martes, 7 de abril de 2015

Cuentos bajo el sol:Alejandro Martinez



La historia de Liza


Un señor de unos 70 años, muy acongojado pone un antiguo vinilo en la soledad de su sótano-taller y suena una vieja canción, con una pequeña introducción de wah wah que lo hace volar a aquella época tan contradictoria, entre feliz y peligrosa por los militares.
Cierra los ojos y se sitúa en el momento; oye la despedida, y la angustia de la ausencia cala hondo, es la pérdida, la impotencia de no haber podido detener el curso de los hechos históricos, Fidel revive el momento.
Mágicamente esta canción, “Liza de los ojos azules” de Nicola Di Bari lo envuelve, y a la par se va dibujando una silueta joven que flota en el espacio, de claroscuros y madera. Ella, gélida y transparente, lo mira encantando sus ojos grises, ya cansados.
Fidel escuchaba en silencio la canción con ese sonido de fritura antiguo, y mientras la figura del fantasma de Liza lo acariciaba, él sonreía y hablaba con ella asegurándole que faltaba poco para el reencuentro, ella con una mirada tierna se acercó más y lo besó, sin percatarse de que David, el nieto más pequeño, los miraba oculto detrás de un estante con herramientas.


Carancho

Creció como un ser solitario, la gente que lo conocía siempre exclamaba:
-¡ahí va ese hijo de puta!
Jamás se conmovió por el sufrimiento ajeno, menos por la familia, al cumplir la mayoría de edad, decidió estudiar leyes para poder manipular el sistema, su cuerpo en ese tiempo cambio de manera imperceptible, al comienzo le salió un pelaje oscuro, como sus ojos, que se tornaron abismales y a lo lejos brillantes, dejando la sensación de que todo lo sabía, era siniestra esa mirada, y lo ocultaba debajo de sus trajes impecables y una sonrisa cautivadora.
Fue un estudiante brillante, pero su cuerpo seguía experimentando cambios, la nariz se alargó como si se tratara de un pico, sus parpadeos eran veloces, y giraba la cabeza de manera abrupta ante estímulos externos, su voz había adoptado un tono chillón y molesto, como si de un ave se tratara.
El éxito le sonrió en la vida, piso cabezas en un partido político escalando como funcionario, al graduarse recibió la “summa cum laude”; en ese momento tomó el título con el pico y salió aleteando burlonamente.
Con el paso del tiempo logro engañar a la sociedad haciendo gala de los sofismas aprendidos en la universidad, hasta que desapareció misteriosamente un día.
Lo último que se supo de él fue: que luego de muchos años viviendo en el sur, hastiado de logros, y sin importarle el origen de las riquezas (el sufrimiento ajeno) sólo sintió deseos de volar; se arrojó de un alto edificio comercial, pero la conciencia le peso más que sus alas.

 
“Todas las verdades que se callan, se volverán venenosas...”
(Friedrich Nietszche)


El Nihilista

Muchas veces buscó una solución final al dilema del hombre, descubrió en el trayecto que existen realidades insoportables, de las cuales por más intento que hiciera por mejorar éste mundo, todo era infructuoso.
El hombre jamás cambiaría, en ése aspecto coincidía plenamente con Nietszche, que alguna vez dijo anticipándole la angustia: “El mundo es bello, pero tiene un defecto llamado hombre”; es tan así que cuando empezó a dudar, abstrayéndose horas, días y semanas de todo lo que rodea su mundo, y en ésos momentos de soledad, descubrió que fue programado por la sociedad para cumplir normas pre-establecidas, normas que formaban un todo en aparente armonía, la estructura social le permitía moverse de un lugar a otro como pez en el agua, pero cuando ahondó en su capacidad de comunicación, decidió callar y observar.
Convencido de que el hombre era el peor mal de éste planeta se dispuso a recordar cada debate que tuvo en las aulas, y descubrió horrorizado que solo repitió información procesada por otro, en un idioma ya impuesto, descubrió que el hombre sólo repite, que toda su vida consistió en repeticiones necesarias para poder encajar con la exactitud de un reloj Suizo en todos los grupos sociales, aprendió desde la más tierna infancia todas las conductas necesarias para asegurar su supervivencia, él era un engranaje dentro de la gran maquinaria.
Así se dio cuenta de que el hombre es un ser amorfo, moldeable por el mismo hombre y las circunstancias que lo determinan constantemente, por el sistema creado para dirigirlo hacia un fin establecido.
Sintió tanto asco de sí, sabiendo que sólo repitió lo enseñado, y que en el tiempo que él creyó ser libre, en realidad no lo fue jamás. Entendió que la libertad es un artificio dentro de la sociedad para generar una sensación de comodidad y alivio, porque sabía que el hombre no sobreviviría en soledad, debía comunicarse y acoplarse a una estructura compleja con normas, en otras palabras ponerse a sí un collar de ahorque de usos y costumbres para contener su animalidad.
Entonces se miró como un autómata que bajo la ilusión de la libertad se desenvolvió.
Pero desde ése momento sería diferente, comprendiendo el dilema en el que se convirtió, tuvo que buscar un acto de autodeterminación, de disposición sobre su ser, éste sería un acto contradictoriamente libre según los estándares sociales, porque no existía vuelta atrás, luego de mirar la sociedad desde afuera, y el gran engaño del hombre a sí mismo, que camina esperanzado y de forma ilusa a su propia destrucción, ya lo tenía decidido, razono que aquí la diferencia era: que “ellos” caminan siguiendo normas y placebos; él en cambio siguiendo una razón prima, aunque envenenada por lo aprendido en el cuerpo social, una razón mal parida en los recovecos de su programado razonamiento, pero todavía podía salvarse de lo que es, de su estigma.
Y como no lograba detener los pensamientos que fluían como un rio caudaloso, como un disco puesto en modo aleatorio de reproducción, eligió un arma de fuego, se dirigió a la universidad y allí con el revolver en mano, lo llevó a su sien y disparó sin dudar un instante delante de sus compañeros de la universidad, librándose de la mácula putrefacta de su ser, fue así que un solo tiro lo convirtió en nada y todo para los amigos, compañeros, y algunos seres que quizás sigan su destino como ejemplo en este mundo de máquinas programables.

