DE PORTUGAL
LUIS FELIPE CRISTÓVAO
OBJETO
para la primera página de su enésimo libro el autor quería un espacio en blanco. un espacio que cegase al lector de modo que tuviese que aprender, de nuevo, a comportarse frente a las páginas de un objeto desconocido.
CAJA
Sólo pasados algunos siglos el hombre comprendió que las promesas pueden darse vacías. una caja sin nada adentro. Pero incluso así se les da el mismo nombre: promesas. En fin, dice el hombre para sí mismo, todavía me queda una caja.
TODAVÍA
El hombre, ya muy viejo, guardaba en la caja todo su dinero. un día una mujer tocó a su puerta y lo atrajo hasta un descampado. Ahí dos hombres lo atacaron y lo amarraron de pies y manos. Cuando se soltó ya era de mañana. Al regresar a casa, se dio cuenta de que se habían llevado la caja. El hombre comprendió que incluso sin la caja las promesas son algo que se mantiene. promesas de días mejores, por ejemplo. no siempre creemos en ellas. pero las promesas sobreviven
El hombre, ya muy viejo, guardaba en la caja todo su dinero. un día una mujer tocó a su puerta y lo atrajo hasta un descampado. Ahí dos hombres lo atacaron y lo amarraron de pies y manos. Cuando se soltó ya era de mañana. Al regresar a casa, se dio cuenta de que se habían llevado la caja. El hombre comprendió que incluso sin la caja las promesas son algo que se mantiene. promesas de días mejores, por ejemplo. no siempre creemos en ellas. pero las promesas sobreviven
ublicado por: Lauren Mendinueta en autores portugueses, cuento, Portugal, traducciones laurenmePndinueta.com/www
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Me gustó el cuento, tiene un particular desarrollo. Gracias.
ResponderEliminarmuchas gracias por tus palabras !y gracias por leer la publicación
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