lunes, 3 de agosto de 2015

Regresar a esa concepción de mundo ya no es posible… Por Luis Raúl Calvo y Nora Patricia Nardo



Decíamos a fines del siglo pasado que resultaba perimido hablar de valores como la honestidad, la solidaridad social, la cooperación, la participación, el respeto mutuo, la responsabilidad en nuestra sociedad.
Entendemos que hay distintas maneras de analizar los acontecimientos que se han desarrollado para llegar a ser en nuestros días productos de una sociedad competitiva y consumista.
Erich Fromm nos dice que el hombre es el consumidor eterno; -se traga- bebidas, alimentos, cigarrillos, conferencias, cuadros, libros, películas; consume todo, engulle todo (…) se ha convertido en lactante, eternamente expectante y eternamente frustrado.
Pensamos que si bien ciertos valores han sido devaluados, es necesario desde algún lugar sostenerlos, mostrarlos, trabajarlos, defenderlos y sino es así ponerlos en discusión.
La escuela es un lugar de interacción social y actualmente le resulta difícil construir saberes, enseñar a convivir pacíficamente, a aceptar diferencias, a enfrentar los conflictos.
Allí en la institución escuela se deberían entonces poner en juego los nuevos valores y ver de aquellos que se han derrumbado cuales podrían favorecer a una sana convivencia.
En la interacción social los niños no sólo aprenden los contenidos conceptuales sino también los valores sociales a través de un contexto de intercambio con sus compañeros.
Hay diversas investigaciones que afirman que la relación del alumno con sus pares incide de forma decisiva en el rendimiento escolar, en las conductas de los mismos, en la adquisición de competencias y destrezas como así en superar el egocentrismo, el control de los impulsos, en la manera de adaptación a las reglas y normas establecidas.
En los actuales grupos áulicos confluyen diferentes intereses y maneras de concebir la existencia ya que los alumnos vienen de realidades diversas con pocas expectativas y sin pensar en un proyecto de vida.
Algunos sobreviven en contextos violentos, de extrema vulnerabilidad, sin adultos responsables, sin registro de normas ni de la autoridad, otros tratan de no ser afectados por la violencia de sus compañeros, son partícipes y cómplices silenciosos sin pensar que la realidad pueda ser otra o cambiada.
Quizás la escuela sea ese lugar posible de albergar en esta condición esta situación. No para esconder ni ignorar esta realidad que se orienta a sucumbir sin dejar huellas, sino poniendo en escena ese vacío silencioso.
Hay que pensar en forma conjunta nuevos desafíos pero la política educativa no debe desentenderse, no sólo es modificar la currícula, ver los contenidos más actualizados, introducir las nuevas tecnologías, hacer más atractivo el proceso enseñanza y aprendizaje.
Lo que sucede va más allá de los contenidos curriculares. El Estado debe estar presente como regulador.
No es regresar al orden absolutista, en el que el hombre no era ni libre ni independiente sometido a normas arbitrarias impuestas y ajenas, no es sometiendo ni subordinando, ni tampoco es ignorando a la autoridad y derribando o combatiendo, en la anomia el caos gana.
Quizás decir hoy en día que sigue siendo uno de nuestros desafíos trabajar en grupo, pues permite valorar el esfuerzo compartido, asumir una actitud de escucha respetuosa frente a las opiniones de los demás, reconocer el conocimiento del otro, contrastándolo con el propio, sin desmerecerlo parece algo infantil.
Si queremos ampliar la base de nuestra comprensión de la naturaleza, es menester escudriñar por los rincones más oscuros y reunir el valor necesario para desafiar los prejuicios de nuestra actual cosmovisión” Carl G. Jung
Las técnicas grupales han tenido resultados beneficiosos en el proceso de enseñanza y aprendizaje, pero es necesario que los docentes estén interiorizados de aquellos aspectos relacionados con los problemas de índole social, conocer la importancia de la participación, de la comunicación, los códigos que usan nuestros alumnos y las nuevas tecnologías, tener en cuenta los distintos liderazgos que se dan en el grupo áulico entre otros aspectos.
