Importancia que la radio en Colombia concede a los temas culturales. Breve historia de la Radiodifusión colombiana. Propuesta para la grabación de temas literarios
Juan Harvey Caicedo P.
Presidente de la Asociación Colombiana
de Locutores - ACL. Locutor vinculado a la radiodifusión desde 1955. Publicista
con especialidad en el área creativa. Presentador de televisión en el Programa
"Nostalgia" desde 1985. Narrador de televisión, programa
"Testimonio". Gerente de Poder Comunicadores, agencia de publicidad.
Locutor de noticias de la cadena radial CARACOL.
La radio en Colombia
Seis, décadas ha cumplido ya en Colombia la
historia de la radiodifusión. El año de 1930 marcó para nuestro país una época
amarga como consecuencia de una crisis económica que castigó duramente las
finanzas y determinó la parálisis de actividades comerciales, la aparición de
un creciente desempleo y cambios fundamentales en la política, el principal de
los cuales fue determinado por la elección al poder de Enrique Olaya Herrera,
para terminar con la hegemonía del Partido Conservador, que había detentado el
poder por espacio de cuarenta y cinco años.
Varios son los nombres que pueden recordarse como
pioneros de la radio- difusión colombiana: Elías Pellet Buitrago, en
Barranquilla; en Bogotá, César Estévez, Gustavo Uribe y Pompilio Sánchez;
Santiago Gaviria, en Medellín; Antonio Benítez y Eduardo Rivas, en Cali;
Roberto Baena, Alberto Hoyos Arango, Daniel Hoyos y el inolvidable Enrique
Ramírez Gaviria, en Manizales.
Este último hoy recuerda con claridad la hazaña
por él protagonizada hace 60 años, cuando con elementos rudimentarios armó su
primer transmisor de radio usando líneas telefónicas y altoparlantes
distribuidos en sitios estratégicos para transmitir la ceremonia de posesión
del Presidente Olaya Herrera, yel17 de diciembre de 1930 los actos
conmemorativos del centenario de la muerte del Libertador Simón Bolívar , celebrados
en Manizales.
Va llenándose después, poco a poco, el mapa
radiodifusor del país: Radio Manizales, Ecos de Occidente, en Manizales. Radio
Philco y La Voz
de Aritioquia, en Medellín. La Voz
de la Víctor y
La Voz de Bogotá,
Colombia Broadcasting, que más tarde cambiaría su nombre por el de Emisora
Nueva Granada, la matriz capitalina de la que años después vendría a ser la
semilla de RCN, Radio Cadena Nacional.
y ya en 1932, aparece Radio Santa Fe, cuya
historia iniciada por su fundador, Julio Bernal, es una de las más interesantes
en empresas de radiodifusión comercial. Desde su origen, Santa Fe se orientó
por la música típica colombiana. Pero también y este hecho debería tomarse como
punto de partida para la emisión de programas de índole cultural- dedicó tiempo
a la llamada música seria y diariamente transmitió música sinfónica, logrando
calar en el interés del gran público.
Y sigue enriqueciéndose el panorama de la
radiodifusión. El pionero de la naciente industria, o por lo menos se recuerda
como su impulsor inicial en la Costa Atlántica, don Elías Pellet, anexa a su
Radio Barranquilla La Voz
de la Víctor,
y conforma las Emisoras Unidas. y en Cartagena aparece otro promotor de gran
visión, Antonio Fuentes, quien bautiza su sistema de estaciones como Emisoras
Fuentes, alas cuales muy pronto vendrán a sumarse, para regocijo de la
audiencia costeña, las emisoras Radio Lequerica y Radio Colonial.
