"Los Cuartos de Maravillas" o "Gabinetes de Curiosidades" designan los
lugares en los que durante los siglos siglo XVI y XVII, en pleno
renacimiento europeo, se exponían las colecciones de objetos raros o
extraños procedentes de las exploraciones geográficas y los grandes
inventos de la época. Así pues, estas salas atesoraban "maravillas" de
los tres reinos de la época: animalia, vegetalia y mineralia; pero
también instrumentos técnicamente avanzados e incluso cuadros y
pinturas.
Estos cuartos son los antecesores directos de los museos y tuvieron un
papel fundamental en el despegue de la ciencia moderna, aunque
reflejaban las creencias populares de la época y por eso no era raro
encontrar "sangre de dragón" o "cuernos de unicornio" o esqueletos de
cualquier ser mítico.
Si alguna vez habéis tenido la oportunidad de visitar alguno de estos
espacios, estoy segura de que habréis sentido la misma fascinación que
yo ante la visión de los objetos que mostraban. Imposible borrar de mis
recuerdos el gabinete de la Biblioteca Strahov de Praga...
Los objetos que muestro aquí son el inicio de mi propio "Gabinete de
curiosidades... minúsculas". No son reproducciones a escala realizadas
por mí ni por otros miniaturistas contemporáneos sino elementos
diminutos en su estado original y objetos antiguos elaborados sobre
materiales naturales.
Hace años, en una tienda de antigüedades parisina, encontré esta mesa de
ajedrez tallada en hueso, que ha servido para ambientar alguna de mis
escenas.
La rueca de marfil viajó conmigo desde Alemania y la diminuta librería, desde Francia.
Estas navidades, los Reyes me trajeros dos maravillas más: una calavera
tallada sobre hueso de morsa fosilizado y un camafeo esculpido en el
nácar de una concha marina.
Hace unos días mi marido me sorprendió con un regalo que me dejó
boquiabierta: una cáscara de avellana reconvertida en cajita con boca y
cierre de oro que guardaba en su interior dos diminutas navajitas
francesas, de una factura impecable, que abren, cierran, ¡y cortan! con
una precisión increíble.
Pequeño tesoroS que se uneN a otros que ido guardando durante toda mi
vida y con los que espero poder montar en breve mi pequeño Gabinete de
curiosidades: como la nuez que alberga un pequeñísimo taller de
carpintería; los tres últimos libros en miniatura que he conseguido para
"La Biblioteca de Liliput" (de los que hablaré en mi otro blog);
el conjunto de instrumentos ópticos antiguos (un catalejo de mediados
del XIX en bronce y 3 minúsculos gemelos por los que pueden verse
microscópicas imágenes de monumentos parisinos, ya que se vendieron como
souvenir durante la Exposición Internacional de 1878); o la serie
completa de fototipias sobre escritores que se regalaban hace sigo y
medio junto con las cajas de cerillas.
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miércoles, 18 de diciembre de 2013
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