tú dices naces y renaces cada vez que escribes algo, sí.
4.- Háblame de “La bicicleta”, ese tu primer cuento perdido en el tiempo, pero que sigues pedaleando todavía en tus sueños y anécdotas.
¿Que te puedo decir de “La bicicleta”? no existe más. Quedó ahí en la lejanía de una niña y su placer de volar en ella, de sentir la libertad, la travesura en esa bicicleta roja que un día adquirió con tus propinas en “un chanchito” o en una alcancía con llave que sus padres le regalaron. Adoro la bicicleta hasta ahora y la monté desde los seis años, hasta edad madura. Hoy la monto, pero dentro de casa, jajaja. Me gustaba verlos a mis hijos estar en su bicicleta, era un gran goce.
5.- ¿Asististe a algún Taller Literario?
No, no asistí a ningún Taller Literario. Mis padres me hicieron lectora y no se cansaron de darme el bagaje cultural que me precio tener. A ellos les debo mi ser de escritora. El hogar culto, la familia. Mi padre Julio del Prado Chávez, fue el mejor corrector literario de su tiempo y además un animador de “noches limeñas”, un charlista, un conversador que quería a los jóvenes y los motivaba. Mi madre Regina Morales Delgado, lo supo acompañar, la recuerdo en su cama leyendo y ayudando a mi padre en sus correcciones. Leían en voz alta y se pasaban el libro en las noches, para leer una obra de capítulo en capítulo. Y la música rondaba la casa en esos tocadiscos y en los discos de vinílico 76 y 45 ¿recuerdas?. Íbamos a conciertos de la Orquesta Sinfónica Nacional en el Teatro Municipal de Lima y en el Campo de Marte. Y a otros conciertos de artistas extranjeros que venían. Me hicieron amar el teatro, me encanta. Leí desde pequeña obras teatrales como El espectro recuerdo, de Ibsen, tendría 11 años. Que mejor taller literario que el fomentado en familia. Y con los tíos, qué tíos ¡Madre Mía!.
6.- ¿Quién es entonces Julia del Prado mujer, esa señora que pasea su cuerpo por las calles de Lima o de Arequipa, en busca de sus vivencias que no siempre es el pan de nuestros días?
¿Quién soy? Difícil de expresar. Me parece que ya lo puedes ver en todo lo que te he expresado anteriormente. Como mujer me parece que soy enigma, jajaja. Nací un 28 de enero, soy acuariana, creo en los signos, pero también en la educación y en lo que captas de la sociedad. Uno es eso la simbiosis de todo esto. Gracias a Dios o a los Dioses que hay vivencias que como dices no siempre son el pan de nuestros días. Sabes me descubro día a día, la vida es un total misterio y cuando me pellizco, digo no: ¿Somos holograma?. En mi como en muchos está el mar, el campo, los animalitos, mis hijos, mi nieta Lola, mis perritas shitzu Lorelai y Quilla, ahora.
7.- Tus lecturas favoritas, tus entretenimientos, tu vida familiar. ¿Eres una mujer doméstica?
Durante mucho tiempo mis lecturas favoritas estuvieron ligadas a los dramaturgos, Ibsen, O’Neil, los hermanos Machado, Ionesco, Shiller, Brecht, Genet, García Lorca, entre otros. Los peruanos Sebastián Salazar Bondy, Juan Ríos, Hernán Cortés a quienes además conocí personalmente, los dos primeros por la cercanía a mi padre. Y los libros de aventuras como Salgari, Verne, Kipling, Dickens, otros más. Los poetas: Tomas Elliott, Borges (lo leo y releo), Octavio Paz, Whitman, Neruda, Nicolás Guillén, Antonio Machado, entre los más
cercanos. Vallejo, Arguedas y Eguren, entre los Maestros peruanos. Hay más hasta ahora. Acabo de descubrir a Carver, escritor norteamericano por un amigo argentino virtual. Hay unos cuentos que quedan grabados en mí: El Collar de Perlas, de Maugham. Stevenson. Y los rusos que captan la psicología de ellos como Chejov, Tolstoi, Gorki. Leo y releo. Leía mucho más hasta hace una década pasada, pero me doy el tiempo aún para ello. Los llamados escritores del boom, término que no los une porque escriben distinto como: Vargas Llosa, Cortázar y García Márquez me agradan y algunos de sus libros me llegan más que otros. Carpentier, Asturias y Amado son mis amigos también. Leo además leyendas de nuestros pueblos. El Perú es muy rico en leyendas, sobre todo la selva de mi país, con atractivas y a veces alucinantes historias.
Mis entretenimientos: el cine ya te dije, me encantaba antes ir al cine y aún ahora eso de pisarlo, de ingresar, de tomar un cafecito antes de ver y comentar la película luego a pie o en casa. El ir al teatro y hacer casi lo mismo que cuando vas al cine, ese olor que está en cada pieza teatral, el mismo local, el escenario, es único.
Me encanta viajar, es un enorme placer descubrir paisajes, charlar con sus habitantes, palpar su historia y geografía.
Si soy ama de casa, bueno. Sabes tengo que decirte algo, como muchas otras mujeres que trabajaron o trabajan, me di tiempo para mis hijos, para leerles, contarles historias; para compartir sus vidas, cosa que hago hasta ahora. Nos escuchamos y aconsejamos. Me da mucho placer verlos. Limpio mi casa, lavo la ropa, menos mal que hay adelantos como la lavadora y demás. Cocino poco, no es mi arte. Aplaudo muchos platos que hace mi marido, quizás por este ejemplo mi hijo menor salió chef. Me gusta el hogar y la familia, incluso la familia extendida. Y soy amiga, se serlo. Me gusta invitarlos a mi casa y en ocasiones tomar un cafecito, preparar desayunos o tecitos.
