viernes, 16 de mayo de 2014

Héctor Gurvit (Argentina)







Ayer conocí a la mujer más hermosa del mundo



Ayer conocí a la mujer más hermosa del mundo,
estaba haciendo la revolución,
supongo,
porque los dientes le brillaban como panfletos.


Tenía unos pantalones que le sobraban por aquí y por allá
y esas zapatillas que usan los revolucionarios
y sus ojos resplandecían como si estuviera viendo al Che,
entrando en Santa Clara.


Ella decía que la revolución se hace de a poco,
por eso sus manos acariciaban el espacio
con sus largos dedos
y tenía las uñas pintadas de gris,
un gris acorazado Potenkím.


La mujer más hermosa del mundo
ocultaba sus senos pequeños en dos o tres remeras,
una encima de la otra,
tenía un aspecto así, como de los años sesenta.


Yo me enamoré de la mujer más hermosa del mundo,
fue un amor a primera vista,
ella no lo sabe y quizás nunca lo sepa.


Yo la miraba desde unos diez metros,
como a las revoluciones
que se ven mejor de lejos que de cerca.


Y hablaba y conversaba y decía
que alguna vez se fue de su pueblo
donde no saben nada de revoluciones,
porque ni el periódico llega.


Ayer conocí a la mujer más hermosa del mundo,
ayer me enamoré de la mujer mas hermosa del mundo,
quizás cuando lo sepa
hagamos el amor, y no la guerra.
Argentina

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