El camello de arena (Gran Bretaña)
Dos muchachos, A y B, vivían en el bosque con la Vieja Abuela. La Vieja Abuela estaba siempre vestida de negro como un paraguas y tenía la cabecita redonda y roja como una manzana. Sus jaboncitos y sus piyamas también eran negros, ese era su color preferido.
A y B fueron a jugar en el bosque con la arena blanca,
construían un camello. Cuando ese camello estuvo terminado tenía una mirada tan
viva que A y B decían – El Camello está vivo, tiene mirada mala.
Era verdad pero cayó la lluvia y el Camello se fue en un
arroyo de arena. –Bien hecho- dijo la abuela- ese Camello no me gustaba a causa
de su mirada.
Pero al hacer el Camello siguiente A y B mezclaron un poco
de manteca y éste tenía todavía ojos mucho más malignos que el otro. Este
Camello permanecía entero debajo de la lluvia.
-Si se le hace alguna magia se levantará-dijo B, eso sería
útil pues no tenían perro. Entonces el Cuervo bajó del árbol diciendo: -Yo sé
cuál es la magia que hay que hacerle al camello. Así rasguñaba con su pata unas
letras sobre la frente del camello y el camello se levantó con una siniestra
sonrisa; caminaba. Se dirigió a la casa. Es porque teme a la lluvia- dijo el
Cuervo-. La abuela no se va a alegrar de que entre ese camello; ella hace dulce
de castañas,-dijo A.
Entonces los muchachos A y B se ocultaron detrás de un árbol
pues sabían que la Abuela
se enojaría cuando el Camello de Arena entrase en la cocina y tenían razón,
ella estaba furiosa.
Pronto vieron volver al camello que tenía la cabeza de la
abuela dentro de su boca y ella estaba hacia arriba con el aspecto de un
paraguas. – Es porque teme la humedad- dijo el Cuervo-
-El dulce se quema en la cocina, nadie lo cuida-
A y B fueron a la casa para ocuparse del dulce.
-
Se comerán frituras- decían A y B, después de una semana en la que solo
comieron dulce de castañas- pero el Camello se paseaba lentamente por los
bosques con la Abuela
como Paraguas y no la soltaba jamás.
-
El Cuervo vio todo – Ustedes me deben las joyas de la abuela-dijo- y
sacó de la casa un gran cofre de joyas.
-
Hay que utilizarlas bien- entonces colgaba las joyas de la Abuela en el árbol y había
que reconocer que eso quedaba hermoso.
Leonora Carrington
Traducción Olga Orozco
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