Me gusta también ir y participar de recitales e ir a exposiciones pictóricas y fotográficas. He hecho y hago todavía periodismo de carácter literario-histórico, cultural. Fui Bibliotecaria a tiempo casi completo, lo que incluye promoción lectora. Promotora cultural de la Provincia de Huaura que es donde viví mucho tiempo.
Es interesante haber vivido y formado parte de dos siglos: el XX y el XXI que caminan rápido y en el hubieron y hay transformaciones vitales para el hombre, como la tecnología. Tengo amigos virtuales, trato de saber quiénes son, es difícil. Manejo mis casitas virtuales o blogs. Pronto haré una web. Y participo de algunos foros literarios, así como revistas virtuales.
8.- Y ahora háblame de Julia del Prado, la escritora. ¿Cómo escribes, es decir cómo te es más cómodo escribir? Ernest Hemingway y Virginia Wolf escribían parados, claro que no existía la computadora en su época. ¿Alguna influencia al escribir?
Me es cómodo escribir en la cama, muy cómodo y estar sola en esos momentos y hacerlos en cuadernos o libretas. Ando con libretitas viajeras, para la inspiración y tomar apuntes. Luego voy a la computadora y ahí corrijo, parece que la computadora te dice que corrijas o te ayuda mucho, en hacerlo. Como han dicho otros escritores nunca un escrito está terminado, lo revisas, te lo revisan. Pero nunca está totalmente concluido y menos en poesía. No escribo parada. Me gusta hacerle consultas a mi familia sobre lo que escribo, se los doy a leer antes de publicarlos, sobre todo antes de llevar los libros a la imprenta. Mis escritos son motivo de charla para ella, aportan mucho, me hacen sugerencias. Y tengo algunos amigos en los que confío para que me ayuden en la corrección. Esto me ha dado buenos frutos.
Pues como poeta, escritora de cuentos y micro cuentos y haikus, las influencias no las advierto. Los lectores y críticos literarios son los que hablan de ello, y bueno en cuanto a mi poesía comentan en el Perú que pertenezco a la Escuela de Eguren y no a la de Vallejo. En mis poemas musicales dicen, puede haber influencia del cubano Nicolás Guillén. Me parece que todos los escritores tenemos influencia de alguien que lo antecedió en años y en siglos, sin lugar a dudas así es el arte de escribir. Soy amiga una "bucanera de los mares".
9.- Desde tu primer libro hasta el penúltimo editado, ¿te has sentido cómoda con ellos? Porque sucede como con los hijos, a todos los queremos, amamos, atendemos pero hay uno que vemos con un cristal diferente a los demás. ¿Te sucede eso?
Creo que con cada libro se siente algo distinto, es un nacimiento. Y cada libro surge con alegría, lucha, con sentimientos encontrados. No no me he sentido cómoda cuando los voy a parir, no. Es cada uno de ellos un maravilloso reto. Si veo a alguno con un cristal diferente, eso me lo guardo. Me alegra mucho haber escrito tres libros para niños y haber sido inspirados ellos en la fábula y en la leyenda.
10.- ¿Qué piensas sobre el libro virtual y el libro editado en una imprenta?
Tenía mis reparos con el libro virtual por lo mismo que soy bibliotecaria y lectora y haber palpado hojas, papel, el paso de cada página. El libro editado en una imprenta tiene un gran atractivo, todavía y qué bueno verdad, pero para promocionarlo tienes necesidad de un agente literario y no siempre lo puedes tener, sobre todo cuando editas como edición de autor. Cuando editas con editor, tiene la ventaja que circula más rápido y el editor lo promociona, pero existen sus bemoles.
Hay que situarse en la época actual y aplaudo el nacimiento del e-book o libro virtual. Veremos con el tiempo que lugar ocupa en la vida de los humanos y si desaparecerán o no los libros editados en imprenta. Esto es motivo de polémica.
Tienes que ubicarte y tratar de que tus libros sean conocidos y hasta vendidos a través del internet. Y que sean leídos a través de la computadora u ordenador.
11.- ¿Cómo ves la Literatura femenina en Perú?, en un plano general sin diferencia generacional.
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Amarilis, Mercedes Cabellos de Carbonera, Clorinda Matto de Turner
Mira me parece que la entrevista se hace larga, no responderé minuciosamente a lo de Literatura femenina en el Perú porque es tema de todo un artículo y hasta de un libro, hay escritoras peruanas que la han estudiado. Admiro a las y a los que se han dedicado a estos estudios. Conozco a muchas escritoras peruanas de siglos pasados como Amarilis, Mercedes Cabellos de Carbonera, Clorinda Matto de Turner y poetas, escritoras del siglo pasado y de este siglo, algunas son cercanas a mí y hasta amigas. Pero me parece que la literatura no debe estar ligada al género, sino que es universal.
12.- ¿Consejo a los escritores noveles?
Me hubiera gustado hablarte de otros temas, pero no es oportuno. ¿Qué les aconsejo a los escritores noveles? que lean, lean y lean y escuchen a otros escritores que han leído o ellos los descubran en los círculos donde se reúnen. Cuiden el idioma en el que escriben, por supuesto todo escritor hace aportes o giros o crean palabras nueva
Gracias querida Julia, por tu tiempo, tu vida y lo más importante, tus memorias recogidas en tu literatura. Muchas gracias.
(Cuba/EUA)
Westchester, Miami, Octubre 8, 2011
yarabeycuba.blogspot.com.ar
gracias
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