Quienes vivieron la época inicial de la
radiodifusión colombiana, recuerdan con nostalgia la programación de entonces y
la preocupación de los empresarios por abrir fuentes de trabajo para los
artistas, muchas veces pagándolos de su propio bolsillo, otras permitiéndoles
su colaboración gratuitamente, porque la incipiente actividad publicitaria y el
nuevo medio de radio no permitían contar con patrocinadores que asumieran los
costos de una programación viva. En su libro "Cincuenta años de
Radiodifusión Colombiana", el escritor Remando Téllez B., él mismo notable
productor, narrador y locutor, cuenta que el primer programa con orquesta que
se transmitió por la
Emisora RKO de Medellín fue pagado por su director, Pietro
Mascheroni, para que dos potenciales empresas patrocinadoras se convencieran de
que sí era posible presentar programas vivos y que una orquesta podía escucharse
bien a través de micrófonos de carbón y de cristal, usuales en aquella época.
Cuenta también Remando Téllez que "el
aspecto divulgación cultural era muy atendido por los jóvenes radiodifusores de
comienzos de los treintas" y que la música clásica y la literatura
ocupaban buena parte de la programación.

Estados Unidos, donde él ocupaba el cargo de
Embajador de Colombia, y fue así como dio nuevo impulso a la primera Radio
Nacional, que se llamó Emisora HJN, y dependía directamente de la Biblioteca Nacional,
cuyo director de entonces era don Daniel Samper Ortega. La HJN fue inaugurada el 5 de
septiembre de 1929. De la época inicial de labores se recuerda la vinculación
de uno de los hombres más calificados en la historia de la radiodifusión
colombiana: Fernando Gutiérrez Riaño, recientemente desaparecido, quien con su
cultura, tonalidad de voz, perfecta dicción y amplios dotes para la docencia,
se convirtió en la figura clave entre los locutores que ocupaban la atención de
la audiencia colombiana. Alternaba con él, como colaborador especial de la HJN, el renombrado poeta,
declamador e intérprete teatral, don Víctor Mallarino.
Durante el conflicto con el Perú, año de 1932,
los radioaficionados y los técnicos de radiodifusión prestaron un gran servicio
para las comunicaciones y la seguridad de la zona amazónica. Se recuerda al
señor Italo Amore, técnico italiano, uno de los principales autores de la
legislación colombiana de telecomunicaciones, a cuyo entusiasmo y conocimiento
se debe en gran parte la iniciación de los enlaces por frecuencia modulada y
microondas, base de las telecomunicaciones actuales en el mundo.
Pasada la emergencia económica de la que
hablábamos al comienzo de esta charla, y que surgió en todo su rigor en 1930, y
superada también la emergencia bélica con el Perú en 1932, el país inició su
etapa definitiva de recuperación y de desarrollo, y con ella la radiodifusión
privada se preparó para el gran salto que Comenzó en el año de 1935, cuando la
radio principió su organización actual y el Estado empero a 1egislar sobre
ella, estableciendo todas las responsabilidades técnicas, económicas y
políticas inherentes a un medio de comunicación y de influencia masiva tan
poderoso como es la radiodifusión.
Fueron esos cinco años de experimentos, de
experiencias, de ensayos, de éxitos, de fracasos, los que dieron vida y forma a
la radiodifusión en Colombia, gracias a la iniciativa de los hombres que
creyeron en ella y vislumbraron su futuro, creando las bases de la gran
actividad radiodifusora colombiana que ha colocado su nombre, en sesenta años
de acción, en puesto preferencial en el ámbito de América Latina.
La
Radio se abrió entonces como un nuevo campo de trabajo para
los colombianos, al cual se vincularon desde su comienzo centenares de hombres,
estableciéndola y entendiéndola como un lugar propicio para el estímulo y
desarrollo de actividades culturales, artísticas y musicales que abrió sus
puertas a todas las iniciativas y que llevó a todos los rincones del país, por
primera vez, en forma inmediata, información, educación, cultura y entretenimiento,
como una contribución de la iniciativa privada al desarrollo de Colombia en
todos los órdenes y en todos los estamentos.
