viernes, 6 de noviembre de 2015

“Siete Miradas”por Lic.Adriana Gaspar



 “Siete Miradas”, tiene como preocupación central la necesidad de otorgarle a la mujer un lugar diferenciado, de libertad en la construcción de una identidad que hasta hace unas décadas estuvo silenciada, estigmatizada, por el sometimiento impuesto años atrás por la sociedad patriarcal.
La fragmentación del cuerpo y los objetos quedan atrapados en un entrelazado sutil, subjetivo. Objetos que se materializan en el volumen, la forma y su relación con el espacio. Ellos nos convocan a pensar en una sociedad que da paso a la diversidad, al respeto. En ella se expanden grandes interrogantes, los que seguramente preocupan a la artista. Preocupación que se refleja en el vínculo afectivo que Mary Fiandesio logra con el espectador.
La simplificación de las formas y en ellas la búsqueda de belleza es el relato visual que nos propone Daniel Ifer en sus finas y delicadas esculturas. Siluetas de alambre que le otorgan a las figuras todos los interrogantes propios del material. Lo femenino desde una visión romántica, tierna, y hasta novelesca se apodera de la obra del artista otorgándole una identidad personal, la que se multiplica en la construcción de cada una de sus producciones.
Lo simbólico sobrevuela en una imagen casi etérea, sin embargo, en ella, la artista y la mujer luchan por la existencia de un lugar propio, por la validación de una imagen femenina que se despoje de todo indicio figurativo, que deje atrás la escena de lo cotidiano, invitándonos a sumergirnos en un nuevo relato, al cual nos convoca Mónica Di Antonino.
¿Cómo se manifiesta el erotismo en la pintura? Develando y ocultando lo que el espectador quiere descubrir, sería tal vez una de las tantas respuestas. La insinuación de un fragmento se desprende de la imagen y potencia la imaginación de quien la mira. La ausencia de aquella sutil presencia es la que abre el juego, dando lugar a lo impredecible, a lo sugerente. Todo esto forma parte de la serie que nos muestraClaudio Lasorba.
Formas subjetivas, casi etéreas se apropian del lienzo abriendo paso a un escenario íntimo, en él, la artista bucea en búsqueda de la sonoridad de sus pasos, los que se legitiman en el aterciopelado fragmento de cada color. La sensibilidad se instala en la ausencia de cada silueta que imaginamos. Siluetas que se ocultan en un clima de belleza. En ella Patricia Campagne nos sumerge, nos conecta con su espíritu, nos conduce al encuentro con su aura.El oficio y el compromiso se reflejan en cada una de las obras que la artista nos presenta.
Lo sensual, lo romántico y hasta lo ingenuo confluyen en el imaginario artístico que propone la obra de Guillermo De Rosa. El estallido del color se potencia en el rostro femenino y su entorno, lo cual le da un carácter personal a su obra. Allí se desliza un abanico de sentimientos, los que se corporizan en cada gesto, en cada mirada de esos rostros, que ocupan, un lugar central en sus producciones.
Mujeres atravesadas por cuerpos sin rostros, mutilados por el avasallamiento del poder, por una justicia tardía, a veces inconclusa, atraviesan el alma de Adriana Gaspar, desvelan sus noches de vigilia, y allí en aquel tiempo de espera se genera su universo estético. Ese, que intenta invisibilizar, entumecer los cuerpos marcados por mandatos sociales y religiosos cobijados todos, por una sociedad patriarcal dominante que intenta perpetuarse en el tiempo.

http://www.algosobrearte.com.ar/7miradas/index1.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El septyimo cielo en los ojos n°60