Un
señor de unos 70 años, muy acongojado pone un antiguo vinilo en la
soledad de su sótano-taller y suena una vieja canción, con una
pequeña introducción de wah wah que lo hace volar a aquella época
tan contradictoria, entre feliz y peligrosa por los militares.
Cierra
los ojos y se sitúa en el momento; oye la despedida, y la angustia
de la ausencia cala hondo, es la pérdida, la impotencia de no haber
podido detener el curso de los hechos históricos, Fidel revive el
momento.
Mágicamente
esta canción, “Liza de los ojos azules” de Nicola Di Bari lo
envuelve, y a la par se va dibujando una silueta joven que flota en
el espacio, de claroscuros y madera. Ella, gélida y transparente, lo
mira encantando sus ojos grises, ya cansados.
Fidel
escuchaba en silencio la canción con ese sonido de fritura antiguo,
y mientras la figura del fantasma de Liza lo acariciaba, él sonreía
y hablaba con ella asegurándole que faltaba poco para el
reencuentro, ella con una mirada tierna se acercó más y lo besó,
sin percatarse de que David, el nieto más pequeño, los miraba
oculto detrás de un estante con herramientas.
Carancho
Creció
como un ser solitario, la gente que lo conocía siempre exclamaba:
-¡ahí
va ese hijo de puta!
Jamás
se conmovió por el sufrimiento ajeno, menos por la familia, al
cumplir la mayoría de edad, decidió estudiar leyes para poder
manipular el sistema, su cuerpo en ese tiempo cambio de manera
imperceptible, al comienzo le salió un pelaje oscuro, como sus ojos,
que se tornaron abismales y a lo lejos brillantes, dejando la
sensación de que todo lo sabía, era siniestra esa mirada, y lo
ocultaba debajo de sus trajes impecables y una sonrisa cautivadora.
Fue
un estudiante brillante, pero su cuerpo seguía experimentando
cambios, la nariz se alargó como si se tratara de un pico, sus
parpadeos eran veloces, y giraba la cabeza de manera abrupta ante
estímulos externos, su voz había adoptado un tono chillón y
molesto, como si de un ave se tratara.
El
éxito le sonrió en la vida, piso cabezas en un partido político
escalando como funcionario, al graduarse recibió la “summa cum
laude”; en ese momento tomó el título con el pico y salió
aleteando burlonamente.
Con
el paso del tiempo logro engañar a la sociedad haciendo gala de los
sofismas aprendidos en la universidad, hasta que desapareció
misteriosamente un día.
Lo
último que se supo de él fue: que luego de muchos años viviendo en
el sur, hastiado de logros, y sin importarle el origen de las
riquezas (el sufrimiento ajeno) sólo sintió deseos de volar; se
arrojó de un alto edificio comercial, pero la conciencia le peso más
que sus alas.
“Todas
las verdades que se callan, se volverán venenosas...”
(Friedrich
Nietszche)
El
Nihilista
Muchas
veces buscó una solución final al dilema del hombre, descubrió en
el trayecto que existen realidades insoportables, de las cuales por
más intento que hiciera por mejorar éste mundo, todo era
infructuoso.
El
hombre jamás cambiaría, en ése aspecto coincidía plenamente con
Nietszche, que alguna vez dijo anticipándole la angustia: “El
mundo es bello, pero tiene un defecto llamado hombre”; es tan así
que cuando empezó a dudar, abstrayéndose horas, días y semanas de
todo lo que rodea su mundo, y en ésos momentos de soledad, descubrió
que fue programado por la sociedad para cumplir normas
pre-establecidas, normas que formaban un todo en aparente armonía,
la estructura social le permitía moverse de un lugar a otro como pez
en el agua, pero cuando ahondó en su capacidad de comunicación,
decidió callar y observar.
Convencido
de que el hombre era el peor mal de éste planeta se dispuso a
recordar cada debate que tuvo en las aulas, y descubrió horrorizado
que solo repitió información procesada por otro, en un idioma ya
impuesto, descubrió que el hombre sólo repite, que toda su vida
consistió en repeticiones necesarias para poder encajar con la
exactitud de un reloj Suizo en todos los grupos sociales, aprendió
desde la más tierna infancia todas las conductas necesarias para
asegurar su supervivencia, él era un engranaje dentro de la gran
maquinaria.
Así
se dio cuenta de que el hombre es un ser amorfo, moldeable por el
mismo hombre y las circunstancias que lo determinan constantemente,
por el sistema creado para dirigirlo hacia un fin establecido.
Sintió
tanto asco de sí, sabiendo que sólo repitió lo enseñado, y que en
el tiempo que él creyó ser libre, en realidad no lo fue jamás.
Entendió que la libertad es un artificio dentro de la sociedad para
generar una sensación de comodidad y alivio, porque sabía que el
hombre no sobreviviría en soledad, debía comunicarse y acoplarse a
una estructura compleja con normas, en otras palabras ponerse a sí
un collar de ahorque de usos y costumbres para contener su
animalidad.
