Decíamos
a fines del siglo pasado que resultaba perimido hablar de valores
como la honestidad, la solidaridad social, la cooperación, la
participación, el respeto mutuo, la responsabilidad en nuestra
sociedad.
Entendemos
que hay distintas maneras de analizar los acontecimientos que se han
desarrollado para llegar a ser en nuestros días productos de una
sociedad competitiva y consumista.
Erich
Fromm nos dice que el hombre es el consumidor eterno; -se traga-
bebidas, alimentos, cigarrillos, conferencias, cuadros, libros,
películas; consume todo, engulle todo (…) se ha convertido en
lactante, eternamente expectante y eternamente frustrado.
Pensamos
que si bien ciertos valores han sido devaluados, es necesario desde
algún lugar sostenerlos, mostrarlos, trabajarlos, defenderlos y sino
es así ponerlos en discusión.
La
escuela es un lugar de interacción social y actualmente le resulta
difícil construir saberes, enseñar a convivir pacíficamente, a
aceptar diferencias, a enfrentar los conflictos.
Allí
en la institución escuela se deberían entonces poner en juego los
nuevos valores y ver de aquellos que se han derrumbado cuales
podrían favorecer a una sana convivencia.
En
la interacción social los niños no sólo aprenden los contenidos
conceptuales sino también los valores sociales a través de un
contexto de intercambio con sus compañeros.
Hay
diversas investigaciones que afirman que la relación del alumno con
sus pares incide de forma decisiva en el rendimiento escolar, en las
conductas de los mismos, en la adquisición de competencias y
destrezas como así en superar el egocentrismo, el control de los
impulsos, en la manera de adaptación a las reglas y normas
establecidas.
En
los actuales grupos áulicos confluyen diferentes intereses y maneras
de concebir la existencia ya que los alumnos vienen de realidades
diversas con pocas expectativas y sin pensar en un proyecto de vida.
Algunos
sobreviven en contextos violentos, de extrema vulnerabilidad, sin
adultos responsables, sin registro de normas ni de la autoridad,
otros tratan de no ser afectados por la violencia de sus compañeros,
son partícipes y cómplices silenciosos sin pensar que la realidad
pueda ser otra o cambiada.
Quizás
la escuela sea ese lugar posible de albergar en esta condición
esta situación. No para esconder ni ignorar esta realidad que se
orienta a sucumbir sin dejar huellas, sino poniendo en escena ese
vacío silencioso.
Hay
que pensar en forma conjunta nuevos desafíos pero la política
educativa no debe desentenderse, no sólo es modificar la currícula,
ver los contenidos más actualizados, introducir las nuevas
tecnologías, hacer más atractivo el proceso enseñanza y
aprendizaje.
Lo
que sucede va más allá de los contenidos curriculares. El Estado
debe estar presente como regulador.
No
es regresar al orden absolutista, en el que el hombre no era ni libre
ni independiente sometido a normas arbitrarias impuestas y ajenas, no
es sometiendo ni subordinando, ni tampoco es ignorando a la autoridad
y derribando o combatiendo, en la anomia el caos gana.
Quizás
decir hoy en día que sigue siendo uno de nuestros desafíos trabajar
en grupo, pues permite valorar el esfuerzo compartido, asumir una
actitud de escucha respetuosa frente a las opiniones de los demás,
reconocer el conocimiento del otro, contrastándolo con el propio,
sin desmerecerlo parece algo infantil.
“Si
queremos ampliar la base de nuestra comprensión de la naturaleza, es
menester escudriñar por los rincones más oscuros y reunir el valor
necesario para desafiar los prejuicios de nuestra actual cosmovisión”
Carl G. Jung
Las
técnicas grupales han tenido resultados beneficiosos en el proceso
de enseñanza y aprendizaje, pero es necesario que los docentes estén
interiorizados de aquellos aspectos relacionados con los problemas de
índole social, conocer la importancia de la participación, de la
comunicación, los códigos que usan nuestros alumnos y las nuevas
tecnologías, tener en cuenta los distintos liderazgos que se dan en
el grupo áulico entre otros aspectos.
