142 ANIVERSARIO DE LA CIUDAD DE MAR DEL PLATA !!LEYENDO EN EL ENCUENTRO LITERARIO .PLAZOLETA BORGES
Recuerdos
de Alfonsina
Te
vas Alfonsina con tu soledad, qué poemas nuevos fuiste a buscar… y
la melodía continúa en mi mente.
Sentada
a orillas del mar, la tristeza invade mi alma. Me imagino
adentrándome en las aguas turbulentas, es esos remolinos de arena
que acompañaron los pasos de Alfonsina con una decisión de soldado
sin arrepentimientos.
En
esta ciudad que recorro cada año, no dejo de visitar el monumento en
La Perla: lugar emblemático para miles de turistas que rodean la
historia infeliz de Alfonsina
¿Por
qué esa decisión drástica de terminar con tu existencia?, me
pregunto. ¿Tanto, tanto, te afectaban los suicidios de tus amigos,
tu amor no correspondido; ese que transmitiste en cada poesía?
Retazos
de tu vida se asemejan a mi propia vida.
Ahora
recorro la playa y me adentro en el mar. Quiero sentir ese cachetazo
fuerte que te arrastró hasta las profundidades, Alfonsina.
No
sé si habrás manoteado arrepentida queriendo volver a la orilla, o
te dejaste llevar entregada a tu destino fatal.
El
murmullo del agua chocando entre las rocas y el estallido impiadoso
de las olas no te amedrentaron. Pensabas en tu amor, en tu vida sin
sabores.
Valiente
poetisa, sabe Dios qué angustia te acompañó vestida de mar,
desamor de llanto, llevando en tu pecho la marca fatídica de un
cáncer maligno. Y te dejaste estar.
Quizá,
como en una película de antaño, pasaron por tu mente los momentos
de encuentros clandestinos con aquel hombre casado mucho mayor, que
te dejó embarazada.De cuando tras esa unión nació tu hijo
Alejandro. De cuando regresaste a Buenos Aires siendo madre soltera.
Demostraste
rasgos autobiográficos a los hombres de esa época, y una temática
de amor.
Sé
que a algunos críticos no les gustaban tus obras, por expresar
abiertamente tus deseos y hablar de tu condición.
Me
hubiera gustado ser tu amiga, Alfonsina, llegar a compartir y
escribir tu relación de amistad y amor con Horacio Quiroga. Tu
desilusión, cuando Leopoldo Lugones te ninguneaba y se negaba a
responder tus cartas.
Defendías
los derechos de las mujeres y criticabas la sociedad patriarcal. Te
dolían las críticas de Borges. Los ultraístas consideraban a tu
obra modernista y la llamaban cursi.
Y
vos, valiente, formaste nuevas amistades con otros escritores e
intelectuales, y tus poemas de amor pasaron a la inmortalidad.
¡Qué
satisfacción la tuya por conocer a Federico García Lorca! Es allí
que comenzaste a dejar tu estilo para crear otro: el de poesía
vanguardista, con juegos de imágenes, referencias a la modernidad
urbana y una marcada angustia metafísica.
Pero
el tiempo marcó tus horas, querida Alfonsina. Y tu mastectomía te
aisló hasta de tus amistades.
Igual
sacaste fuerzas para escribirle a tu hijo:como testamento, una carta
de despedida, y el poema “Voy a dormir”.
Y
te fuiste, Alfonsina, caminando hacia el espigón.
Aunque,
antes de partir, le dijiste a tu enfermera: y
si llama él no le digas que estoy, dile que Alfonsina se ha ido…
El
sueño de Mary Ann
Proveniente
de Londres Mary Ann se instaló en un lujoso hotel de
la
ciudad luz.
Un
hermoso día de octubre salió a hacer sus compras.
Esa
mañana París estaba deslumbrante, la ciudad se encontraba a
su
disposición.
París
excedía a su encanto; Mary aún no veía en ese lugar más que
el
objeto de un deseo contenido y a la vez irrefrenable.
¿Era
el recuerdo de aquél hombre, la belleza de su cuerpo, el bri
llo
de sus ojos o el deseo de ambos; en sus encuentros clandesti
nos?.
