El Sábado 3 de agosto
de 2013 la artista visual Adriana Gaspar –subdirectora de la
Revista Generación Abierta- inauguró una muestra en la Galería
Forma, Thames 1620, CABA. La presentación que contó con una gran
cantidad de público presente, estuvo a cargo del Lic. Luis Raúl
Calvo –poeta y director de la Revista Generación Abierta.
Las directoras de la
galería, Mónica Cassini y Ana María Hirleman tuvieron como
siempre una cálida recepción tanto para la artistas como para el
público presente.
Durante el transcurso de la exposición que duró un mes, se realizó un encuentro coordinado por la Lic. Ofelia Funes, quien dialogó con Adriana Gaspar. Fue muy interesante esta reunión ya que la expositora pudo comentar aspectos relacionados con su proceso creador y como se fueron gestando sus propias obras, lo cual resultó de sumo interés para el público presente, quien también participó del diálogo, enriqueciendo el evento.
A continuación transcribimos dicha presentación:
Durante el transcurso de la exposición que duró un mes, se realizó un encuentro coordinado por la Lic. Ofelia Funes, quien dialogó con Adriana Gaspar. Fue muy interesante esta reunión ya que la expositora pudo comentar aspectos relacionados con su proceso creador y como se fueron gestando sus propias obras, lo cual resultó de sumo interés para el público presente, quien también participó del diálogo, enriqueciendo el evento.
A continuación transcribimos dicha presentación:
“El tema del tiempo, el
pasado, el presente y el futuro confluyen en la obra de Adriana
Gaspar como algo que alude a su propia identidad, a sus propias
raíces.
Siguiendo una concepción estructuralista, esto ya lo veníamos advirtiendo algunos años atrás en los comienzos de su etapa de cajas-objetos que ella comenzó a transitar, en una línea de profunda introspección, de marcada interioridad con su propio yo.
Si en aquel momento el acento estaba puesto en mostrarnos esos imaginarios de la infancia que cada uno tal vez comenzó a transitar como en un breve itinerario personal- al ser partícipes de su obra y recrearlas con nuestra propia subjetividad- la actualidad de nuestra artista la encuentra como sumergida en capas todavía de mayor profundidad que la anterior.
Esto nos recuerda a algunos de los conceptos señalados por Dider Anzieu- psicoanalista francés (1923-1999)- en su libro “Psicoanálisis del genio creador”, cuando nos dice entre otras cosas que ser creador es ser capaz de una regresión rápida y profunda que da lugar al cumplimiento de un movimiento regresivo ligado a una crisis interior y que a su vez moviliza representaciones arcaicas.
Sus actuales collages y técnicas mixtas conmueven y conllevan una gran carga emocional, por lo que transmiten.
Por eso, si bien estamos en presencia de una obra conceptual, donde priman muchos contenidos simbólicos, la composición general es de una gran fuerza expresiva.
La mirada de Gaspar en general es una mirada intimista sobre los temas esenciales como la vida y la muerte, hay elementos incorporados que aluden simbólicamente al nacimiento a través del cordón umbilical, otros están enraizados en una concepción que apunta al agujero negro, como aquellas zonas del espíritu que han quedado como dañadas, quemadas, en ese contacto diario del ser humano con su propia historia personal y con su entorno.
Sin embargo también observamos una mirada social. En uno de los trabajos presentados alude a Eva Perón y a Victoria Ocampo en posiciones inversas, lo cual sorprende al espectador, tal vez por esa visión estereotipada y prejuiciosa con la cual a veces suelen verse los hechos de la historia.
Lo que siempre permanece vigente en la obra de Adriana Gaspar y la distingue es la persistencia de un lenguaje -que más allá de la formas que vaya adoptando su decir- es acentuadamente poético, lo cual le da belleza, sentido y unidad al entramado de sus series.
Esta muestra nos confirma una vez más que estamos en presencia de una verdadera artista, de alguien que con hondura, autenticidad y compromiso nos revela esos complejos mundos interiores que habitan en cada uno de nosotros”.
Siguiendo una concepción estructuralista, esto ya lo veníamos advirtiendo algunos años atrás en los comienzos de su etapa de cajas-objetos que ella comenzó a transitar, en una línea de profunda introspección, de marcada interioridad con su propio yo.
Si en aquel momento el acento estaba puesto en mostrarnos esos imaginarios de la infancia que cada uno tal vez comenzó a transitar como en un breve itinerario personal- al ser partícipes de su obra y recrearlas con nuestra propia subjetividad- la actualidad de nuestra artista la encuentra como sumergida en capas todavía de mayor profundidad que la anterior.
Esto nos recuerda a algunos de los conceptos señalados por Dider Anzieu- psicoanalista francés (1923-1999)- en su libro “Psicoanálisis del genio creador”, cuando nos dice entre otras cosas que ser creador es ser capaz de una regresión rápida y profunda que da lugar al cumplimiento de un movimiento regresivo ligado a una crisis interior y que a su vez moviliza representaciones arcaicas.