El Che Web-ara*

Con el avance de los medios tecnológicos, la comunicación ha llegado a producir el acortamiento de las distancias, acercando a las personas entre sí, a pesar de estar una frente a otra (embobados como adictos) con sus celulares, iPhone, tablets etc.

No estoy inventando nada que no se vea hoy en las calles, en las escuelas y universidades, es más, es probable que usted querido lector, en éste preciso momento estés con el celular a tu lado revisando algún mensaje de whatsapp o el face y porque no el twiter.

Dentro de la fauna virtual -que es muy variada- tenemos al “Che Webara” o “Webolucionario”, quiero aclarar aquí algo importante: acuñé este neologismo en el título para dar vida y describir al personaje que pulula en el espacio virtual, sin menospreciar a las personas abnegadas que son realmente luchadores sociales, mucho menos al revolucionario Argentino-Cubano hoy lamentablemente cosificado; verdaderos estandartes de la ideología que profesaron y llevaron a la práctica de manera coherente.


Una de las características de este tiempo, es la cosificación de todo los que nos rodea, quitando el valor extrapatrimonial que otorga la historia, los recuerdos y el acercamiento de lo que se cosificó a ideales elevados, por ahí en las calles se puede observar pinturas en las paredes, hechas en stencil, también remeras sublimadas o estampadas con la figura del conocido revolucionario Argentino comercializadas por locales de ropa de marca internacional, una contra muy grande para la causa.

El perfil de este personaje de las redes sociales se caracteriza generalmente por usar fotos de la persona o elemento que lo influencia ideológicamente, llámese el Che, Simone de Beauvoir, la bandera comunista, Fidel Castro, la bandera cubana, o algún héroe de la revolución o luchador de la causa. O también imágenes de cualquier tipo porque no comulgan con los medios masivos de comunicación y su filosofía sobre la intimidad optando por perfiles sin fotos, o fotos falsas (ojo solo algunos).

Justiciero de las causas perdidas, ingresa (donde le permita la conexión) a discutir haciendo citas de Marx, Trotski, Engels, Hegel, Foucault, Sartre1 siempre comentando como si tuviera la autoridad moral de resolver aquellos entuertos producto de las diversas opiniones y enredos gramaticales típicos de estos medios.

En algunos casos estos personajes caen en el despotismo virtual llegando a silenciar a los comentaristas con una serie de fundamentaciones plagadas de tecnicismos y vocabulario rimbombante con la finalidad de demostrar quien la tiene más grande, dicho en términos vulgares y aproximados a la jerga virtual.

Es así que se puede encontrar en sus comentarios las famosas enumeraciones a modo de texto universitario de índole científica, con cada análisis de las palabras emitidas en la discusión por el contrario desde alguna parte del mundo.

Como sabemos en un medio virtual al carecer de la presencia real del interlocutor genera remolinos de conceptos, interpolaciones e interpretaciones, dando lugar al “desconche total”2 por una coma, de donde surge el famoso: “yo no dije eso”, “lee mejor, te falta capacidad de comprensión lectora” y el infalible “facho”, “opresor”, “burgués” y otros dentro de su arsenal de ataque cuando se acaban los argumentos.