Entonces
se miró como un autómata que bajo la ilusión de la libertad se
desenvolvió.
Pero
desde ése momento sería diferente, comprendiendo el dilema en el
que se convirtió, tuvo que buscar un acto de autodeterminación, de
disposición sobre su ser, éste sería un acto contradictoriamente
libre según los estándares sociales, porque no existía vuelta
atrás, luego de mirar la sociedad desde afuera, y el gran engaño
del hombre a sí mismo, que camina esperanzado y de forma ilusa a su
propia destrucción, ya lo tenía decidido, razono que aquí la
diferencia era: que “ellos” caminan siguiendo normas y placebos;
él en cambio siguiendo una razón prima, aunque envenenada por lo
aprendido en el cuerpo social, una razón mal parida en los recovecos
de su programado razonamiento, pero todavía podía salvarse de lo
que es, de su estigma.
Y
como no lograba detener los pensamientos que fluían como un rio
caudaloso, como un disco puesto en modo aleatorio de reproducción,
eligió un arma de fuego, se dirigió a la universidad y allí con el
revolver en mano, lo llevó a su sien y disparó sin dudar un
instante delante de sus compañeros de la universidad, librándose de
la mácula putrefacta de su ser, fue así que un solo tiro lo
convirtió en nada y todo para los amigos, compañeros, y algunos
seres que quizás sigan su destino como ejemplo en este mundo de
máquinas programables.
El
Che Web-ara*
Con
el avance de los medios tecnológicos, la comunicación ha llegado a
producir el acortamiento de las distancias, acercando a las personas
entre sí, a pesar de estar una frente a otra (embobados como
adictos) con sus celulares, iPhone, tablets etc.
No
estoy inventando nada que no se vea hoy en las calles, en las
escuelas y universidades, es más, es probable que usted querido
lector, en éste preciso momento estés con el celular a tu lado
revisando algún mensaje de whatsapp o el face y porque no el twiter.
Dentro
de la fauna virtual -que es muy variada- tenemos al “Che Webara”
o “Webolucionario”, quiero aclarar aquí algo importante: acuñé
este neologismo en el título para dar vida y describir al personaje
que pulula en el espacio virtual, sin menospreciar a las personas
abnegadas que son realmente luchadores sociales, mucho menos al
revolucionario Argentino-Cubano hoy lamentablemente cosificado;
verdaderos estandartes de la ideología que profesaron y llevaron a
la práctica de manera coherente.
Una
de las características de este tiempo, es la cosificación de todo
los que nos rodea, quitando el valor extrapatrimonial que otorga la
historia, los recuerdos y el acercamiento de lo que se cosificó a
ideales elevados, por ahí en las calles se puede observar pinturas
en las paredes, hechas en stencil, también remeras sublimadas o
estampadas con la figura del conocido revolucionario Argentino
comercializadas por locales de ropa de marca internacional, una
contra muy grande para la causa.
El
perfil de este personaje de las redes sociales se caracteriza
generalmente por usar fotos de la persona o elemento que lo
influencia ideológicamente, llámese el Che, Simone de Beauvoir, la
bandera comunista, Fidel Castro, la bandera cubana, o algún héroe
de la revolución o luchador de la causa. O también imágenes de
cualquier tipo porque no comulgan con los medios masivos de
comunicación y su filosofía sobre la intimidad optando por perfiles
sin fotos, o fotos falsas (ojo solo algunos).
Justiciero
de las causas perdidas, ingresa (donde le permita la conexión) a
discutir haciendo citas de Marx, Trotski, Engels, Hegel, Foucault,
Sartre1
siempre comentando como si tuviera la autoridad moral de resolver
aquellos entuertos producto de las diversas opiniones y enredos
gramaticales típicos de estos medios.
En
algunos casos estos personajes caen en el despotismo virtual llegando
a silenciar a los comentaristas con una serie de fundamentaciones
plagadas de tecnicismos y vocabulario rimbombante con la finalidad de
demostrar quien la tiene más grande, dicho en términos vulgares y
aproximados a la jerga virtual.
Es
así que se puede encontrar en sus comentarios las famosas
enumeraciones a modo de texto universitario de índole científica,
con cada análisis de las palabras emitidas en la discusión por el
contrario desde alguna parte del mundo.
Como
sabemos en un medio virtual al carecer de la presencia real del
interlocutor genera remolinos de conceptos, interpolaciones e
interpretaciones, dando lugar al “desconche total”2
por una coma, de donde surge el famoso: “yo no dije eso”, “lee
mejor, te falta capacidad de comprensión lectora” y el infalible
“facho”, “opresor”, “burgués” y otros dentro de su
arsenal de ataque cuando se acaban los argumentos.
