lunes, 1 de diciembre de 2014

El lenguaje y la construcción del mundo Introducción por Zulma Prina





Es posible no caminar, no comer, no construir, pero es imposible no comunicarse. El ser humano es comunicación: su nacimiento físico es el fruto del don recíproco entre un hombre y una mujer.”
Franco Lever, 1986





Este tema sobre el lenguaje y la construcción del mundo nos lleva directamente a pensar en la comunicación entre los seres humanos. Para ello tendremos que encontrar las formas para recuperar la palabra, hoy tan desvalorizada en un mundo de vértigo y violencia.


Si hablamos de comunicación, lo primero que surge es la necesidad del lenguaje. Por eso nos preguntamos: 
 
¿Por qué recuperar la palabra?

Porque hemos perdido un caudal maravilloso a través de nuestra lengua. Podríamos decir que es el vértigo en que estamos inmersos, la falta de tiempo y la necesidad de abreviar todo. Comprimimos nuestro lenguaje, hacemos abstracción y reducimos el vocabulario. Pero en este reducir está implícita la reducción de nuestro mundo. Cuanto menos palabras manejamos, menos posibilidades de comprender el mundo y de expresar nuestros pensamientos. Se reduce así nuestra libertad, nuestra posibilidad de razonar, de hacer funcionar nuestro espíritu crítico, de ver la realidad, de volar.

La comunicación es la más elemental y vital de nuestras necesidades después de la supervivencia de nuestro organismo. Nuestros pensamientos, nuestro diálogo interior no es suficiente para que se establezca una buena comunicación. Importa que tengamos la capacidad para transmitir nuestro mensaje, nuestras emociones, nuestras ideas y, además, resolver las situaciones de vida permanentemente.


Existe la necesidad de desenvolverse con eficacia en el campo social, laboral, político donde le toca actuar a cada uno. Si una persona desea ser escuchada, comprendida, creída, respetada, tendrá que apropiarse de la ciencia del discurso, que determina las condiciones para establecer la comunicación. Lo que quiere decir, que quien maneja la competencia, maneja la palabra. Y entendido de este modo, quien tiene la palabra tiene el poder de saber y saber decir.



Entre el lenguaje y la sociedad existe una estrecha relación. Según los últimos estudios realizados por sociolingüistas, el lenguaje es causal de las estructuras sociales; tal es su
importancia. Según Wilhelm Humboldt, es él el que organiza el mundo que nos rodea. 1 El hombre es el único ser, entre las especies vivas, que necesita de un aprendizaje para adaptarse a la sociedad. Primero es individuo, ser en sí, y luego ser social.

Como afirma MCLUHAN, 2 y las adaptaciones le cuestan; el aprendizaje social comienza en el punto cero y no acaba nunca. No puede vivir si no es en sociedad, pero debe socializarse, debe aprender a equilibrar el impulso social con el individual. Nadie puede llegar a un equilibrio perfecto en ningún orden de la actividad humana. Por eso, como expresa Charles Bally, 3



“…el instinto social se manifiesta sobre todo en forma de lucha (...)” “En el momento en que dos seres se ponen en contacto, entran también en lucha, en el sentido psicológico de la palabra, porque entre ellos no puede haber jamás adaptación absoluta, armonía perfecta de las mentalidades...” “La lucha resulta de un conflicto entre el yo de un sujeto y su instinto social”.



En esto consiste la importancia de un buen manejo del lenguaje, no ya para expresar con corrección un mensaje en cuanto al código, sino para coordinar el pensamiento con la afectividad. Cuanto más libre se sienta el hombre, cuanto más espontáneo resulte, más fácil le será disponer de una estructura lógica de pensamiento y podrá comunicarse con los otros hombres a través del lenguaje. El más simple y complejo, porque cada ser crea, inventa partículas, entonaciones, lenguajes subjetivos.



Si tenemos en cuenta los estudios de Bajtin, 4 veremos que afirma que los distintos discursos reproducen las ideas dominantes de una sociedad. Las formas lingüísticas consagradas consolidan una determinada concepción del mundo. Hay un ordenamiento que es social y está construido a partir del lenguaje. El discurso produce su propia ideología (discurso social); siempre remite a otro discurso y también a un referente social. Esta idea permitiría trabajar el entrelazamiento de los discursos que circulan en un grupo social, qué se dice en una sociedad. Prolifera un elemento real histórico que aparece en la discursividad; qué se dice, qué se narra en relación con lo decible.





Los signos lingüísticos establecen una relación entre significado y significante que no es en absoluto arbitrario. Podemos analizar a través de esas relaciones la valoración social de cada grupo humano, lo que produce en el uso un ordenamiento particular del mundo y una noción también particular de la imagen de la vida. El lenguaje duplica la realidad; da la posibilidad de percibir y de ampliar el mundo. Las cosas del mundo surgen de los signos ideológicos, que ya existen pues están en el cerebro a partir del lenguaje (son las representaciones). El discurso, según van Dijk 1 es una forma privilegiada de acceder a las representaciones.



En este proceso se tiene en cuenta la idea de que:



Todos los signos lingüísticos son el resultado de procesos sociales y por lo tanto son conjunciones motivadas de significados y significantes (...)”



Entonces, si a partir del lenguaje podemos ordenar el mundo, tendremos conciencia de la importancia de saber hablar, escribir y transmitir nuestras ideas. Cuanto mejor nos expresemos, cuanto mayor sea el conocimiento y uso del lenguaje, mayores posibilidades tendremos de comprender el mundo, nuestro mundo.





Por medio del lenguaje nos comunicamos. Pero cada uno aporta su rasgo personal, hace pesar el yo en cada exteriorización. Así enfocado, apropiarse de la lengua, saber utilizar el lenguaje significa prepararse para la comunicación social, abrirse a la libertad de pensamiento, tener una visión amplia del mundo y afianzar la personalidad.





Zulma Prina



1 Van DIJK, Teum; Estructuras y funciones del discurso. - México, Siglo XXI, 1980.


1 Von HUMBOLDT, Wilhelm ; Urbe den dualis, Oeuvres complètes.-. Berlín, 1907. T. VI.


2 McLUHAN, Herbert Marshall, 1911-1980. En: Teoría de la imagen.-. Barcelona : Salvat, 1973. Biblioteca Salvat de grandes temas. Libros GT. -- (p. 21-23).


3 BALLY, Charles; El lenguaje y la vida.-. Traducción de Amado Alonso, Buenos Aires, Losada S. A., 1962, 4ª edición, 2ª Parte, Cap. I



4 BAJTIN, Mijail; Problemas de la poética de Dostoievsky. Nº 417, México. Fondo de cultura económica,1993 Breviarios

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