Mary
se vanagloriaba de haber elegido a un hombre ¡adorable!; y
adorable
dice todo, pero también lo que le falta al todo.
Ella
sigue aferrada a su deseo, pero de hace tiempo que no sabe
nada
de él.
Encuentra
en su vida miles de cuerpos, de esos miles puede de
sear
centenares, pero de todos ellos ama a una sola persona.
Está
fascinada y se embriaga con esa afirmación -y se pregunta
-¿por
qué deseo a Pablo?.
¿Es
a él a quién desea, su silueta, una forma, ó es sólo más que
una
parte de su cuerpo?
Lo
idealiza y piensa que es único, porque le agrada su pelo, la for
ma
de mirar, sus manos, el mover los dedos al hablar, su manera
de
encender el cigarrillo, de fumar.
Mary
aún lo espera; él llega por fin a su encuentro y es ahí, en ese
mismo instante que despertó de
su sueño.
¡París
es adorable!, Pablo todo una utopía.
SI
SE PUEDE
Al ver un
programa de televisión, quedé consternada con una historia de vida.
Julián Burgos
Sanjuanino participó en el concurso, llamado Soñando por cantar
dos.
Vi por la
pantalla a un muchacho veinteañero de delicados rasgos, bien vestido
al cual le faltaba un brazo. Después de su presentación, a la
cuenta de¡ uno, dos, tres, dale!, comencé a oír una bella melodía
que me hizo emocionar como al jurado. El predio completo con once
mil personas aplaudían de pie con lágrimas en los ojos.
El jurado también
lloró por la interpretación y por su historia de vida.
Por primera vez
ante semejante multitud se animó a confesar que al nacer, cuando los
médicos y enfermeras vieron aquella anormalidad, le propusieron a la
madre darlo en adopción.
Por supuesto ella
rechazó drásticamente el pedido de los profesionales y se quedó
con su niño.
Pasaron los años
y a la edad de ir a la escuela, sus compañeros hacían notar su
diferencia de manera muy cruel y él se creyó que era distinto de
sus pares y no era feliz, hasta intentó dejar de estudiar. Pero su
madre lo crió con mucho amor, el amor incondicional que sabe de
tantas vicisitudes, pues ante ella tenía una prolongación de su
vida. Con mucha paciencia y voluntad Julián ayudó a su familia, él
se imaginaba por su condición pidiendo monedas por la calle, pero
siguió estudiando y actualmente lo sigue haciendo. Cantó
maravillosamente bien y la gente pidió que se incorporara al
escenario Raúl Lavié quien lo acompañó en una repetición de la
canción No me doy por vencido, haciendo duo.Emocionado el negro
Lavié se secaba sus lágrimas.
El muchacho
comentó que su novia lo había dejado hacía unos meses.
El conductor
Mariano Iudica se dirigió a la cámara hablándole a esa chica,
diciéndole, vos te lo perdiste, ahora míralo por tv. Siguió el
concurso y al momento de seleccionar los ganadores, tarea difícil
pues había un gran nivel de cantantes, de cuatro finalistas el
último fue Julián Burgos un ejemplo que supo pelearle a la vida y
dejó de lado su vergüenza y su miedo para demostrarle a todos
aquellos que lo discriminaron, que si se puede.
PERFUME LETAL
El
demonio que todo lo asalta,
esta
mañana me vino a ver
y
queriendo pillarme en falta
me
dijo: `Quisiera saber``
-¿Por
qué haz enviado esa misiva
a
tu querida amada,?
impregnando
sus hojas
con
letal perfume
Si
amabas a esa mujer,
más
que a ti mismo.
entre
sedas negras y rosadas
tus
manos acariciaban su cuerpo
descubriendo
armoniosa figura
que
deslumbraba como la aurora
te
consolaba en las noches
y
respondiste al aborrecido:
como
un misterioso embrujo
se
alteraron mis sentidos
era
música su aliento
como
su voz ; el mismo perfume
a
mi alrededor todo destruyendo.
NECESARIOS
El reloj marca
las horas. Es impiadoso.
El ambiente es
cálido, y estamos expectantes a lo que sucederá en el transcurso de
esta jornada.
