Los cafés son elementos importantes del paisaje parisino y lugares de
encuentro para todas las clases sociales.
Durante siglos, han formado parte de la historia artística y literaria.
El primer café en el siglo XVII
Le Procope se diferencia de los lugares a los que se
iba a beber, las tabernas, por la bebida que ofrece, el café, pero
también por su decoración y su distribución: pequeñas mesas de mármol
rodeadas de sillas, y cuadros en las paredes. Sus clientes son más elegantes. A
él acuden Diderot, Voltaire, Rousseau, para hablar de política, religión,
filosofía, para arreglar el mundo… ¡Así comienza la moda de los cafés! A
finales del siglo XVII, París contaba con unos diez cafés. Un siglo más tarde,
contaba con 900.
Durante la
Revolución francesa, en 1789, los cafés son lugares de
tertulia y de llamamiento. A finales del siglo XVIII, a los grandes bulevares
acude el público de los espectáculos: cuando se construye la Ópera de
París, en 1876, se abre el Café de la Paix. Durante el siglo XIX, los cafés conocidos
se encuentran en la Colina
de Montmartre en donde los pintores Renoir, Monet, Pissaro inventan el
impresionismo. Un poco más tarde, los pintores Renoir, Manet, Degas se
reúnen en los cafés de La
Nouvelle Athènes, al Sur de Montmartre y sientan las bases
del arte moderno.
En Montparnasse
Tras el Dôme y la
Rotonde, se funda en 1927 la elegante Coupole. Allí se reúnen
Picasso, De Chirico, Foujita, Man Ray. Esta es también la época de los cafés
literarios de la
Orilla Izquierda, con el Flore, Les Deux Magots y la Brasserie Lipp, a
los que acuden intelectuales como Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, los
cineastas de la
Nouvelle Vague como Jean-Luc Godard y François Truffaut,
y poetas como Jacques Prévert.
Lugares en evolución
Desde los años 80-90, los precios suben, el café tradicional
se vuelve más lujoso, más a la moda. Muchos cafés se transforman en
restaurante. Ya no hay solo un café sino diferentes cafés: cafés lounge,
más confortables con sillones y canapés, cafés que imitan a los cafés antiguos,
bares temáticos (poesía, música, artes). También aparecen los fast-foods con
unos precios más asequibles. De los 400.000 cafés que existían después de la
guerra, hoy en día quedan 50.000. Ahora al café se va de otra manera: ya no
diariamente, sino para salir o en ocasiones especiales.
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