Es también el año de 1935 aquel en el cual nace
una nueva disciplina dentro de la radiodifusión; el radioperiodismo. En Bogotá
ya existían radioperiódicos, espacios dedicados exclusivamente a la transmisión
escueta de noticias o a conferencias de tipo cultural o político. Pero el 24 de
junio, a las tres de la tarde, en el aeropuerto Olaya Herrera, popularmente
llamado "Las Playas", en Medellín, se produjo la colisión del avión
"Manizales", de la empresa Scadta, y el trimotor F-31 de Ernesto
Samper Mendoza, en el cual murieron Carlos Gardel y varios compañeros suyos.
La
Voz de Antioquia, por entonces transmitía en su programación
algunos boletines informativos. Recientemente había regresado de los Estados
Unidos Antonio Henao Gaviria, joven entusiasta, periodista por vocación, quien
traía la visión inmediata del periodismo y la radio norteamericana con
debilidad por el reportaje sensacional. Henao Gaviria acudió velozmente al
aeropuerto y, por su propia iniciativa, principió a comunicar por teléfono
todos los detalles del accidente trágico, que La Voz de Antioquia transmitía al aire en forma
inmediata, siendo así los primeros en informar al país y al mundo, en acción
del más genuino radioperiodismo, sobre la luctuosa tragedia aérea que en su
momento fue el más grande desastre de la aviación comercial mundial.
Se ha dicho que la contribución de la
radiodifusión privada y comercial ha sido muy escasa hacia el área de la
cultura. Sin embargo, una ojeada a la historia demuestra lo contrario. Las
programaciones de la radio privada, desde su origen en 1930, dedicaron buena
parte de sus espacios a la radiodifusión de tipo cultural en todos sus estados.
La radiodifusión cultural propiamente dicha tuvo su origen en la HJN, que nació el 5 de
noviembre de 1929, a
la que ya hemos citado como antecesora de la Radio Nacional.
Pero la incipiente programación de tipo selectivo
encontraría más tarde seria competencia en la programación de las emisoras
comerciales que, por entonces comenzaban a desplegar otro tipo de
radiodifusión.
Y así vemos cómo hacia 1940 la radiodifusión
colombiana daba otro paso, definitivo. Fue causa de esa tendencia la Segunda Guerra
Mundial. La información, la noticia, pasaba entonces al primer plano y las
emisoras de los Estados Unidos, con su programación dirigida hacia América
Latina, influyeron notoriamente en nuestro medio. Se incrementó la técnica de
producción y hubo Campo para que surgieran libretistas, productores y
directores colombianos que seguían la escuela neoyorquina y la londinense.
Voces colombianas fueron a las fuentes de esa radiodifusión y comenzaron a
hacerse populares en la radio extranjera. Se recuerda con orgullo en los anales
de la radio colombiana la presencia de esas voces en la programación diaria
dirigida a los países hispanoamericanos desde la BBC, la
NBC, la WRUL:
José Santos.Ouijano, Alejandro Oramas, Hernando Solano, Myriam Luz, Luis
García, Ernesto Hoffman Liévano, Guillermo León Ruiz, el inolvidable
comentarista" Atalaya", unos desde Nueva York y Washington, otros
desde Londres. Varios de ellos retornaron al país.
Durante los años de guerra mejoró notablemente la
calidad de la producción de los programas ya la radiodifusión comercial se
vincularon otros hombres que contribuyeron a su desarrollo y su prestigio.
Comenzaba a interesar también, a mediados y
finales de la época de las 40's, la nueva modalidad de los programas de
radioteatro, "de cara al público". Al final de la guerra mundial, la
radiodifusión colombiana se presentaba ya con gran madurez, con gran
experiencia y camino de su organización definitiva. .
Estos antecedentes nos pasean por la historia que
se ha desarrollado durante los últimos cuarenta años. En1950 se funda la Emisora HJCK , un
atrevido intento de difusión de la cultura, llamada desde el comienzo de sus
operaciones "La Emisora
de los Intelectuales" o "La Emisora para inmensa minoría" y que cumplirá
en el próximo mes de septiembre cuarenta años ininterrumpidos de labores. Su
programación se integra, básicamente, con la difusión de música seria, la
atención a los tópicos culturales como una transcripción exacta del acontecer
mundial de las disciplinas artísticas, literarias, su evolución y su reflejo en
la situación cultural colombiana, exaltando por supuesto la difusión de
aspectos propios de la nacionalidad.