Él-ella -Voy a
romper el silencio…
Él-ella -¡Hola,
buen día!
ÉL-éL -Hola-
Él-ella -Qué
saludo cortante
ÉL-éL- Es lo
que hay
ÉL-ella-¿Debido
a qué, sí se puede saber? Así, no nos podemos tratar .
ÉL-éL-Lo de
siempre, otra vez tengo que ir al médico, yo ya estoy cansado…
ÉL-él-¿Vos no
lo estás?
ÉL-ella-Sí,
pero hay que ir sí o sí.
- Eso es
relativo, tampoco es cuestión de ir cada quince días o una vez al
mes.
-Todo depende
como salgan los análisis y las pruebas-
Él- él-Mirá,
yo pongo mi buena voluntad, esfuerzo es lo que me sobra, pero no
alcanza
lamentablemente.
ÉL-ella - Yo
también estoy harto de que me pinchen y prueben conmigo como si
fuera un
conejillo de
indias.
Él-él-Pensaste
en el tiempo que llevamos, las horas, los momentos ¡Es desgastante!
ÉL-ella-¡Bueno,
ponele onda! Porque así no vamos a lograr nada.
Él-él-¡Ah!-que
fácil es decirlo. ¡Ponele onda! ¿Qué más querés que ponga?
Él- ella-Vos
sabes.
Él-él-¿Yo qué
sé?
ÉL-ella-Dale, no
te hagas el desentendido
Él-él-En todo
caso decile a mi cuerpo, que todos mis órganos funcionen
perfectamente.
ÉL -ella- Quizás
no es tu cuerpo, es la mente.
ÉL-él-Sí,
justo. Ahora échale la culpa a la mente. No digas nada más, sí no
me conoces.
-¿Y por casa
como andamos? Tenés un humor de perros, estás alterado, estás
Insoportable, me
imagino en esos días…
ÉL-ella-¿Te
parece?
ÉL-él-¡Por
supuesto! Yo te busco, trato de llegar a vos y es imposible, no lo
logro.
Él-ella-Ponele
más empuje, no estás solo, venís acompañado, si me pongo
a pensar de todos
no sirve ninguno.
Él-él-¡Ah! No
te lo voy a permitir!
-¿Fíjate en
vos?
Él-ella-¿Por
qué no dejamos de pelear y pensamos que hoy puede ser un gran día?
Él-él-Prepárate
que ya estamos en clima-
Él-ella -No sé,
todavía falta.
-¿No te das
cuenta de que todo este esfuerzo no funciona?
Él-el-¡Que poco
optimista te has vuelto! Te apuesto a que esta vez se produce el
milagro.
ÉL-ella-¿Estás
seguro,seguro? No sea cosa que esta vez me ilusione demasiado.
Él –él
-Seguro-
Él-ella-Ya estoy
preparado
ÉL-él-Yo
también. Ahí voy, espérame.
ÉL-ella-Apúrate,
pues tus compañeros te ganan de mano.
ÉL-él-No te
equivoques, yo soy el protagonista de esta historia.
-¿Viste, ahora
que decís?
ÉL-ella-Sin
palabras, al fin te tengo y no te voy a soltar por nada del mundo.
¡Soy feliz!
Eso sí: vos sos
el que determina el sexo.
ÉL-él -¡Que
sea varón!
ÉL-ella- ¡No,
que sea nena!
!
PERSEGUIDO
Aunque parezca
extraño me siento perseguido.
Me levanto a las
seis de la mañana, apago el despertador que suena puntualmente y me quedo
remoloneando en la cama un rato más, respiro profundamente, inhalo,
exhalo y así me relajo para
comenzar la jornada.
Después de
bañarme doy vueltas por la cocina, estoy indeciso si me afeito o me
dejo la barba incipiente, si
tomo café o mate y dudo que traje ponerme. Pasan los minutos,
reconozco que soy vueltero,
presiento que alguien me observa.
Vivo solo, mi
departamento es interno, nadie puede verme por la ventana que levanto
apenas para que entre
el sol.
Preparado para
salir, me miro al espejo, me doy el ok y tomo el ascensor.
