“Es posible no caminar, no comer, no construir, pero es
imposible no comunicarse. El ser humano es comunicación: su
nacimiento físico es el fruto del don recíproco entre un hombre y
una mujer.”
Franco Lever, 1986
Este
tema sobre el lenguaje y la construcción del mundo nos lleva
directamente a pensar en la comunicación entre los seres humanos.
Para ello tendremos que encontrar las formas para recuperar la
palabra, hoy tan desvalorizada en un mundo de vértigo y violencia.
Si
hablamos de comunicación, lo primero que surge es la necesidad del
lenguaje. Por eso nos preguntamos:
¿Por
qué recuperar la palabra?
Porque
hemos perdido un caudal maravilloso a través de nuestra lengua.
Podríamos decir que es el vértigo en que estamos inmersos, la falta
de tiempo y la necesidad de abreviar todo. Comprimimos nuestro
lenguaje, hacemos abstracción y reducimos el vocabulario. Pero en
este reducir está implícita la reducción de nuestro mundo. Cuanto
menos palabras manejamos, menos posibilidades de comprender el mundo
y de expresar nuestros pensamientos. Se reduce así nuestra libertad,
nuestra posibilidad de razonar, de hacer funcionar nuestro espíritu
crítico, de ver la realidad, de volar.
La comunicación es la más elemental y vital de nuestras necesidades después de la supervivencia de nuestro organismo. Nuestros pensamientos, nuestro diálogo interior no es suficiente para que se establezca una buena comunicación. Importa que tengamos la capacidad para transmitir nuestro mensaje, nuestras emociones, nuestras ideas y, además, resolver las situaciones de vida permanentemente.
Existe
la necesidad de desenvolverse con eficacia en el campo social,
laboral, político donde le toca actuar a cada uno. Si una persona
desea ser escuchada, comprendida, creída, respetada, tendrá que
apropiarse de la ciencia del discurso, que determina las condiciones
para establecer la comunicación. Lo que quiere decir, que quien
maneja la competencia, maneja la palabra. Y entendido de este modo,
quien tiene la palabra tiene el poder de saber y saber decir.
Entre
el lenguaje y la sociedad existe una estrecha relación. Según los
últimos estudios realizados por sociolingüistas, el lenguaje es
causal de las estructuras sociales; tal es su
importancia.
Según Wilhelm Humboldt, es él el que organiza el mundo que nos
rodea.
1
El hombre es el único ser, entre las especies vivas, que necesita
de un aprendizaje para adaptarse a la sociedad. Primero es
individuo, ser en sí, y luego ser social.
Como
afirma MCLUHAN, 2
y las adaptaciones le cuestan; el aprendizaje social comienza en el
punto cero y no acaba nunca. No puede vivir si no es en sociedad,
pero debe socializarse, debe aprender a equilibrar el impulso social
con el individual. Nadie puede llegar a un equilibrio perfecto en
ningún orden de la actividad humana. Por eso, como expresa Charles
Bally, 3
“…el
instinto social se manifiesta sobre todo en forma de lucha (...)”
“En el momento en que dos seres se ponen en contacto, entran
también en lucha, en el sentido psicológico de la palabra, porque
entre ellos no puede haber jamás adaptación absoluta, armonía
perfecta de las mentalidades...” “La lucha resulta de un
conflicto entre el yo de un sujeto y su instinto social”.
En
esto consiste la importancia de un buen manejo del lenguaje, no ya
para expresar con corrección un mensaje en cuanto al código, sino
para coordinar el pensamiento con la afectividad. Cuanto más libre
se sienta el hombre, cuanto más espontáneo resulte, más fácil le
será disponer de una estructura lógica de pensamiento y podrá
comunicarse con los otros hombres a través del lenguaje. El más
simple y complejo, porque cada ser crea, inventa partículas,
entonaciones, lenguajes subjetivos.
Si
tenemos en cuenta los estudios de Bajtin,
4
veremos que afirma que los distintos discursos reproducen las ideas
dominantes de una sociedad. Las formas lingüísticas consagradas
consolidan una determinada concepción del mundo. Hay un ordenamiento
que es social y está construido a partir del lenguaje. El discurso
produce su propia ideología (discurso social); siempre remite a otro
discurso y también a un referente social. Esta idea permitiría
trabajar el entrelazamiento de los discursos que circulan en un grupo
social, qué se dice en una sociedad. Prolifera un elemento real
histórico que aparece en la discursividad; qué se dice, qué se
narra en relación con lo decible.
Los
signos lingüísticos establecen una relación entre significado y
significante que no es en absoluto arbitrario. Podemos analizar a
través de esas relaciones la valoración social de cada grupo
humano, lo que produce en el uso un ordenamiento particular del mundo
y una noción también particular de la imagen de la vida. El
lenguaje duplica la realidad; da la posibilidad de percibir y de
ampliar el mundo. Las cosas del mundo surgen de los signos
ideológicos, que ya existen pues están en el cerebro a partir del
lenguaje (son las representaciones).
El discurso, según van Dijk 1
es una forma privilegiada de acceder a las representaciones.
En
este proceso se tiene en cuenta la idea de que:
“Todos
los signos lingüísticos son el resultado de procesos sociales y por
lo tanto son conjunciones motivadas de significados y significantes
(...)”
Entonces,
si a partir del lenguaje podemos ordenar el mundo, tendremos
conciencia de la importancia de saber hablar, escribir y transmitir
nuestras ideas. Cuanto mejor nos expresemos, cuanto mayor sea el
conocimiento y uso del lenguaje, mayores posibilidades tendremos de
comprender el mundo, nuestro mundo.
Por
medio del lenguaje nos comunicamos. Pero cada uno aporta su rasgo
personal, hace pesar el yo en cada exteriorización. Así enfocado,
apropiarse de la lengua, saber utilizar el lenguaje significa
prepararse para la comunicación social, abrirse a la libertad de
pensamiento, tener una visión amplia del mundo y afianzar la
personalidad.
Zulma Prina
1
Van DIJK, Teum; Estructuras y funciones del discurso. - México,
Siglo XXI, 1980.
1
Von HUMBOLDT,
Wilhelm ; Urbe den dualis, Oeuvres complètes.-. Berlín,
1907. T. VI.
2
McLUHAN, Herbert Marshall,
1911-1980. En: Teoría de la imagen.-. Barcelona : Salvat, 1973.
Biblioteca Salvat de grandes temas. Libros GT. -- (p. 21-23).
3
BALLY, Charles; El lenguaje y la vida.-. Traducción de Amado
Alonso, Buenos Aires, Losada S. A., 1962, 4ª edición, 2ª Parte,
Cap. I
4
BAJTIN, Mijail; Problemas de la poética de Dostoievsky. Nº 417,
México. Fondo de cultura económica,1993 Breviarios
No hay comentarios:
Publicar un comentario