VOZ DE GUERRA
Ningún hombre
mama metralla.
No se nace con
escopeta bajo el brazo.Nadie llora con ruido de cañones. Un recién
nacido, o un niño, no distingue enemigos.
No existe sexo,
nacionalidad, color.
La distinción y
el prejuicio se adquieren después, con eso que llaman cultura.
Aprendemos a
separar en bandos a la Humanidad: blancos, negros, chinos, mujeres,
hombres, ateos, creyentes, hetero, homo, bisexuales….como si fueran
los productos de un supermercado.
En lugar de
expandirse, la mente se limita, se encierra en una cárcel inventada,
con barrotes férreo y transparentes, ilusorios, pero que tomamos por
ciertos.
Si extendiésemos
la mano tocaríamos aire, y notaríamos que la diferencia no existe.
Que no hay frontera.
Pero nos enseñan
a trazarla, y a definirla.
Todo aquello que
desconocemos es peligroso, censurable, raro…..
Nos mueven a
erradicarlo y a extinguirlo. Porque está en la otra orilla , y nos
es ajeno.
Las banderas son
vestidos de sangre que ponemos ante nuestros ojos para tapar la
injusticia.
Atacamos en el
nombre de un Dios, de una nación, de una revancha…el pretexto es
indiferente.
Llevamos la ira
dentro y la ejercemos en nuestros hogares, con nuestros seres
queridos, de mil y un formas.
Con la lengua,
con la mano, con la mirada.
No hieren menos
esas armas que las de fuego.
En estos cuerpos
se gesta la guerra, esa guerra que destroza las almas y que tan ajena
nos resulta.
Esa que deseamos
que cese.
Pero todos, poco
a poco, ponemos pequeñas piedras en el edificio de la violencia,
unas veces sin percatarnos y otras en nombre del orgullo.De la
ambición. De la ignorancia.
Esa construcción
se hace cada vez más sólida, de manera que amenaza nuestro sistema
de valores.Nuestra humanidad. Nuestra vida.
Es fácil
condenar la guerra, también hacerla.
Al fin y al cabo,
luchar es un instinto animal.
La diferencia es
que nosotros no siempre lo hacemos en aras de la supervivencia.
Y que no poseemos
colmillos, ni garras. Y sí pretextos, leyes, intereses.
Llegará el día
en que comprendamos la importancia de frenar la lucha, en vez de
recoger cadáveres.
Desgraciadamente,
puede que ese día sean más los cuerpos caídos que los que
permanezcan en pie.
ARPEGIO ROTO
Huele a pólvora
rota y la Tierra se viste
con la rabia
escondida en el fondo del pecho,
el tornado se
agita y la brisa revienta
como furia que
tronza el escudo del Cielo.
En la críptica
bala se alojan las iras
y el fusil
caprichoso es latido de muerto,
y la Parca recoge
los huesos lacrados
con resina de
sucios y cárdenos besos.
Sin quererlo,
inocentes se vuelven culpables,
nadie puede
emerger de este pálpito ileso,
los cañones
entonan poemas mortales
y los cuerpos
persiguen fragancias de Averno.
En la piel de los
niños se aloja metralla
que resuena en la
sangre con hórridos ecos,
la inocencia
supura palabras de aire
que entre ruido y
espanto susurran anhelos.
Vomitando
esperanza, se inmolan los hombres
con callada
ansiedad e infantil desespero,
entregando sus
venas en pro de la causa,
ofreciendo sus
almas al pálido sueño.
La serpiente del
hambre dibuja caricias
en estómagos
llenos de horror y de miedo
y alimenta
recuerdos de fresca nostalgia
cual fantasma que
evoca los tiempos que fueron.
Huele a panes y a
libros la brisa en la tarde,
cementerio
arrasado de amor y recuerdos,
Ya no suenan
arpegios de notas mojados,
solo escupen las
bombas ensalmos de trueno.
El crepúsculo
yermo persigue culpables
y las nubes
revelan presagios funestos,
en la Luna se
quiebra la blanca sonrisa
que velaba las
noches rasgando el silencio.
Derrumbado el
presente, asfixiado el futuro
sepultada la fe
bajo un turbio desierto,
elegimos esquelas
de luz barnizadas
como excusa por
este marasmo tremendo.
Mas quizás en
los rostros que siguen luchando
con la palma
extendida y los ojos abiertos
encontremos los
brotes de tierna poesía
que concilien al
ser derrumbado y su duelo.
Pues Poetas
,llevemos la letra en lo alto
ondeando sin
tregua, cual símbolo egregio
pues las armas
mejores son hijas del alma
y la paz un poema
fecundo y eterno.
ODIO
Soy guerra
contenida, soy delito
deseando
explotar, soy la marea,
soy esa negra
furia que desea
con su garra,
rasgar el Infinito.
Soy el íncubo
vil, el ser proscrito,
el poderoso que
destroza y crea,
soy todo lo que
tú quieras que sea,
soy el Infierno
tórrido y maldito.
Soy esa bofetada
color sueño
que convierte tu
vida en pesadilla,
que destroza tus
ganas de vivir.
Soy el Odio
candente, soy tu dueño
y soy esa
perversa redecilla
que asfixia tu
garganta hasta morir.
PAZ
Soy la dama
magnética y desnuda
que acude a tu
ventana si la llamas,
soy el azote puro
de las flamas,
certeza que
disipa toda duda.
Soy esa que a
existir sin fe te ayuda,
una musa
discreta que no amas,
soy la que con
tus lágrimas derramas,
soy la que
desfallece, sangra y suda.
Soy nimbo que
dibujas, la paloma
libérrima y
preciosa, sin espinas,
la rosa que
enseñaron a volar.
Soy esa Paz que
anhelas, ven y toma
mi mano si te
caes cuando caminas
y nunca volverás
a tropezar.
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