Las
técnicas sirven a los fines de organizar y llevar a cabo la
actividad del grupo. De todos modos, su éxito dependerá de quienes
las pongan en práctica –con procedimientos flexibles y no
rígidos- teniendo en cuenta no sólo los objetivos propuestos sino
también el número de sus miembros, el grado de madurez de sus
integrantes, la disposición física del aula y de la institución.
Un
abordaje de estas características le permite al docente intervenir,
considerando no sólo la apropiación del contenido conceptual, sino
también lo vinculado a la reflexión y el debate sobre actitudes y
valores presentes en la tarea grupal.
Pensar
en forma conjunta los aciertos y los errores, redefinir nuevas vías
de acción y criterios que deben guiar la intervención pedagógica.
Ese
momento del debate es lo que habría que propiciar- si bien hoy en
día es difícil- la escucha y la atención.
A
través de la observación de las pautas de interacción entre los
miembros del grupo, podemos entender el compromiso de cada integrante
con la tarea, la capacidad de comunicarse con los otros, la
modalidad de vinculación entre compañeros, las habilidades
utilizadas para la organización del trabajo, la confrontación de
puntos de vista diferentes, la evolución de los procesos de
ejecución de la tarea y la coordinación de las acciones entre los
participantes.
Una
institución que priorice y este dentro de su proyecto institucional
fomentar la construcción de espacios de participación y
cooperación beneficiará no sólo a los docentes sino también a los
alumnos en el proceso de aprendizaje y además podrá prevenir, a
través del diálogo y la contención, situaciones que entorpecen la
convivencia institucional y que se dan a diario y más de una vez en
el día.
Si
desde su núcleo fundante la institución se plantea esta manera de
gestionar no será esta una tarea aislada del profesor sino que toda
la comunidad educativa docentes, alumnos y padres, se acomodarán
desde el rol que le toque desempeñar y nadie dudará acerca de su
responsabilidad y compromiso de sus decisiones.
La
posibilidad de generar un orden democrático en las escuelas supone
la constitución de un orden consensuado por todos los integrantes de
la comunidad escolar.
El
mismo no debe ser impuesto y debe ser la consecuencia de un debate
profundo y permanente, dado que este orden no se alcanza para siempre
sino que es un proceso que se construye permanentemente.
Actividades
tales como debates, encuentros culturales, sociales, deportivos y
científicos favorecen un sistema propicio de convivencia
institucional que posibilita el desarrollo personal y de ciertos
valores.
Sabemos
que esta manera de gestionar los espacios no resulta sencilla sino
que se logra con el esfuerzo mancomunado y sostenido de todos los
protagonistas, pero creemos que este desafío favorecerá el clima
institucional. Los alumnos podrán explorar sus propias motivaciones
cuando se le de la posibilidad de elegir participar o no de un
taller, en la organización de un torneo u olimpíada, en alguna
tarea cultural, entre otras.
Desarrollar
sus propias potencialidades a partir de actividades que ofrezca la
institución proyectos de radio, videos, diario, donde se puedan
reconocer las propias capacidades en diferentes tipos de expresión
(literaria, artística, periodística, científica etc.)
Descubrir
que se puede modificar tendencias, exigir cambios, buscar soluciones,
proponer distintas alternativas: como delegado del centro o de curso,
como consejero como mediador.
Investigar
docentes y alumnos porque comienzan los problemas de violencia entre
los compañeros, entre los grupos de dentro y fuera de la
institución, entre los hinchas de fútbol entre cursos de distinta
división.
Habilitar
a generar entonces hipótesis que le permitan comprender su entorno
social, preguntándose y analizando por qué existen los problemas de
violencia, y buscando entre todos algún tipo de resolución posible,
quizás produciendo un silencio creativo.
Tendremos
que realizar ese trabajo de duelo por retornar a lo pasado para
permitirnos alcanzar los derroteros de la creatividad, tanto la que
promueve alternativas en la psique como la que son cimiento de
nuevas ideas.
Artículo
publicado en la Revista Generación Abierta – Sección Educación
-Año 2012-
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