Amigos Míos.
El barrio donde resido, es un pequeño barrio de este pueblo global, es tan
pequeñito que lo llaman Medio Oriente. Es un barrio caliente tal como puede
observarse diariamente en los noticieros de la TV, pero también es caliente porque tiene un sol
que alumbra casi todo el año y que le brinda, al que
quiere, disfrutar de la sensualidad del calor.
Hace calor como en el Caribe, pero no sufre de sus
huracanes, y también hace calor como en el Lejano Oriente, pero sin
sus Tsunami. Mas de 100 años que no hay un terremoto y hasta los que no
tienen techo no se mueren de frío como en otros barrios de este
pueblo global.
También tiene una hermosa luna, que permite a los
enamorados gozar de ella en las playas del Mediterráneo, o en el desierto del
sur, o en las colinas y montañas del norte. Bueno, los enamorados no necesitan
nada para disfrutar, más que a si mismos, pero siempre el entorno da su
bello toque.
En mi barrio se mezcla lo nuevo con lo viejo, pero lo
muy viejo, no mil años como tiene, digamos, París que es un encanto, sino
cuatro mil años como tiene la ciudad de Yaffo y la única, para todos,
Jerusalem, que tiene algo así como tres mil.
El problema de mi barrio son sus dirigentes y grupos
allegados que no nos permiten vivir en paz. Por esa razón mi barrio se
distribuye en manzanas. Los límites entre las manzanas no son del todo claros.
Es así como hacer un túnel de 800 metros, de los cuales 300 están del lado de
las manzanas donde está mi casa y el secuestro de un soldado logra
nuevamente poner en marcha los tanques y otras pesadas herramientas y todo para
continuar con esta ya eterna guerra. Todos declaran al fin y al cabo lo
mismo: Dios, Patria y Hogar. Estoy seguro que Dios hace mucho se mandó a
mudar, la Patria
no se exactamente que da, y los Hogares todo el tiempo son bombardeados.
Hace doce, trece o ya catorce años atrás, los
dirigentes firmaron acuerdos de paz en el frío barrio de Oslo, los
confirmaron en Washington y hasta el premio Nóbel de la Paz se repartieron. Las
palabras y los hechos posteriores demostraron que no es conveniente LA PAZ para los muchos que viven
del conflicto y logran con mucha facilidad mantenerlo encendido todo el
tiempo.
Lamentablemente me acostumbro a vivir en esta
realidad, sintiéndome un extranjero, pero sin ser turista y me enoja mucho
pensar que no soy mas que un hombre, un animal de costumbre..
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