El defecto y el error del Che webara es imponer el pensamiento, llegando a agredir virtualmente (obvio), impidiendo de esa manera la generación de conciencia social o solidaria, el webolucionario como sabrán pasa más tiempo conectado que en la misma realidad que dice cambiar desde la pc.

Existe otro comportamiento muy singular, el de verse perseguido por todos, por el sistema al que culpa de todo sus males3 pero en su accionar de hacer clic a algunas páginas sin dejar datos personales, no se da cuenta que no aporta mucho a la causa, no está salvando al mundo, ya que como sabemos la realidad está afuera lejos de un cómodo sillón y la pantalla de una pc.

Suele ser verborrágico vomitando frases en mayúsculas4 en las redes sociales, frases contra el gobierno, contra el sistema (otra vez el sistema) del que forma parte, contra una circunstancia o hecho vivido, pero no deja de ser más que palabras arrojadas al vacío virtual, porque el webolucionario solo muestra su horror e indignación cuando está conectado, aclaro que si existen personas que trabajan día a día en causas sociales, militan y utilizan los medios masivos para dar a conocer la labor realizada, hacer denuncias de los atentados a los derechos humanos fundamentales, son personas conscientes de que internet es un “medio” para una finalidad, a diferencia de nuestro personaje.

El Che webara en cambio se horroriza, y despliega su teatro sofista victimizándose en algunos casos, pero su vida continua sin más inconvenientes que el académico o laboral 5 hasta podríamos decir que “quizás” desconozca algunas carencias, por ser generalmente de clase media, media-alta o baja en ascenso a media, se entienden las comillas (en “quizás”) ¿no?, porque existen siempre excepciones, y porque los medios como internet y una pc, ya no son parámetros de poder adquisitivo.

Lo que sí es seguro, es que los luchadores sociales, revolucionarios y guerrilleros no están en la web por una cuestión lógica y estratégica más que obvia para los dos últimos.

Nuestro Che webara solo posee carencia de afecto, por lo que muchas veces publica para llamar la atención, para sentir que existe en el mundo, para redefinirse y darle un sentido a su existencia angustiada, ya que para él, internet es un Fin en sí mismo, para medirse con los demás, a los que ve o busca con su detector de burgueses , de palabras y pensamientos reaccionarios, que son justamente los que usa para ponerlos en contra de las persona que los emitió, usa esas palabras como parte de su arsenal para ganar sus pequeñas guerras contra el imperio.

Como ya es sabido, la batalla para generar conciencia social y de clase se libra en todos los flancos, en política muchos partidos apuestan en estos días a la militancia cibernética, en algunos casos hasta pagando a jóvenes por sentarse frente a una pc, ya sea para discutir en espacios opositores, atacar a los mismos con denuncias de páginas o hackeos 6, también se recluta otros miembros para armar grupos de choque en una batalla sangrienta y sin cuarteles donde ser “Baneado” 7 es morir socialmente.

Con el Che webara hay dos opciones: 1- Reírse un rato por lo pintoresco del personaje o 2- Discutir y rebajarse a su nivel, donde por experiencia adquirida en las trifulcas virtuales va ganar seguramente por goleadas, ya que nadie es más revolucionario y entregado a la causa que él, es un fundamentalista virtual.


Es así como pierde espacio político los distintos grupos de la izquierda mundial, por la calidad de estos militantes y su dudosa moral, lo que no signifique que estos sean los únicos militantes, existen otros realmente comprometidos y coherentes con la ideología que profesan.

Reflexión: el “Che webara” es a la revolución, lo que una bocina en un avión.

PD1: Tengo la duda ¿los aviones tienen bocina?

PD2: Me acaba de informar un webolucionario, que algunos aviones poseen bocinas (vía Yahoo! respuestas) pero que se usa “poco y nada”.

PD3: Yo les respondo “poco y nada” como la praxis de un Webarista.
 

1 Filósofos que ocuparon su tiempo de manera más productiva por falta de internet.


2 Desconche: término utilizado para describir una orgia belicosa de palabras y dichos que genera placer en los que discuten cuando existe alguna burla.


3 Ojo esto no niega una realidad sostenida por los grandes pensadores sobre el tema, “afirmamos” junto con ellos que el sistema si es el culpable.


4 El equivalente a gritar desnudo en una concurrida calle de la ciudad.
5 Porque repetimos, está inserto en el sistema y solo se desahoga para limpiar su conciencia por la web.
6 Hackeo: acción y efecto de escudriñar intimidad ajena desde la cuenta dela víctima, o del ajusticiado si tiene un cariz político revolucionario.
7 Baneo: acción y efecto de aniquilar una vida virtual con todo lo que ello conlleva, sin posibilidad de que los familiares rescaten el cuerpo del mártir o asesinado.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

El septyimo cielo en los ojos n°60