Sus actuales collages y técnicas mixtas conmueven y conllevan una gran carga emocional, por lo que transmiten.
Por eso, si bien estamos en presencia de una obra conceptual, donde priman muchos contenidos simbólicos, la composición general es de una gran fuerza expresiva.
La mirada de Gaspar en general es una mirada intimista sobre los temas esenciales como la vida y la muerte, hay elementos incorporados que aluden simbólicamente al nacimiento a través del cordón umbilical, otros están enraizados en una concepción que apunta al agujero negro, como aquellas zonas del espíritu que han quedado como dañadas, quemadas, en ese contacto diario del ser humano con su propia historia personal y con su entorno.
Sin embargo también observamos una mirada social. En uno de los trabajos presentados alude a Eva Perón y a Victoria Ocampo en posiciones inversas, lo cual sorprende al espectador, tal vez por esa visión estereotipada y prejuiciosa con la cual a veces suelen verse los hechos de la historia.
Lo que siempre permanece vigente en la obra de Adriana Gaspar y la distingue es la persistencia de un lenguaje -que más allá de la formas que vaya adoptando su decir- es acentuadamente poético, lo cual le da belleza, sentido y unidad al entramado de sus series.
Esta muestra nos confirma una vez más que estamos en presencia de una verdadera artista, de alguien que con hondura, autenticidad y compromiso nos revela esos complejos mundos interiores que habitan en cada uno de nosotros”.
Luis Raúl
Calvo
Muestra
en Galería Forma: diálogo y presentación de la Artista Plástica
Adriana Gaspar con Ofelia Funes
En
la obra de Adriana veo una profunda búsqueda interior, en la que
la memoria funde en un todo homogéneo fragmentos, recuerdos que
conserva , en una organicidad que se va a prolongar hasta el
presente, y ese todo va a constituir su subjetividad, donde se
encuentra su propio yo, como dice Luis Calvo en la presentación del
programa. Una vez oí a un poeta decir, “Quizás somos lo que
recordamos”
Esa
duración temporal, esos recuerdos fragmentados que se reúnen en un
todo armonioso, para constituir la subjetividad, está siempre
presente. Es el ser en el devenir de la vida, idéntico y cambiante a
la vez, en una interioridad que carece de toda idea del espacio.
Porque no está en el exterior, sino en la propia interioridad, es
el ser de la conciencia.
La artista trabaja con hojas quemadas de libros
viejos, que marcan la exterioridad del reloj, la de la finitud de
todas las cosas. En la serie Mujeres de
dos mundos, en el cuadro en el que
están presentes Eva y Victoria, las miradas no se encuentran, están
en espacios separados. El cuadro tiene un referente en la obra de
teatro “Diálogo imaginario”, entre Eva Perón y Victoria Ocampo,
dos mujeres que lucharon por los derechos de la mujer, y sin embargo
no pudieron unir sus fuerzas, no pudieron trabajar juntas. Se percibe
en la obra la angustia de la incomunicación, de la incomprensión.
En la segunda serie, la del 2013, Introspección,
continúa la búsqueda, continúa rastreando en su interioridad,
profundizando en esa identidad siempre cambiante, y plasma
simbólicamente la mirada que escudriña, que atraviesa su mismidad,
esa subjetividad conformada por la memoria, buscando a la mujer niña
que marcó su vida, quizás para darle la mano y ayudarla a caminar.
Al objetivar su búsqueda, al convertirla en objeto, la artista entra
en la red de comunicación, y nos hace partícipes.
En
esa objetivación, es fundamental el lenguaje formal elegido, la
técnica, eso es lo que distingue al artista, todo ello sin dejar de
tener en cuenta la reflexión del crítico Jorge Fondebrider, quien
en uno de sus trabajos afirma: “…sin olvidar que la técnica no
es dogma, sino apenas un medio por lo que su empleo es absolutamente
facultativo y depende de las necesidades de cada uno. Y estas están
directamente ligadas a dos ejes: la tensa relación en que cada época
mantiene el presente con el pasado, y el temperamento de cada
artista.” Teniendo en cuenta esta definición, podemos decir que
todos podemos tener ideas muy lindas, emociones fantásticas,
estremecernos ante un amanecer, pero no todos podemos objetivar,
graficar, ejecutar, crear un lenguaje adecuado para simbolizarlo.
Adriana va a partir desde la palabra, busca libros viejos donde lo
escrito tenía que ver con sus recuerdos, y los quema. Interviene
fotografías para rescatar miradas. Arma collage. Así se muestra y
al mostrarse, nos muestra el mundo de la mujer en su intimidad, y ya
no le pertenece, nos pertenece a todos.
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