Aliado de la HJCK, la radiodifusión que podemos denominar como
cultural se ha desarrollado principalmente en emisoras de inspiración y
creación universitaria: en Bogotá, emisora de la Universidad Javeriana
y Emisora HJUT de la
Universidad Jorge Tadeo Lozano; en Medellín, la emisora de la Universidad Pontificia
Bolivariana y la Emisora
de la Universidad
de Antioquia. Atienden también este campo de la radiodifusión cultural, la Radio Nacional de
carácter oficial, en sistemas AM y FM y Musical FM, Stereo, desde Bogotá y la
emisora . de la
Fundación Carvajal, en Cali, sustentadas estas dos últimas
por la empresa privada.
Pero la radiodifusión comercial colombiana tiene
en cuenta también los diferentes aspectos de la cultura. Las grandes cadenas,
cuya programación atiende fundamentalmente el quehacer noticioso, conservan y
crean programas, radio-revistas, en los cuales en forma ostensible tienen
cabida temas y propuestas de orden cultural y científico.
Se ha dicho varias veces en este Foro que
"la cultura no vende", concluyéndose con esta aseveración, que la
radiodifusión no le presta oídos a temas o contenidos calificados como densos,
pesados. Habría que buscar entonces la fórmula mágica que haga que los temas
culturales tengan más presencia, más cabida, y sean apetecidos por la
audiencia. La publicidad parece haber encontrado esa fórmula cuando dice: para
que un producto se venda, debe tener buena calidad, buena publicidad y buena
distribución.
Es decir, un producto que llene las exigencias de
esencia y de contenido, que sea anunciado en forma profusa y que llegue a sus
consumidores actuales y potenciales por los canales más adecuados, y
-perdóneseme el eufemismo-, si estamos seguros de tener un buen producto -la
cultura- ¿por qué no presentarlo, "vestirlo" muy bien y hacerlo
llegar hasta el último de sus consumidores utilizandolos cauces más apropiados?
Uno de los señores conferenciantes de este
encuentro, el doctor Hernán Rodríguez Castello, de Ecuador, mencionó en su
ponencia que "El libro es el instrumento preferencial de la
comunicación": y dijo también que "los medios tienen que trabajar por
el libro".
La propuesta
Permítaseme citar el hecho de que la Asociación Colombiana
de Locutores, ACL, entidad que tengo el honor de presidir, congrega a las voces
más cotizadas, a los más calificados narradores de nuestro medio.
La
ACL quiere formular a la Secretaría Ejecutiva
del Convenio Andrés Henao una propuesta que consiste en nevar el libro hasta
todas las. clases sociales, en versiones condensadas de un máximo de 60 minutos
de duración, elaboradas a partir de resúmenes de obras de los autores
regionales, clásicos y tradicionales de la literatura universal.
"El Libro Narrado" o "El Libro
Hablado", será -utilizando términos publicitarios- un muy buen producto,
excelentemente presentado, con una cuidadosa preparación, un libreto bien
realizado, narrado por una o varias voces en forma amena, y con montaje de
grabación de óptimo nivel.
Casi con seguridad, ese producto negará hasta las
manos del último de sus consumidores si se le anuncia y se le distribuye
utilizando los procedimientos más adecuados, los medios y los canales más
convenientes.
Puede partirse de una selección de obras de
autores de los países del Convenio Andrés Heno: Neruda, Jorge lcaza, Ricardo
Palma, Rómulo Gallegos, José Eustasio Rivera, Tomás Carrasqui11a, Gabriel
García Márquez, entre otros.
Muy posiblemente, entonces, podrá modificarse
aquel postulado que dice que "La cultura no vende".
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