miércoles, 10 de febrero de 2016

Arca de los afectos (Homenajes )a Alfredo Perez Alencart



Escritores y artistas en homenaje
al poeta Alfredo Pérez Alencart
por su cincuenta Aniversario
 Pintura de portada
MIGUEL ELíAS
Edición
VERóNICA AMAT

 Libro editado con la colaboración
de la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes
Editorial Verbum
 ©

UN HUMILDE HOMENAJE
Quiero decir que Alfredo Pérez Alencart se merece más de un
homenaje. Me refiero a su obra poética, ya reconocida en los últimos
años, a pesar de la escasa difusión que él mismo quiso para la
misma. Tan generoso a la hora de difundir la obra de notables
maestros o de jóvenes promesas, lo suyo quedó macerándose, hasta
que en 2001 publicó su primer libro, La voluntad enhechizada, un
magnífico tributo a Salamanca, a su Luciérnaga de Piedra, como él
gusta llamar a esta ciudad de Lázaro de Tormes. Su alegría siempre
ha sido el despegue de los otros, el reconocimiento que se merecen
aquellos de valiosas propuestas poéticas.
Pero entendí que había llegado el momento de poder devolverle
parte de lo mucho que ha sembrado en nuestros corazones, tanto en
España y Portugal, como en su América que le sigue nutriendo el
espíritu. Y qué decir de otros países del mundo, donde le van
conociendo, reconociendo y traduciendo. Con esa meta, hace casi
dos años emprendí la tarea de solicitar poemas, testimonios,
ensayos, artículos sobre su obra o dedicados a él.
Y para ello tuve la mejor aliada posible, su esposa Jacqueline, mi
buena amiga de casi veinticinco años. Sin Jacqueline no hubiera
sido posible Arca de los afectos. Su entrega fue total, como su silencio.
Ella, que compartía hasta correo electrónico con Alfredo, tuvo que
crearse una cuenta propia para ayudarme en este arduo cometido,
escribiendo a los buenos amigos sin que el homenajeado se enterara
de lo que yo estaba preparando para celebrar sus cincuenta años de
nacimiento. Jacqueline no sólo fue buscando textos que a lo largo de
los años han escrito sobre Alfredo, sino que se puso a traducir todas
aquellas ofrendas que llegaban en idioma portugués. Y también seleccionó fotografías familiares, dibujos y retratos que el poeta
guarda en cajas clasificadas. Gratitud debo a Jacqueline, por su
paciencia y por su corazón testigo del Señor.
Hace pocos meses, el poeta y periodista Jesús Fonseca, entrañable
amigo de Alfredo, me sugirió que debía comentarle de este
homenaje, entre otras cosas porque se trataba de afectos, de
simpatías, de admiraciones. Y que era lógico que el homenajeado
pudiera sugerir algún nombre no considerado. Así lo hicimos. El
poeta, viendo todo el material que habíamos acopiado, dijo que
aquellos afectos bien cabían en el arca de su corazón. Ahí mismo, el
día de la confesión, tomamos prestados los “afectos” de Fonseca” y
el “arca” de Alencart.
La cultura salmantina debe mucho a la entrega apasionada de
Alfredo Pérez Alencart, puente sobre el que pasan las relaciones
literarias con América Latina desde hace veinticinco años. Él es mi
amigo, lo confieso. Pero este homenaje lo hago como admiradora de
su poesía y de todo su trabajo cultural. Gracias a Dios, los
reconocimientos que viene recibiendo aquí y allí, me evitan mayores
explicaciones, salvo dedicarle este soneto:
Por la gracia de Dios Alfredo vive
La Salmantica Roma Castellana
aprende de Fray Luis sabiduría,
despliega su plateresca armonía
la dorada ascensión que le acompaña.
Deja en la piedra su ofrenda en mirada
seduciendo a celeste torrería,
quietud en esplendor candela guía
lloviendo sobriedad arrodillada.
Es del Tormes hidalgo y lazarillo,
sigue pues a Teresa y a Cervantes,
a San Juan de la Cruz mientras camina.
La plaza es el jardín de su castillo,
paso de su presente, pero antes
la gracia de la fe creció en su casa.