Las técnicas sirven a los fines de organizar y llevar a cabo la actividad del grupo. De todos modos, su éxito dependerá de quienes las pongan en práctica –con procedimientos flexibles y no rígidos- teniendo en cuenta no sólo los objetivos propuestos sino también el número de sus miembros, el grado de madurez de sus integrantes, la disposición física del aula y de la institución.
Un abordaje de estas características le permite al docente intervenir, considerando no sólo la apropiación del contenido conceptual, sino también lo vinculado a la reflexión y el debate sobre actitudes y valores presentes en la tarea grupal.
Pensar en forma conjunta los aciertos y los errores, redefinir nuevas vías de acción y criterios que deben guiar la intervención pedagógica.
Ese momento del debate es lo que habría que propiciar- si bien hoy en día es difícil- la escucha y la atención.
A través de la observación de las pautas de interacción entre los miembros del grupo, podemos entender el compromiso de cada integrante con la tarea, la capacidad de comunicarse con los otros, la modalidad de vinculación entre compañeros, las habilidades utilizadas para la organización del trabajo, la confrontación de puntos de vista diferentes, la evolución de los procesos de ejecución de la tarea y la coordinación de las acciones entre los participantes.
Una institución que priorice y este dentro de su proyecto institucional fomentar la construcción de espacios de participación y cooperación beneficiará no sólo a los docentes sino también a los alumnos en el proceso de aprendizaje y además podrá prevenir, a través del diálogo y la contención, situaciones que entorpecen la convivencia institucional y que se dan a diario y más de una vez en el día.
Si desde su núcleo fundante la institución se plantea esta manera de gestionar no será esta una tarea aislada del profesor sino que toda la comunidad educativa docentes, alumnos y padres, se acomodarán desde el rol que le toque desempeñar y nadie dudará acerca de su responsabilidad y compromiso de sus decisiones.
La posibilidad de generar un orden democrático en las escuelas supone la constitución de un orden consensuado por todos los integrantes de la comunidad escolar.
El mismo no debe ser impuesto y debe ser la consecuencia de un debate profundo y permanente, dado que este orden no se alcanza para siempre sino que es un proceso que se construye permanentemente.
Actividades tales como debates, encuentros culturales, sociales, deportivos y científicos favorecen un sistema propicio de convivencia institucional que posibilita el desarrollo personal y de ciertos valores.
Sabemos que esta manera de gestionar los espacios no resulta sencilla sino que se logra con el esfuerzo mancomunado y sostenido de todos los protagonistas, pero creemos que este desafío favorecerá el clima institucional. Los alumnos podrán explorar sus propias motivaciones cuando se le de la posibilidad de elegir participar o no de un taller, en la organización de un torneo u olimpíada, en alguna tarea cultural, entre otras.
Desarrollar sus propias potencialidades a partir de actividades que ofrezca la institución proyectos de radio, videos, diario, donde se puedan reconocer las propias capacidades en diferentes tipos de expresión (literaria, artística, periodística, científica etc.)
Descubrir que se puede modificar tendencias, exigir cambios, buscar soluciones, proponer distintas alternativas: como delegado del centro o de curso, como consejero como mediador.
Investigar docentes y alumnos porque comienzan los problemas de violencia entre los compañeros, entre los grupos de dentro y fuera de la institución, entre los hinchas de fútbol entre cursos de distinta división.
Habilitar a generar entonces hipótesis que le permitan comprender su entorno social, preguntándose y analizando por qué existen los problemas de violencia, y buscando entre todos algún tipo de resolución posible, quizás produciendo un silencio creativo.
Tendremos que realizar ese trabajo de duelo por retornar a lo pasado para permitirnos alcanzar los derroteros de la creatividad, tanto la que promueve alternativas en la psique como la que son cimiento de nuevas ideas.

Artículo publicado en la Revista Generación Abierta – Sección Educación -Año 2012-

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