Mundosilvia
Ella
es mi amiga, sí. Es inquieta, como una niña, aunque ya hace rato
que dejó la niñez, la pubertad, la adolescencia.; no es
sexagenaria, más bien está acercándose a la sexalescencia, y se
siente en la cumbre de sus logros.
Como
el significado de su nombre, Silvia es bosque poblado de árboles en
confuso desorden intrincado; es vegetal que se renueva celebrando el
sol de cada mañana; es como la parra que no está dispuesta a
envejecer y reverdece en cada zarcillo, que crece cultivando su
propio estilo y madura en la plenitud del cuerpo y del intelecto.
Aprende cada día y disfruta todos los instantes; hace todo aquello
que le gusta hacer y deja de lado lo que le incomoda, en toda
ocasión, conoce, pondera y sopesa todos los riesgos de los desafíos
que intenta.
Cocinaba
para su familia, ricos platos para saborear con su marido y sus
hijas. Tejía combinando los colores de la trama, como un pintor en
su tela. Solía bailar ritmos variados y regocijarse con la buena
música o la poesía de las canciones. Hacía mermeladas con los
frutos silvestres; escribía un guión para un espectáculo de danza,
luz y sonido, o un relato, o un poema. Era una poesía ver su jardín
rebosante de colores y aromas, cuando hundía sus manos en la tierra
fértil. Lo lúdico aplicado con pasión en cada gesto; la tarea
docente, la hacía vigorizar, empeñada todo el tiempo, en
transformar sus convicciones en acción. Porque ella es maestra, y lo
sigue siendo. Leía todo cuanto caía en sus manos, cuando el tiempo
se lo permitía o cuando se daba un permiso para tamaños placeres.
Hoy
continúa con el mismo ímpetu, más distendida, claro, más libre.
Aunque vive sola, no olvida a sus amigas. Con ellas, tras largas
confidencias, se destilan gramos de serotonina, y entre los
muchachos, otro tanto de endorfinas. Porque Silvia tiene aspecto
juvenil, es deportista y es sociable.
Es
acuática, serpiente de agua, y es sagitario, es fuego y tiene
fascinación por el fuego, aunque necesita el agua para desplazarse
con la seguridad que le dan las aguas mansas y claras, aunque no
estancadas o turbias, como necesita el amor que hoy tiene y la calma.
Porque ella sabe de ternuras y del dulzor de los frutos maduros.
“Mundosilvia”
irá desgranando en cada cucharada gorda, una pizca de anécdotas, un
condimento de reflexiones, una sazón de emociones agridulces; luego,
se irán adobando las pulsaciones de la vida y se estarán tamizando
recuerdos para hacer crecer ese bosque y develar los secretos que se
esconden tras cada mata, cada enredadera, cada árbol.
Dejar
reposar y después servir.
"Tenés olor a maestra" es la ponencia que leí en el Congreso de Comprensión Lectora realizado el año pasado en Costa Rica. Quise expresar una testimonial sobre mi experiencia como docente y bregando siempre por la promoción de la lectura en los niños y adolescentes.
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