El último debe ir al principio (un anónimo)
Estos casi dos años de trabajo recopilatorio han sido de
bendición, pues a través del correo electrónico he ido conociendo a
amistades de Alfredo que me han dado muestras de su propia
generosidad para con el homenajeado y para conmigo. Pero también
he tenido uno que otro disgusto, como la pérdida de toda la
información contenida en mi ordenador. Tenía copia en papel de lo
que hasta entonces había recibido y, por ello, el daño no alcanzó al
proyecto, salvo con un texto cuyo autor no figuraba al principio o al
final del mismo. Me ha sido imposible saber de quién es, y eso que
hice averiguaciones. Sé que debe ser muy buen amigo de Alfredo y
sé que, por ello, sabrá disculparme. Ahora, a modo de resarcimiento
y por la profundidad de su expresión, merece estar al principio del
homenaje.
Alfredo Pérez Alencart: Poesía y destino
“El quehacer de un poeta muchas veces sobrepasa el límite de sus
versos, se enreda en los laberintos ocultos del tiempo, surge desde
una fuente libre y transparente que mana una incesante agua que a
todos descubre la voz, les enseña a saciar su deseo de conocer. En ese
destino viven sólo los poetas que pueden iluminar el camino, que
son capaces de transformar la realidad, que dan la mano a cuantos
precisan un impulso. Son poetas de la visión lúcida del mundo,
asentados en los andenes donde pasan los trenes dulces de la
amistad, dando la mano y el corazón a quienes lo precisan.
Este es el destino de algunos escritores que han desvelado en su
interior la crisálida leve y profunda de la participación con la vida,
escondiendo en su interior nuevos seres que al irrumpir nos
enseñan el secreto don de la vida. Alfredo Pérez Alencart, más allá
del mar y más cerca de la luz clara de Castilla, pertenece a ese grupo
de poetas que han aprendido el castellano en las fuentes íntimas de
América, y que han sobrevolado con sus palabras los lugares donde
se escondía el tesoro del lenguaje, los paisajes anchos e inmensos
donde las palabras adquieren la dimensión exacta del decir. Con su
obra y con su presencia ha iluminado días y momentos que han
precisado la claridad de lo humano. Se ha entregado a la difícil tarea
de sucumbir en los brazos de la luz, en esas manos poderosas que acarician el sentido poético oculto y escondido. Han sido libros y
años, empresas y objetivos cumplidos; han sido maneras de vivir, de
regalar el tiempo a quien lo ha precisado, ese altísimo regalo que
sólo los más generosos son capaces de entregar. Cuando se enfrenta
con el poema, busca la eficacia en el decir, esa rara virtud que nos
entrega cada poema que escribe: el amor, la amistad, Dios y su
infinito delirio de luz, lo cotidiano y lo trascendente, lo más alto y
lo que roza el ras de lo humano. Todo es materia poética cuando se
saben utilizar las palabras y los sentimientos, como Alfredo Pérez
Alencart adivina entre el caos de las cosas y el orden absoluto de su
mirada. Nada es ajeno al poeta y él lo sabe, lo adivina, lo descubre
cuando se predispone a encender el camino, a abrir la mano a
quienes se acercan a él.
¿Cuál es el destino de un poeta como Alfredo Pérez Alencart?
¿De quién le viene esa rotundidad que alberga en sus manos y que
es capaz de crear? ¿Cómo será el origen de su voz al atravesar las
regiones inhóspitas del lenguaje que busca encender la oscuridad?
Enigmas todos que cuando recibimos la palabra del poeta se nos
aclaran, sufren la metamorfosis de un camino que presentíamos
cerrado y que ahora vislumbramos lleno de vida. Esta es la magia de
un poeta que se sabe poseedor de los dones ocultos de la tierra, que
es capaz de dominar con su mirada el caos frenético del abismo.
El destino es siempre una vereda que no sospechamos, un
bifurcado sendero que nos lleva hasta lugares desconocidos. Y ahí
radica la sabiduría de Alfredo Pérez Alencart: él conoce muy bien el
recodo del camino, la vuelta última de la mirada azul del día.
Cuando la poesía y el destino se unen para ser un río transparente
y claro donde se mira la voz del hombre herido, entonces se han
culminado las pretensiones de todo escritor, se ha llegado a la cima
del monte más difícil del vivir, de la meta más oculta en la hojarasca
insatisfecha de las horas.
En su voz poética (que es la misma que la voz del ser humano en
su destino) hallaremos siempre el eco de un hombre preocupado por
ser hombre. La poesía determina el carácter de quien la posee y le
conduce hasta lo más alto y vital de un secreto iluminado por su voz.
Sea para Alfredo Pérez Alencart el conocimiento verdadero de un
estar presente y entregado entre las cosas”.
Pintura de portada
MIGUEL ELíAS
Edición
VERóNICA AMAT