El
defecto y el error del Che webara es imponer el pensamiento, llegando
a agredir virtualmente (obvio), impidiendo de esa manera la
generación de conciencia social o solidaria, el webolucionario como
sabrán pasa más tiempo conectado que en la misma realidad que dice
cambiar desde la pc.
Existe
otro comportamiento muy singular, el de verse perseguido por todos,
por el sistema al que culpa de todo sus males3
pero en su accionar de hacer clic a algunas páginas sin dejar datos
personales, no se da cuenta que no aporta mucho a la causa, no está
salvando al mundo, ya que como sabemos la realidad está afuera lejos
de un cómodo sillón y la pantalla de una pc.
Suele
ser verborrágico vomitando frases en mayúsculas4
en las redes sociales, frases contra el gobierno, contra el sistema
(otra vez el sistema) del que forma parte, contra una circunstancia o
hecho vivido, pero no deja de ser más que palabras arrojadas al
vacío virtual, porque el webolucionario solo muestra su horror e
indignación cuando está conectado, aclaro que si existen personas
que trabajan día a día en causas sociales, militan y utilizan los
medios masivos para dar a conocer la labor realizada, hacer
denuncias de los atentados a los derechos humanos fundamentales, son
personas conscientes de que internet es un “medio” para una
finalidad, a diferencia de nuestro personaje.
El
Che webara en cambio se horroriza, y despliega su teatro sofista
victimizándose en algunos casos, pero su vida continua sin más
inconvenientes que el académico o laboral 5
hasta podríamos decir que “quizás” desconozca algunas
carencias, por ser generalmente de clase media, media-alta o baja en
ascenso a media, se entienden las comillas (en “quizás”) ¿no?,
porque existen siempre excepciones, y porque los medios como internet
y una pc, ya no son parámetros de poder adquisitivo.
Lo
que sí es seguro, es que los luchadores sociales, revolucionarios y
guerrilleros no están en la web por una cuestión lógica y
estratégica más que obvia para los dos últimos.
Nuestro
Che webara solo posee carencia de afecto, por lo que muchas veces
publica para llamar la atención, para sentir que existe en el mundo,
para redefinirse y darle un sentido a su existencia angustiada, ya
que para él, internet es un Fin en sí mismo, para medirse con los
demás, a los que ve o busca con su detector de burgueses , de
palabras y pensamientos reaccionarios, que son justamente los que usa
para ponerlos en contra de las persona que los emitió, usa esas
palabras como parte de su arsenal para ganar sus pequeñas guerras
contra el imperio.
Como
ya es sabido, la batalla para generar conciencia social y de clase se
libra en todos los flancos, en política muchos partidos apuestan en
estos días a la militancia cibernética, en algunos casos hasta
pagando a jóvenes por sentarse frente a una pc, ya sea para discutir
en espacios opositores, atacar a los mismos con denuncias de páginas
o hackeos 6,
también se recluta otros miembros para armar grupos de choque en una
batalla sangrienta y sin cuarteles donde ser “Baneado” 7
es morir socialmente.
Con
el Che webara hay dos opciones: 1- Reírse un rato por lo pintoresco
del personaje o 2- Discutir y rebajarse a su nivel, donde por
experiencia adquirida en las trifulcas virtuales va ganar seguramente
por goleadas, ya que nadie es más revolucionario y entregado a la
causa que él, es un fundamentalista virtual.
Es
así como pierde espacio político los distintos grupos de la
izquierda mundial, por la calidad de estos militantes y su dudosa
moral, lo que no signifique que estos sean los únicos militantes,
existen otros realmente comprometidos y coherentes con la ideología
que profesan.
Reflexión:
el “Che webara” es a la revolución, lo que una bocina en un
avión.
PD1:
Tengo la duda ¿los aviones tienen bocina?
PD2:
Me acaba de informar un webolucionario, que algunos aviones poseen
bocinas (vía Yahoo! respuestas) pero que se usa “poco y nada”.
PD3:
Yo les respondo “poco y nada” como la praxis de un Webarista.
2
Desconche:
término utilizado para describir una orgia belicosa de palabras y
dichos que genera placer en los que discuten cuando existe alguna
burla.
3
Ojo
esto no niega una realidad sostenida por los grandes pensadores
sobre el tema, “afirmamos” junto con ellos que el sistema si es
el culpable.
4
El
equivalente a gritar desnudo en una concurrida calle de la ciudad.
5
Porque
repetimos, está inserto en el sistema y solo se desahoga para
limpiar su conciencia por la web.
6
Hackeo:
acción y efecto de escudriñar intimidad ajena desde la cuenta dela
víctima, o del ajusticiado si tiene un cariz político
revolucionario.
7
Baneo:
acción y efecto de aniquilar una vida virtual con todo lo que ello
conlleva, sin posibilidad de que los familiares rescaten el cuerpo
del mártir o asesinado.
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