Llego a la
planta baja, saludo al portero que lo único que hace es lustrar el
bronce de la cerradura de la
puerta, el portero eléctrico y barrer la vereda. Soy uno más de los
que le pagan el sueldo por
hacer esas boludeces, el tipo gana el doble que yo.
Me encamino hacia
el trabajo y como en casa comienzo a presentir que alguien me sigue.
Me transformo de
a poco en una persona nerviosa, molesta, transpiran mis manos, me
aflojo la corbata…
Escucho su
caminar, su respiración .Ya no soy el hombre tranquilo que salió
calmo para cumplir un día
más de trabajo.
Entrando en la
empresa me voy aflojando tratando de alejar las tensiones turbadoras
de lado.
Voy a mi
escritorio, me siento y recurrentemente presiento sus movimientos que
no se despegan de mí.
Pienso-¿qué
es?-una alucinación, delirio o locura. No, nada de eso, yo soy
normal. ¿Qué me ocurre?¿Por qué
ésta sensación obsesiva?
Transcurre el día
me concentro en el laburo, mi mente está compenetrada en el balance,
me atrapan los
números y despejo toda amenaza de pánico de mi cabeza. No hay
fantasmas.
Comienza a
oscurecer de a poco, dándome el tiempo de regresar a mi hogar antes
que anochezca.
Camino hacia el
subte, me envuelve el temor recurrente, me paralizo, se dificulta mi respiración, doy
un paso en falso y tropiezo con una baldosa rota de las tantas que
tienen las veredas de Buenos
Aires. Caigo de rodillas, casi a mi lado en la misma posición, pero
un poco
más alejada,
desplazada, allí estaba ella, la descubrí, era mi sombra.
CARTA AL SOLDADO ARGENTINO
Bajo las ordenes del Mayor José R
Baneta, se desempeñaba un regimiento de soldados
Argentinos, que pertenecían a las clases 61 y 62.
Jóvenes simples, que habían salido de sus casas para cumplir con el
servicio militar, que de un día para el otro, se encontraron
radicados en las Islas Malvinas.
Bajo el lema ‘’Soldado Argentino´´ en abril de 1982, pedían a
la población por distintos medios de comunicación, que se les
enviaran cartas a estos jóvenes.
Sentí que ellos debían tener compañía por escrito para darles
fuerza en esos momentos tan duros, alejados de todos sus seres
queridos; y recibí cinco cartas que hoy guardo como documento
histórico, único, entre mis pertenencias .Tiempo después recibí
la siguiente misiva.
Estimada Sra:
Perdón por la confianza pero al leer sus
líneas pareciera que la conozco desde hace mucho tiempo. Dado éstos
acontecimientos que estamos viviendo los Argentinos, gracias a dios,
nos estamos uniendo en torno a nuestra querida Bandera, con un único
fin, lograr formar parte de una gran Nación.
Nuestro país de pronto, se enfrenta con la realidad de transformarse
en la Patria Grande que soñara el Gran Capitán de los Andes. Por lo
acontecido no solo el Reino Unido se encuentra desesperado, sino
también los poderosos Estados Unidos y las Naciones de la Comunidad
Europea. Hemos conmovido al mundo.
Las Naciones del Continente Americano se han manifestado en forma
casi unánime a favor de una actitud franca y valiente, como si en
el gesto Argentino quisieran encontrar el ejemplo necesario. Vuelvo a
lo que afirmara; el sueño del Gran Capitán cobra forma y pide
cancha para cobrar vida.
Los países Americanos unidos en comunión de intereses, exaltando
sus mismos valores y acariciando sus mismas ilusiones.
Señora, no le quepa la menor duda de que mis oficiales, suboficiales
y soldados saben lo que están haciendo y el por qué, además,
tienen el coraje suficiente para soportar lo que venga.
Sin duda, los ingleses, se deben haber dado cuenta de que solamente
muertos, nos sacarán de
éstas, nuestras queridas Malvinas.
Gracias por haber escrito y quiera Dios brindarle toda la felicidad
que Ud. y su familia se merecen.
Hasta sus próximas líneas, con mucho afecto.