 JOSÉ ANTONIO FUNES
(Honduras)
CARTOGRAFÍAS Y REVELACIONES
Dura es la tarea del poeta en estos tiempos de miseria. Tiempos
en que la palabra parece más versátil a la cabeza del misil que a la
pluma que defiende la vida. Tiempos de kilos de poemas pero de
gramos de poesía.
Afortunadamente hay poetas que no se rinden y plantan cara a
todos los filos de la muerte. Afortunadamente, en un día como
tantos de desaliento y de mala poesía uno se encuentra con un libro
hermoso, demasiado humano, como Cartografía de las revelaciones y
la vida vuelve a su cauce de eternidades, a afirmarse en su palabra.
Alfredo Pérez Alencart posee una vasta obra poética que ha
venido creando a fuego lento. Su poesía recorre una pluralidad de
geografías en las que se funden amorosamente el sur de América con
la Europa de España y Portugal. Pérez Alencart es un poeta de
muchas patrias, pero entre todas ha elegido una, la más auténtica y
la más humana: la poesía.
Cartografía de las revelaciones es un libro para navegantes donde en
cada puerto un amor espera. Un amor volcado, identificado con los
más vulnerables a los zarpazos de un mundo de rapaces. En el
paisaje de esta poesía se cruzan el niño ecuatoriano vendedor de la
calle con sus “días quemados”, Hasan Kufi volando en pedazos en el
“aire podrido” de Bagdad, el niño palestino Mohamed perforado
por las balas del odio, o los huesos desenterrados, blanquísimos de
dignidad, del padre de Pepe Mateos, caído en ese insepulto 1936.
Idéntica es la carne de los humillados, pero la poesía es memoria de
luz que desempolva sus nombres.
Nada humano es extranjero en esta Cartografía, y menos los
poetas: Westphalen, Vallejo, Eguren, Heraud, Romualdo, Fray Luis,
San Juan de la Cruz, Hernández y Hierro, tan hermanos en sus
ternuras, en sus dolores, en sus armaduras contra la desesperanza,
en sus dignidades indemnes. A todos ellos Alencart podría decirles
 “Aquí estoy para vivir”, porque la poesía es simplemente la
afirmación de la vida.
Poesía intensa por la dignidad de su arte, pero extensa en su voz
solidaria. Poesía de la intimidad, del encuentro con la infancia a
donde siempre llegan, y de donde siempre parten los rumbos del
viento. Poesía de amor, de comunión con la mujer que es la razón y
el sentido del vivir y donde la palabra se extiende como una luz
carnal, como una sábana en la noche de los abrazos. Poesía de amor
también para los otros donde el poeta encuentra el espejo más
cercano, el que refleja la palabra que enaltece y dignifica tanto a la
condición humana como al discurso poético.


 AFINIDAD DE LA PALABRA
El hombre se hizo poeta
a fuerza de tallar la piedra de los sueños,
por eso escucha en su sangre la voz de los ancestros
y escribe a la dignidad con el acero de una espada,
al amor con el rocío que deja en su piel la boca de su amada.
Su patria es la poesía,
esa geografía sin fronteras
donde no existen distancias sólo cercanías,
donde toda belleza está al alcance de un abrazo.
La casa del poeta es pequeña,
pero hay espacio para tantos amigos como en un palacio.
Sus paredes no acumulan el hollín de la envidia,
sólo esa luz que bendice el pan y los libros de cada día.
Desde su balcón se puede ver un pedazo del Tormes,
y el viento pasa fresco y apacible como un respiro de Dios.


 CARLOS NEJAR
(Brasil)
PARA EL VERGEL DE LA CRIATURA LLAMADA
ALFREDO PÉREZ ALENCART
De un poeta se pide
que la palabra
pueda ser tal vez sed
o pan de agua.
Y al sentarse con
los poemas, no hay
nada que lo pueda
consolar,
salvo lo que la lava
insiste en quemarle
y no le cura
el amor en este
vergel de la criatura.
Con amistad el sonido
y en la luz, altura.
Poeta, es tu don
que transfigura.
Si no puedes volar,
agarra este tan puto,
limpio voltaje del aire.
Y coge bien el día,
hasta el día Alencart:
el que nadie más
tira.
Da Urca, Río de Janeiro, 11-9-2012

 PARA O POMAR DA CRIATURA CHAMADA
ALFREDO PÉREZ ALENCART
De um poeta se pede,
onde a palavra
pode ser talvez sede,
Ou pão de água.
E ao sentar com
os poemas, não há
nada , que o possa
consolar,
salvo o que a lava
insiste em lhe queimar
e não lhe cura
o amor neste
pomar de criatura.
Com amizade o som
e na luz , altura.
Poeta , é o teu dom
que transfigura.
Se não podes voar ,
agarra esta tão pura,
limpa voltagem do ar.
E colhe bem o dia ,
até o dia alencart:
o que ninguém
mais tira.
Da Urca, Rio de Janeiro, 11-9-2012

ALBANO MARTINS

(Portugal)
ALFREDO
Le dieron una
mariposa.
Hizo con ella
un poema.
Se sentó a la mesa
con los amigos.
Ofreció vino
y pan.
Donde había sal
puso azúcar.
De las flores
eligió
la amistad
como emblema.
ALFREDO: Deram-lhe uma/ borboleta./ Fez com ela/um poema.//
Sentou-se à mesa/ com os amigos./ Ofereceu vinho/ e pão.// Onde havia
o sal/ pôs o açúcar.// Das flores/ escolheu/ a amizade/ como emblema.

