El arte de pensar por sí
mismo
Los vemos a cada rato.
Viven en una nube de azufre o espanto. Abren la boca sólo para
hablar de la desgracia, la violencia, y el derrumbe del bienestar de
todos. Son los ángeles del apocalípsis. Su existencia se nutre de
lo más negro, oscuro y miserable de la existencia humana y la
sociedad toda. Ellos incluidos. Son pesimistas por naturaleza y para
estos personajes el vaso está siempre vacío. No sólo ven el
costado sombrío de la realidad, sino que exageran los efectos y los
hechos para arrojar sobre nuestro rostro esa visión parcial como una
verdad revelada.
Se pueden identificar
varios grupos de estos personajes. Unos serían aquellos que creen en
lo que dicen y ven la oscuridad y no la luz, tienen una capacidad
visual especial que sólo registra las sombras, los miedos, las
acechanzas... Formarían parte de la variedad y el carácter
multifacético del mundo de los humanos.
Otro grupo sería aquel que
no es pero se hace. Es decir que sus duros calificativos sobre la
realidad tienen un objetivo nada inocente. Reacciona con agrio gesto
ante cualquier circunstancia y el "otro" tiene la culpa
siempre, sea el de enfrente, el diferente, el extraño... Y lo hace
por alguna razón que no aclara, que oculta, que esconde, porque no
quiere que veamos los intereses o los perfiles personales que se
tiene.
Otro grupo es el que
adolece de ignorancia, inocencia y se contagia con mucha facilidad de
cuanta desgracia le confirman y le hace coro sin analizar, sin
pensar, sin discernir por sus propios medios de las certezas o
errores que puede tener cualquier actitud sombría.
El lector pensará en este
punto, que estamos haciendo una reflexión sicoanalítica o
sociológica, extraña para esta nota. Pero debemos aclarar que no
nos guían tales propósitos, sino la de reflexionar y acompañar la
capacidad de análisis de los lectores, para que todos sepamos
separar la paja del trigo, la penumbra de la luz, la verdad de la
mentira. Nos venden tantos buzones a cada rato, que ya dudamos de
cualquier cosa. Nos convertimos, por inducción, en motores del
desánimo y la visión catastrófica de lo que vivimos.
Cada uno de nosotros tiene
la posibilidad de pensar por sí mismo y es un milagro que debemos
conservar en buen estado, porque sólo él nos puede salvar del
desacierto, el error o la pésima intención. Cualesquiera sean las
ideas, las posiciones y los pensamientos. La diversidad es parte de
la verdad.
Se trata solamente de
evitar la mala onda y el gesto descalificador injustificado. Deberían
erradicarse de nuestra visión de la economía, de la historia, de la
política, de las relaciones humanas, para poder ver lo bueno y lo
malo, y no solamente un solo lado de la realidad.
Es bueno comprobar el real
contenido del vaso, con lo que tiene y le falta. Sin presunciones
anticipadas…
Lo sabemos, no es tarea
fácil. Pero vale la intención y la sinceridad del abordaje. Lo
demás, es parte de nuestra propia línea de pensamiento. Y allí
cada uno tiene derecho a la recta, la curva y las variantes más
insólitas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario