jueves, 15 de enero de 2015

Escenarios de la Infancia 2 Por Susana F. Sachaos

 Escenarios de la Infancia 2


Adriana Gaspar recobra en esta nueva serie de “Escenarios de la Infancia”, las vivencias de un tiempo lejano que impregnan el presente de la artista, que vuelve una y otra vez a reunir las huellas de esa primera e imborrable etapa.
No es común, fuera del arte, que las primeras sensaciones vuelvan para ser recreadas. Muchísimos recuerdos quedan relegados a una zona de ilusión como desechos en una tierra baldía.
“Escenarios de la infancia” nos transporta a esa  antigua realidad lejos de la cual vivimos; esa realidad de la que nos apartamos cada vez más, a medida que nos volvemos más impermeables frente al pasado remoto de nuestra niñez, y que olvidamos, la mayoría de las veces que forma parte de la vida, de la historia que nos habita.
Para el artista, esa zona histórica se ilumina, se revela a los otros como una cuestión de visión no de técnica. Si no existiera el arte seguiría siendo el misterio de cada uno, sólo por él se puede salir de uno mismo, saber lo que los otros ven de ese universo que no es el mismo que el nuestro. Gracias al arte vemos tantos mundos diferentes, diversidad de puntos de vista.
En esta muestra, como espectadores observamos la traducción plástica que Adriana Gaspar hace de sus secretos infantiles.
En estas nueve obras que se han expuesto durante el mes de Agosto del presente año en San José 524, el blanco es dominante sobre otras tonalidades; es posible que sea una traslación simbólica a la inocencia aún no influenciada ni enturbiada, como valor de la pureza y la verdad.
Desde mi interpretación, los vestidos nos hacen pensar en los pequeños cuerpos de las niñas situados en una tierra edénica. Una llave abre o cierra ese paraíso perdido.
 En este otro vestido la abertura central da cuenta de una necesidad de mostrar las entrañas de la niña; hay un tajo, una división, una apertura al mundo material, a lo corporal.
La artista nos invita a formar parte de su escenario para que completemos los muchos sentidos que tiene la obra.
Si dirigimos nuestra mirada a las fotografías intervenidas, las vemos veladas, como sucede con los recuerdos, nunca son nítidos. Cito a Roland Barthes, famoso ensayista francés:
“La foto es el testimonio de que lo que veo ha sido. Es el testimonio de lo real en el pasado: lo pasado y lo real al mismo tiempo”.
Fotos de muñecas intactas sobre un fondo de noticias quemadas, jugar a ser mamá con cuerpos de porcelana, las mejillas llenas y frescas quedaron atrás.
 Adriana Gaspar, niña ayer, adulta hoy, cubre sus propias fotografías como se cubren los recuerdos que van a tomar un lugar en el desván, cuidados y protegidos. Ella nos confiesa que con esta muestra finaliza “Escenarios de la infancia”.
 Lo vivido en una época, lo que significó la rutina infantil, no queda unido por siempre sólo con lo que estaba alrededor de nosotros, permanece también lo que éramos y sentíamos. La artista y su obra lo demuestran.


 https://poeticadelosrecuerdos.wordpress.com

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