JUAN ANTONIO GONZÁLEZ IGLESIAS
(España)
UN HOMBRE Y UN MUNDO
Hay veces en que Alfredo Pérez Alencart pronuncia la palabra
Amazonía. Así con ese acento que de pronto nos recuerda que él
viene de allí. Lo hace audible. Entre la Amazonía y Salamanca hay
muchas distancias. Son dos mundos, cada uno encerrado en su
polisílabo. Son dos unidades literarias que podrían ser distantes.
Antagónicas, incluso.
Son dos vidas. Digo Amazonía para decir América. La gran
aportación de Alfredo Pérez Alencart a nuestras letras es que el
comunica con su poesía su conquista mayor: que todo sea uno. Su
vida americana y su vida española, su mundo amazónico y su mundo
europeo, sus versos torrenciales y su precisión ética.
En un mundo en el que los poetas tienen poca presencia,
Alfredo Pérez Alencart tiene mucha. Tiene la valentía de publicar en
el periódico —en el diario, porque esto sucede cualquier día—
artículos auténticamente poéticos. Se multiplica en gestiones
difíciles para lograr encuentros que suceden luego como
acontecimientos milagrosos. Es poeta por el entusiasmo que pone
en cada palabra y en cada cosa, sin distinguir las unas de las otras.
Tiene un lado espiritual que valoro extraordinariamente, porque
también ahí ha logrado aunar lo que pudiera parecer incompatible.
Es profesor de una materia que yo imagino ardua, pero eso resulta
armonioso con su condición de poeta. Ha publicado, además,
antologías, ensayos, textos sobre otros.
Es, por encima de todo, un poeta único que ya ha publicado
unos cuantos libros definitivos y emocionantes. Ha dicho lo que
nadie sino él podría decir. Su lenguaje contiene realidad, literatura,
dos mundos que son solo uno, familia, amigos, trascendencia que
no hiere sino que cura. En su poesía es donde da su fruto todo, en
la ternura general con que despliega sus líneas dentro de cada poema.
Lleva bien la sobredosis de amor que corresponde a un
poeta. La comparte sencillamente, sin alboroto. La pone en la
existencia de los demás. La pone en la ciudad. En la ciudad
entendida como vida social, en la pólis.
También en una ciudad concreta que mantiene así su nombre en
la historia de la literatura.
Un homenaje es la ocasión para que sus lectores le demos las
gracias.

JORGE CADAVID
(Colombia)
MÍSTICO EN LA VENTANA
Para Alfredo, junto al Tormes
La boca estaba vacía,
solo las comisuras sostenían la luz.
Oraba a alguien ausente.
La plegaria era blanca.
Sonidos claros y puros
se suspendían en el aire.
Quiso escribir, en la hoja
de papel del pensamiento,
la primera página
de un evangelio aún desconocido

RAMÓN PALOMARES
(Venezuela)
EN SALAMANCA
Para Alfredo Pérez Alencart
Escuchamos el canto del pájaro en la piedra,
la piedra vieja y sabia,
y escuchamos al gato ronronear bajo el pelaje leonado
y unas voces se oían junto a otras, lejanas,
cuando la campana sonó en medio del frío.
Y la bella muchacha que pasaba desapareció en el muro sin sol.
La tarde era de golondrinas y algún pino y algún pino
arriba de los techos
y el vivísimo césped recordaba que era la estación exquisita.
Hacía yo mi lección de escritura y despertaba en Salamanca
como un niño remoto después de una larga noche de lluvia.
Y miré la madera antigua, recogida,
y escuché el árbol sapientísimo bajo las palomas.
La ausencia del agua y el graznido de papeles sombríos,
la veleta en la cruz rematando la cúpula y el azul.
Y siempre los ramajes ardiendo en el silencio.
Salamanca, 24-4-1991

FRAY LUIS SOBREVUELA SALAMANCA
A Alfredo Pérez Alencart
Yo que amo a Salamanca y la miro en mí mismo,
su Tormes y su Toro y sus graves conventos,
la piedra que la funda y la arcilla que asciende
extasiada en sus muros, sus praderas y patios;
en el aire otoñal color de golondrina
y el esmeralda fluido de intensas primaveras
Yo que soy su bandera, su victoria y su víctima
no me duelo en mirarla desde una torre ciega
pues desciendo con ella y con ella regreso:
tortuosos caserones de rojiza congruencia
de su trama escogí una espadaña en vuelo
–extensión de sus arcos, pródigos de armonía;
y el huerto que cruzara mi paso adolescente
hacia la luz, por la verdad, por la belleza.
Esto era ayer que otra tarde en el claustro
musitara un dicebamus…
el verano es ahora y la celda arde suave
sin rencor, sin ahogo, en la imagen del puente
-largo en el gris de piedra
que duele como el verso
del Eneas virgiliano al contar sus desgracia.
No es mía la tristeza, la obsequié a mis contrarios
mudos en el pasado, atrapados del miedo.
De mí sé de volar sobre esos techos lentos
que levitan conmigo hasta el cielo más alto.
Salamanca de Tormes, de Frailes, de caballos,
de tabernas y espadas
donde el verbo se pule con música de esferas:
Salamanca soy Yo, créanme el cielo y Cristo
por sus nombres sagrados
-humildes e irradiantes imposibles
al ojo de inteligencias muertas
que un astro oscuro
avienta hacia la nada.
Mérida, octubre de 2004

ANTONIO SALVADO
(Portugal)
APROXIMACIÓN A LA POESÍA
DE ALFREDO PÉREZ ALENCART
Raramente encontraremos en la poesía española actual poeta
que, como Alfredo Pérez Alencart, alumbre un horizonte temático
tan polifónico y tan ramificado. En verdad, la obra hasta ahora
publicada de este poeta peruano-español clarifica, en su ejecución,
floraciones multiformes que diríase, reconcilian absolutamente
todos los elementos y todos los escalones vivenciales que
singularizan y reflejan al Hombre en su condición de criatura con un
destino y de creador con talento intemporal.
En el ámbito o dimensión así identificados, la poesía de Alfredo
Pérez Alencart legitima, por la palabra, la completa autentificación
de los atributos, serenos o estremecidos, que modelan y caracterizan
al ser humano en su tránsito terreno y, también, frente a Dios.
Del ascetismo celebrante a lo divino a la exaltación amorosa y
peculiar de la mujer; de la fascinación (lírica o dramática y, hasta,
humorística-satírica) por los flujos y reflujos, por las armonías y
desarmonías de lo cotidiano, hasta las evocaciones de las
mundividencias de un trayecto personal pleno de motivaciones; de
las ‘geografías’ sentimentales trazadas por la introspección, a las
geografías concretas de un mapa físico (América Latina, España,
Portugal…), geografías esas generadoras de relevantes creaciones; de
las denuncias (siempre pobladas, sin embargo, de singular
serenidad) por las injusticias que alejan y laceran a los hombres en
su dignidad, hasta el acatamiento algo suspirante de la culpa que al
propio poeta también cabe por desocultar dichas angustias y
desesperaciones.
Esta es, en un resumen posiblemente aleatorio, la
multiestratificada, encantatoria y sorprendente cristalización de los
abordajes que consustancian, en variados ritmos formales, la poesía
de Alfredo Pérez Alencart.
Castelo Branco, 2011

DESPUÉS DE LA LECTURA
DE EN NOMBRE DEL PADRE,
DE ALFREDO PÉREZ ALENCART
Querido Alfredo: en mi humilde texto
se encuentra el estremecimiento
que los tuyos me causaron.
Hiéreme los ojos Tu luz, Señor, y mientras tanto eres Tú quien
nos acepta en la inconstancia de nuestro caminar. Un nuevo sol de
animado calor me lleva al rellano de la claridad que la certeza de Tu
existencia vigoriza. Porque si eres Dios de nuestro silencio, Tú
alimentas las llamas ardiendo en la garganta de nuestra conmoción.
Porque sólo Tú eres la esperanza imperecedera capaz de vencer
la desolación que nos oprime. Por mí, ignoro catecismos, pues en
cada instante surges y resurges traspasando a tu propia creación.
Fecunda se anima la itinerancia de nuestra condición, de mi
condición, peregrinos en busca del infinito de Tu universo.
Y nada me expulsó de Ti, cuando miserias insaciables me
atormentaban la serenidad, perturbando la calidez de mi día a día.
A lo efímero respondí con la grandeza de Tu compañía: en verdad,
mis llagas de proscrito fueron suavizadas por la caricia de Tu
compañía, y mis oídos se cerraron a la insipidez de propósitos
ajenos. Y si alguna vez Te reclamé, eso nada más fue debido a la
transitoria circunstancia del desaliento.
Y repito, Señor: ningún soberbio altar sirve para configurar Tu
inmensidad silenciosa. Y Tú, que transformas la oscuridad en luz,
acepta el renacimiento de mi creencia siempre continua e
inmaculada, y hacia Ti volcada.
Por los desiertos del mundo alcanzo la fecundidad de Tu
fulguración. Y en el latido de mi corazón no viven idolatrías, pues
Tú, Señor, sólo Tú, eres el relámpago que traspasa la noche
iluminando los días.
Tu ley es mi ley, y Tu justicia me cubre con la certeza del destino.
Lo que complace a mi cuerpo es tan solamente la voluntad de Tu
deseo. Y que las alas de tus ángeles desciendan también hasta mí.
¡Ah, Señor, por cuántas sendas y parajes yo transito!
Lentamente, no por recelo de peligros o de sacrificios, sino por saber
que el amor de la satisfacción se alcanza cuando la escondida fuente
se abre ante mí y que es en ella donde podré saciar mi sed.
Pues, Señor, humano como soy, es más allá de esa fuente que la
mujer elegida me aguardará, y es para nuestro amor que yo ruego Tu
amparo y Tu contentamiento, oh Tú, espejo azul de lo invisible.
Y ya que así lo determinaste, acepta la plegaria de la familia que,
al sexto día, Tu creaste para siempre (2009).

HAROLD ALVARADO TENORIO
(Colombia)
A. P. A.
Ocupas el vano de la janela
mientras almuerzo en tu piso
un mediodía, de otoño,
en Salamanca.
De repente,
contra la luz de la ventana,
veo el Tormes.
Una pareja de jilgueros
abrevaba en la orilla
y pensé entonces
que aquí estuvo
Carlos Contramaestre
antes de partir,
componiendo sus últimos poemas.
Él, que había conocido,
la fiesta y la gloria del afecto.
Él, quien como tú,
era la misma amistad.

GABRIEL CALVO
(España)
ALFREDO PÉREZ ALENCART,
EL AMIGO DEL SINÓNIMO AMIGO
Amigo lejano y amigo cercano.
Correligionario de alegrías que luchan contra tristezas.
Compañero como las gotas del cielo lo son de la tierra.
Colega de sentimientos que cultiva pensamientos.
Aliado de un afecto que inmortalizó el tiempo.
Condiscípulo en monumentos, ventanas y celosías.
Afiliado de la amistad en el carnet de mi vida.
Compadre como los ojos y las pestañas.
Compinche de caminos serenos con rastro de migas.
Camarada en tiempos de invierno al sol tostador.
Cofrade sin túnica en el ritual de la vida.
Hermano con sangre distinta, amigo, hermano.

RAFAEL SOLER
(España)
PARA ALFREDO PÉREZ ALENCART,
CON EL AFECTO DE RAFAEL SOLER
Ocupa Alfredo Pérez Alencart un lugar de privilegio en esta
nuestra Casa Común de la Poesía, en donde ni están ni son todos
los que son y están. Discreto, afable, erudito y agitador cultural con
mando en plaza, este poeta de maneras sencillas y versos
contundentes disfruta y sufre cuando escribe, talla sus versos con un
cincel de tinta que bien conoce el valor de la Palabra, y se enfrenta
a cuanto dicta su corazón de hombre solidario con un rigor inusual,
contando lo justo para que nada sobre. Cuanto más escribo, más me
acerco a lo que soy, decía el genial e inmanejable Charles Bukowski; y
en ello está nuestro poeta, sin darse tregua, paciente, tenaz en su
empeño de nombrar lo inefable. Soy poeta con suerte: he leído su
obra, y mucho me queda por leer. Tanto Oídme, mis Hermanos como
Cristo del alma son dos libros luminosos, a veces sobrecogedores,
siempre intensos y rezumando esa difícil sencillez que distingue a los
poetas de raza. La poesía es siempre soledad en compañía, y Alfredo,
su poesía honesta y vital, es el eco que muchos buscan y todos
necesitan para transitar por este mundo severo y con frecuencia
hostil donde tanto queda por decir. Que no escampe. Que no deje de
llenarse el viejo estanque / donde lavaré mi alma…, nos dice. ¿Qué más
puede pedirse?

EFRAÍN RODRÍGUEZ SANTANA
(Cuba)
UN FUERTE ABRAZO
Querido Alfredo: Me hubiera gustado contar con tiempo
suficiente para recorrer tu ya prolífica obra poética y para hablar con
más detalles de tu labor como alto promotor de la poesía
iberoamericana. Tengo el mejor recuerdo de nuestros encuentros, de
tu dedicación para que mi estancia en Salamanca fuera muy
productiva y poéticamente hermosa. La conversación, a través de ti,
con el sabio Alfonso Ortega Carmona, y todo lo que hicieron
ustedes dos por poner en su justo sitio al grande Gastón Baquero.
Créeme, tu trabajo de difusión y expansión de nuestra poesía, a
través de muchos años, sólo ha sido posible gracias a una
personalidad recia y comprensiva como la tuya. En Salamanca los
poetas cubanos y latinoamericana tenemos en ti a un aliado
extraordinario. Ya sé que eres también una referencia en la
Salamanca de hoy, la letrada, universitaria e históricamente
entrañable e inmensamente poética, la Salamanca de siempre, la de
Fray Luis de León y Miguel de Unamuno.
Cumples cincuenta años lleno de fuerza creativa, junto a tu
esposa Jacqueline y a tu hijo José Alfredo, que ya debe ser un joven
hermoso como su padre. Te felicito. Un fuerte abrazo

 GONÇALO SALVADO
(Portugal)
MEUS OLHOS
Para Alfredo
Meus olhos:
duas sombras.
Deixa que ao ver-te
surja neles
a manhã.
MIS OJOS
Mis ojos:
dos sombras.
Deja que al verte
surja en ellos
la mañana.

