viernes, 16 de mayo de 2014

Yossi May (Avigdoriano)



  
Amigos Míos.


El barrio donde resido, es un pequeño barrio de este pueblo global, es tan pequeñito que lo llaman Medio Oriente. Es un barrio caliente tal como puede observarse diariamente en los noticieros de la TV, pero también es caliente porque tiene un sol que alumbra casi todo el año y que le brinda, al que quiere, disfrutar de la sensualidad del calor.



Hace calor como en el Caribe, pero no sufre de sus huracanes, y también hace calor como en el Lejano Oriente, pero sin  sus Tsunami. Mas de 100 años que no hay un terremoto y hasta los que no tienen techo no se mueren de frío como en otros barrios de este pueblo global.



También tiene una hermosa luna, que permite a los enamorados gozar de ella en las playas del Mediterráneo, o en el desierto del sur, o en las colinas y montañas del norte. Bueno, los enamorados no necesitan nada para disfrutar, más que a si mismos, pero siempre   el entorno da su bello toque.



En mi barrio se mezcla lo nuevo con lo viejo, pero lo muy viejo, no mil años como tiene, digamos, París que es un encanto, sino cuatro mil años como tiene la ciudad de Yaffo y la única, para todos, Jerusalem, que tiene algo así como tres mil.



El problema de mi barrio son sus dirigentes y grupos allegados que no nos permiten vivir en paz. Por esa razón mi barrio se distribuye en manzanas. Los límites entre las manzanas no son del todo claros. Es así como hacer un túnel de 800 metros, de los cuales 300 están del lado de las manzanas donde  está mi casa y el secuestro de un soldado logra nuevamente poner en marcha los tanques y otras pesadas herramientas y todo para continuar con esta ya eterna guerra. Todos declaran al fin y al cabo lo mismo: Dios, Patria y Hogar.   Estoy seguro que Dios hace mucho se mandó a mudar, la Patria no se exactamente que da, y los Hogares todo el tiempo son bombardeados.



Hace doce, trece o ya catorce años atrás, los dirigentes firmaron acuerdos de paz en el frío barrio de Oslo,  los confirmaron en Washington y hasta el premio Nóbel de la Paz se repartieron. Las palabras y los hechos posteriores demostraron que no es conveniente LA PAZ para los muchos que viven del conflicto y logran con mucha facilidad mantenerlo  encendido todo el tiempo.



Lamentablemente me acostumbro a vivir en esta realidad, sintiéndome un extranjero, pero sin ser turista y me enoja mucho pensar que no soy mas que un hombre, un animal de costumbre..

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