MY BANETA.
En junio al terminar la guerra fui directo al monumento de los Caídos
que está situado en plaza San Martín, irónicamente casi en frente
de la Torre de los Ingleses.
Sentí dentro de mi pecho y de mi corazón que latía aceleradamente
un gran alivio al ver que en ninguna de las placas recordatorias
figuraban sus nombres. Ni del el Mayor Baneta, ni de los soldados
Jorge Suarez, Héctor Traverso, Carlos Mario y ni Daniel que vino a
saludarme personalmente junto a su esposa Ivonne, a mi negocio de
Laprida, Partido de Lomas de Zamora, para darme la sorpresa.
Daniel e Ivonne eran oriundos de Salta, pero él tenía destino en
Campo de Mayo, Pcia de Bs As, dónde se desempeñaba como Piloto de
Helicóptero.
Como homenaje los invité a cenar a mi casa. En el transcurso de esa
velada, donde me contaba de su participación en las islas detalles
íntimos, mezclados con pantallazos de su vida familiar, ¡sentí que
lo conocía de siempre, de toda la vida!
Sin
que me diera cuenta
Me adhería ti, y no me despegué un solo momento.
No sé si estaba contenta o decepcionada. Pero no podía hacer otra cosa más que dejarme llevar.
Me llevaste recorrer sitios jamás soñados. Yo pertenecía a mi lugar de origen. Venía de unas raíces fuertes, arraigadas a la tierra donde nací y viví siempre.
Ahora recuerdo aquel día, cuando cambió todo. Sucedió sin que me diera cuenta, pensé: el otoño comenzó, y mis compañeras empezaron a caer lentamente. Se apilaron unas sobre otras, amontonadas, unidas. Otras separadas, solas.
Y ahí estaba yo, pendiendo de un hilo: Intuía que una ráfaga de viento me haría caer junto a ellas.
Así fue: finalmente, me fue imposible mantenerme unida a mi rama.
Con mis compañeras, nos fuimos esparciendo por las calles y las veredas. Garuaba. Terminamos mojadas por esa fina llovizna que nos dejaba indefensas sobre el suelo frío y resbaladizo.
Las personas caminaban sobre nosotras. Vi que muchas de mis compañeras se iban hacia un lado o hacia otro. Cada una partía, acaso para no vernos nunca más.
Mis nervaduras —antes robustas como huesos—se tornaron frágiles. Ahora se doblaban, y yo iba perdiendo mi forma.
Entonces, llegaste. Con toda tu elegancia de mujer, ni miraste por dónde caminabas.
Y, sin darte cuenta, me transportaste bajo la fina suela de tu calzado. Y allí permanecí.
En un momento me pareció sentir que volaba, que vos y yo volábamos junto a otros zapatos sin hojas adheridas.
Seguimos unidas hasta llegar a esta calle tan distinta a mi calle. A esta cuidad ordenada y silenciosa, donde se huele el mar. Ya no tengo fuerzas, estoy golpeada, me asfixio. Apenas puedo respirar, necesito que me sueltes, que me dejes volar como los pájaros libres, sin rumbo fijo. No puedo agradecerte que me hayas hecho conocer centenares de calles nuevas desprovistas de hojas caídas ni que me hayas traído a esta primavera, donde todo está en flor. Sé que en mi continente, el otoño, la estación más bella y romántica, se presenta como cada año con sus gamas de colores opacos. Y las hojas crujientes van dejando huérfano y desnudo a mi hogar.
Nunca te enteraste de que fuimos inseparables.
Estaba tan pegada a ti; y tú tan distraída y desprolija, que no me dejaste descansar para poder reponerme.
Si te hubieras detenido por un instante, seguro me hubieras descubierto, y también desprendido de tu zapato.
Y si yo no hubiera estado tan débil, habría podido seguir soñando con sobrevolar el océano, regresar a mi tierra y terminar mis días en casa, morir allá.
Pero sigo aquí pegada a la suela de tu zapato, ignorada, lejos del continente Americano, de mi país. Y solo puedo sentir tu indiferencia.
Y mi rama…, pienso. ¿Podrá imaginar mi llanto y mi soledad?
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