 SAMUEL DÍAZ-PINTO MONTORO
(España)
AL PEU D’AQUEST LLIT
Al peu d’aquest llit
atordit i sense veure res,
el cor comprimit al pit
i la voluntat ferma
d’arribar fins al final
d’una oració plena de pedres,
el nòrdic m’oculta
entre la vergonya
i la covardia
de cridar al cel,
i de com els llençols
sacrifiquen la calor
per enganxar-se a la suor de la meva pell,
aferrat a un coixí ardent
demano a Déu que destrueixi el meu jo
per sacrificar tot allò
que em lliga
al peu d’aquest llit.
Al pie de esta cama/ turbado y sin ver nada,/ el corazón comprimido al
pecho/ y la voluntad firme/ de llegar hasta el final/ de una oración llena de
piedras,/ el nórdico me oculta/ entre la vergüenza/ y la cobardía/ de clamar
al cielo,/ y de como las sábanas/ sacrifican el calor/ para pegarse al sudor
de mi piel,/ agarrado a una almohada ardiente/ pido a Dios que destruya
mi yo/ para sacrificar todo aquello/ que me ata/ al pie de esta cama.”

 DEDICATORIA: Es en el fragor de una oración en la intimidad
con el Creador cuando a menudo salen las más grandes
convicciones, a base únicamente de sacrificarlo todo al pie de una
cama; Alfredo tiene la suya, se la ganó en su intimidad con el Padre
hace ya mucho tiempo.

 CHICO DE NECO CARTEIRO
(Brasil)
PARA MI AMIGO ALENCART
Chao do Lazarilho
de Tormes, Pérez nao dorme;
faz festa com brilho
Suelo del Lazarillo
de Tormes, Pérez no duerme;
hace fiesta con brillo.

 ÁLVARO MATA GUILLÉ
(Costa Rica)

LAS HOJAS EN EL DESTELLO DE LA SOMBRA
a mi querido Alfredo Pérez Alencart
Se dice que vivimos el fin de una época, que un ciclo termina y
empieza otro, un algo que se cierra y un algo distinto que aparece.
Pero, si hay una nueva etapa o una nueva época, lo cual supongamos
sea cierto y ésta se avecina como un resplandor que encubre la
penumbra ¿qué sería lo novedoso de ella o lo distinto, qué haría que
la rutina cambie y cambien las cosas o se transforme lo que hemos
sido, ese otro desprendido del entorno y de sí mismo? ¿Qué hace
que la lluvia deje de ser lluvia y la niebla ya no sea niebla para que
nos palpen como el aire de otra forma? ¿Qué deberíamos imaginar
–crear, pensar, conocer– para construir los cimientes de otro
espacio, otra convivencia, otros símbolos, otro lenguaje, otra voz,
otro rostro?
La orfandad que padecemos al descubrirnos solos, en tránsito
hacia la muerte, nos descubre también necesitados del otro:
complemento y ajenidad, lejanía y búsqueda, encuentro y
desencuentro que transcurre unido al deseo, a la epidermis, a la
extrañeza.
El otro, nosotros, nosotros en lo otro reencontrándonos en el
espejo de lo ausente, mirando a la niebla en el exilio del desierto, al
horizonte diluido en el sol que se sumerge detrás del monte, atraído
por la sombra, en el lugar del inicio donde sólo reposa el pájaro
escondido en el viento. Desde ahí, desde esa subjetividad que se
percibe a sí misma diluida en la penumbra, reflejando su exaltación
en la bóveda de piedra, en su anhelo de absoluto, de convivir con lo
diferente, con el no-saber que nos marca con su sed de pregunta
deteniéndose en el tiempo, se establecen los cimientos que han
dado forma a la sociedad, los parámetros que enmarcan los
derroteros que siguen las culturas, el sentido de las cosas, la razón
del estar y permanecer, la razón de ser de lo que somos

 JACOBO RAUSKIN
(Paraguay)
SOBRE MI AMIGO, EL POETA
ALFREDO PÉREZ ALENCART
Entre los no muchos dones que, tras la extinción del bien
público en todo el mundo, le quedan a cualquier ciudad, pueblo,
aldea o villorrio, sobresale el de la amistad en alguna de su gente. De
manera particular, en sus poetas y artistas. La amistad propaga la fe
en la poesía, en el arte, en el deseo de vivir en paz, de no morir
ahorcado por el dólar o ahogado por el euro para satisfacer a la
usurocracia que gobierna el planeta. He tenido la dicha de conocer
a Alfredo en Salamanca y de volverlo a ver en esa su ciudad por
adopción. Me siento feliz de haberlo conocido y de continuar
nuestra amistad basada en el deseo común de ofrecer poesía a
nuestros semejantes.

