Ánima Joyce - Compañía Teatral Quinto Piso
Texto Original de Giuseppe Cafiero.
Traducido al castellano por Wenceslao Maldonado.
Se estrenó el 10 de mayo de 2014 en el Teatro Espacio Aguirre, Buenos Aires, Argentina.
Reparto:
Nora Barnacle - Paulina Ansola
Stanislaus Joyce - Martín Baldoni
John Joyce - Daniel Bermejo
William Blake - Fabián Caló
Tía Josephine - Adriana Cerruti
Ezra Pound - Santiago Fonseca
James Joyce - Marcelo Gamarra
Repartidora de Libros - Mercedes Gorziglia
Carl Gustav Jung - Marcelo Gril
George Moore - Emiliano Jankowiec
Lucía Joyce - Ana Laura José
Señora Gregory - Romina Naddeo
Oliver Gogarty - Beto Touceda
Enfermero - Andrés Villa
Idea original escenográfica: Daniel Godoy, Giselle Vitullo y Julia Piccirilli
Diseño y realización de escenografía: Giselle Vitullo y Julia Piccirilli.
Diseño y realización de vestuario: Yanet Natali Laiz
Maquillaje y caracterización: Camila Uribe y Carolina De Innocentiis
Diseño Gráfico: Agustina Novoa
Diseño de iluminación: Víctor Olivera
Música original: Leandro Bisogno
Fotografía: Enrique Ubertone
Prensa: Octavia Comunicación
Dirección de coros y canciones: Elizabeth Laura Franchi Llorca
Puesta y dirección General: Daniel Godoy
Compañía Teatral Quinto Piso
Contacto: ciateatralquintopiso@yahoo.com.ar
facebook.com/ciateatralquintopiso
Giuseppe Cafiero
www.giuseppecafiero.com
Contacto: federicooliveri@hotmail.com
El escritor italiano Giuseppe Cafiero ya había escrito una novela sobre este escritor irlandés, "James Joyce - Roma y otras historias". Por eso, con la agudeza de un creador de personajes, nos presenta ahora sobre las tablas un Joyce distinto. Claro, entiéndase bien, es aquel mismo James August Joyce, irlandés rebelde y genial al mismo tiempo, pero reconstruido en la visión múltiple de quienes vivieron junto a él y ahora recorren su memoria como fantasmas, conformando un coro que se arma y se desarma permanentemente, fuera de todo tiempo y espacio. Este rompecabezas parece cobrar sentido, por momentos, en las proyecciones de Lucía, la hija esquizofrénica, que reconoce sin titubeos la grandeza del padre, en una suerte de adivinación retrospectiva, gracias a los grabados del oscuro inglés William Blake, y en contra de muchos contemporáneos que no llegaron a comprender su genialidad.
El dramaturgo logra convocar a los espectadores para que, mezclados con los fantasmas de Joyce, puedan descubrir los sentidos de uno de los escritores más grandes del siglo XX, emprendiendo el complejo viaje de su Ulises en el Bloom’s day, aquel famoso día 16 de abril, casi con el mismo mecanismo horario, alrededor del cual gira también en forma vertiginosa el espectáculo
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