lunes, 6 de octubre de 2014

Diego Arandojo

             

 CÓMO CONOCÍ A BAJARLÍA                                          
Era el año 1998.

Un domingo visité el Parque Rivadavia, en la Ciudad de Buenos Aires;

una feria de libros, revistas y discos, donde se puede 
encontrar material muy interesante.

En aquella jornada, revisando cajas con libros, me llamó particularmente

la atención uno titulado “El Día Cero” de Juan-Jacobo Bajarlía. 
El costo era de apenas $ 1.-

Había algo en la portada de esta obra, en sus páginas
 amarillentas, que me intrigó. Tal vez el título disparó
 en mi mente una imagen. O fue la puerta

hacia el futuro. Vaya uno a saber.

La cuestión es que compré “El Día Cero” y, al término 
de mi pesquisa en la feria, tomé el ómnibus de regreso a mi casa.

Durante el trayecto (que duró unos 50 minutos) leí todo el libro. Lo

devoré, mastiqué cada cuento con especial delicia. Fue un momento de

iniciación. En Bajarlía estaba la literatura que yo buscaba, el estilo concreto,

contundente, poético y a la vez descriptivo.

Como en aquel entonces participaba de fanzines de historietas,

dibujando y guionando, soñé con adaptar algún cuento de Bajarlía a este

formato. Pero, ¿estaría el autor vivo todavía? 
La biografía apuntaba que había nacido en el año 1914. O sea que tendría (en aquel momento temporal) unos 84 años.

Todavía Internet no era la súper guía de la actualidad,
 así que recurrí a la guía telefónica. Encontré bajo el nombre Juan-Jacobo Bajarlía la dirección de la

calle Cerrito, a metros del Obelisco, en pleno centro de Buenos Aires
. No tuve el coraje de llamar.

Opté por escribir una carta y enviarla a la dirección. Jamás tuve

respuesta. Por lo tanto, supuse que el autor estaría fallecido o bien no le interesó mi propuesta.

Los años pasaron. Cada vez que encontraba un libro de Bajarlía lo

compraba y devoraba en poco tiempo. Era una mercancía valiosa. Me

entusiasmaba como escritor e investigador.

En el año 2002, gracias a Roberto Benemio, conocí a la poeta Gladys

Cepeda. Ella (telefónicamente) me confirmó que Bajarlía estaba vivo. Fue un momento de gran alegría. Quería conocerlo lo más pronto posible.

Pero fue al año siguiente, en 2003, cuando recién pudimos concretar la

visita. Se trató de un encuentro memorable, cálido, en su departamento del barrio de Caballito, plagado de hileras de libros y pinturas vanguardistas. Y lo más intrigante fue que, durante la conversación, Bajarlía me preguntó mi apellido. Cuando se lo dije
 me preguntó: “¿Vos me mandaste hace unos años

una carta pidiéndome autorización para dibujar uno 
de mis cuentos”. Afirmé con la cabeza. Me explicó que no logró responderme porque había estado muy

mal de salud, con una infección que lo dejó hospitalizado.

A partir de este año y hasta el 2005, fecha de su partida física, logré

compartir algo más que una amistad con este maestro de la literatura argentina.

Me sentí un poco uno de sus últimos discípulos, cada vez que iba a su casa, para hablar y consultarlo. Él y su maravillosa esposa, Enriqueta, me recibieron conlos brazos abiertos.


Hoy, 5 de octubre de 2014, celebramos los 100 años del nacimiento
 de Juan-Jacobo. Es un día emotivo. Se me mezclan recuerdos, sensaciones, el pasado irrumpe en el presente. Los ojos 
se colman de lágrimas; quiero decir
tantas cosas y no puedo. Decido volver a aquel ejemplar de “El Día Cero”, y gozar con esos relatos tan poderosos, metafísicos e incluso extraterrestres.
Te quiero, amigo Juan-Jacobo. Estés donde estés.


100 años de magia: Juan-Jacobo Bajarlía (1914-2014)(teclear aqui)

 En honor al centenario del maestro Juan-Jacobo Bajarlía, poeta, periodista y escritor, realizamos este video en el cual se explora una de sus obras más intrigantes: "Sadismo y masoquismo en la conducta criminal".

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