 XHEVDET BAJRAJ
(Albania – México)
TRËNDAFILI
Për Alfredo Pérez Alencart
Jam goxha i sigurt se
kur e pa njeriun
për herë të parë
trëndafilit i dolën gjembat
LA ROSA
Para Alfredo Pérez Alencart
Estoy casi seguro de que
cuando vio al hombre
por primera vez
a la rosa le salieron espinas


 ALGUNOS POEMAS
DE ALENCART TRADUCIDOS
A OTROS IDIOMAS
Hagámonos uno,
para que acontezca el provecho
de la fraterna comunión.
A. P. A.
NOEMÍ VIZCARDO ROZAS
(Perú)
SAQESQA ALQO
Khayna kanki
hoq alqo qoonqaypi saqesqa hina
ñak’ariyninqa ch’akmi rikukun
llakillaña authiynawan.
Khunataqmi manapuniñan
cheqniytapas mikhunatapas
chaskinkichu
imaynapi as rikuna
Munasqa kaypi.
Saqesqata yachakuspayki,
kausanki mosoq kausayniykita
k’ikllupi hoq alqo kikin
tarillantaqmi
Hoq kayta anscchinanpaq.
(En quechua)

PERRO ABANDONADO: Te sientes/ como un perro abandonado/ que
transparenta su dolor/ con tristes aullidos.// Hoy ni siquiera/ recibes
desprecios o restos/ de cualquier muestra/ de cariño.// Sabiéndote en
desamparo,/ vives tu nueva vida/ como un perro que en la calle/ sólo
encuentra//lugar para el quejido.

HELINA AULIS
(Estonia)
SANGRA UNA PALOMA
Creer en un niño
y vivir dos mil años
con la identidad
de su bautizo
o de su estrella
que no se ha vuelto
escombro.
Vivir sin apedrear
a nadie, como
ese niño que supo donar
su reino entero,
y también su vida
sin revancha
o su amor escanciado
para resistir la herida
y el rasguño.
Sangra una paloma
en las manos del niño
que llamamos Jesús.
Para Célia y Cláudio Aguiar

VERITSEB TUVI
Uskuda lapsesse
ja elada kaks tuhat aastat
teadmisega
tema ristimisest
või tema tähest,
mis ei ole muutunud
tolmuks.
Elada kedagi kividega
surnuks pildumata, nagu
see laps, kes oskas anda
kogu oma kuningriigi
ja ka oma elu,
nõudmata kättemaksu,
või oma armastuse, mille
ta valas välja, et taluda
haavu ja vermeid.
Veritseb tuvi
lapse käes,
kel nimeks Jeesus.
Pühendatud Célia y Cláudio Aguiarile

SIGRID BECHER
(Alemania)

UN LUGAR DIFERENTE
Hay un lugar diferente,
¿mas quién,
oh Casiodoro, quién
podrá decirnos
que allí no sobrevive
el verde billete?
Algo sabemos
de lo cierto y lo falso;
algo del poder
y la gloria.
Vemos el centro
del círculo, y nada,
aunque el corazón
se nos acelera
por treinta monedas,
y todo.
¿Quién como Aquel
que revocó
nuestras condenas?

EIN ANDERER ORT
Es gibt einen anderen Ort.
Aber wer,
oh Casiodoro, wer
kann uns sagen,
dass dort das Geld
nicht überlebt?
Etwas wissen wir,
was richtig und was falsch ist;
etwas von der Macht
und dem Ruhm.
Wir sehen die Mitte
des Kreises und sonst nichts,
auch wenn unser Herz
höher schlägt,
sogar wegen
der dreißig Silberlinge.
Ist es DER,
welcher
unsere Verdammung aufhob?



TEODORO MARANAN

(Filipinas)
AMOR A LA PATRIA
He llegado a comprender
que en este mundo
mi patria verdadera
la encuentro
en el mapa de tu cuerpo.
No hay más patria
que tu entrega
ni hay más mundo
que este amor.
En la esposa del amor
está la patria.

PAG-IBIG SA BAYAN

Napagtanto ko
na sa mundong ito
ang tunay kong bayan
ay natagpuan ko
sa mapa ng iyong katawa.
Walang ibang bayan
na iyong handog
at walang ibang mundo
kundi ang pag-ibig na ito.
Sa kabiyak na dibdib ng pag-ibig
ay ang bayang mahal.

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El septyimo cielo en los ojos n°60